Jesús es nuestro pan de vida

Por Samantha Rodriguez

—Les aseguro que no fue Moisés el que les dio a ustedes el pan del cielo —afirmó Jesús—. El que da el verdadero pan del cielo es mi Padre. El pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo. —Señor —le pidieron—, danos siempre ese pan. —Yo soy el pan de vida —declaró Jesús—. El que a mí viene nunca pasará hambre y el que en mí cree nunca más volverá a tener sed.—Juan 6:32–35 (NVI)

¿Alguna vez has pensado en cómo los bebés necesitan que los alimenten todo el tiempo? No solo los recién nacidos toman leche o fórmula entre 6 y 10 veces al día, ¡sino que tampoco pueden alimentarse solos! Los niños dependen de quienes los cuidan para alimentarse.

¿No es increíble pensar en Jesús, el Hijo de Dios, como un bebé? ¡El Dios de toda la creación, que estaba sentado en su trono en el cielo, se hizo un bebé humano que ni siquiera podía alimentarse solo! Pero ese era justamente el punto. Él vino de esta manera porque nosotros necesitábamos ser alimentados.

En Juan 6, Jesús está hablando a la multitud sobre el maná del cielo que alimentó a sus antepasados. Les recuerda que no fue el poder de Moisés lo que hizo que eso pasara, sino Dios. Y ahora, su Padre Dios les estaba dando el verdadero pan del cielo. Este pan daría vida al mundo, y cuando le piden un poco, Jesús responde: “Yo soy el pan de vida. El que viene a mí nunca tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed.”

¿Qué significa todo esto? Pues, significa que no somos capaces de alimentarnos espiritualmente por nosotros mismos. No podemos salvarnos del pecado y la oscuridad que tienen atrapado nuestro corazón. La única forma de ser libres de esta maldición es a través del Salvador prometido, de quien Dios le habló a Adán y Eva, el que aplastaría la cabeza de la serpiente (Génesis 3:15). ¡Ese es Jesús! Él es el prometido que vino a vencer el pecado, la muerte y el mal para siempre. Por eso se llama a sí mismo “el pan de vida”, porque solo podemos vivir una vida nueva después de confiar en Él.

Piénsalo: ¿qué pasa cuando un bebé sigue siendo alimentado como debe ser? ¡Se hacen más fuertes! Lo mismo pasa con nosotros. Cuando nos alimentamos de la Palabra de Dios, pasamos tiempo con Él cada día, hablamos con Él en oración y lo adoramos en comunidad, también nos fortalecemos en la fe. Jesús dejó muy claro que Él es el camino, la verdad y la vida, y que nadie llega al Padre si no es por Él (Juan 14:6).

Pregúntate hoy: ¿de qué te estás alimentando? ¿Estás confiando en Jesús y acudiendo a Él para todas tus necesidades? ¿Cómo puedes dejar que Él sea tu fuente de vida, alimento y alegría?

Ponlo en Práctica: Sábado

El sábado se trata de descansar intencionalmente. Dios estableció el sábado después de terminar su obra de la creación, y nos mandó a guardar el sábado como una experiencia especial de descanso en Él. ¡Cada quien descansa de manera diferente! Sea como sea para ti, practica el Sabbath este fin de semana haciendo algo que te dé alegría y honre a Dios.

Para la Familia

Idea Principal: ¡Jesús es el pan de vida! Mi vida está en Él.

Pregunten Juntos:

1. ¿Cómo nos da Jesús lo que necesitamos para crecer en la fe, así como la comida ayuda a nuestro cuerpo a crecer?
2. ¿Cuál es una forma en la que puedes “alimentar” tu corazón con la verdad de Dios esta semana?

Oración

Jesús, ¡gracias por ser el pan de vida! Eres el único que puede darnos vida verdadera y eterna. Gracias porque la vida en Ti y contigo hace que cada momento común sea maravilloso, cada lucha valga la pena y cada día tenga un propósito. Ayúdame a seguir haciendo de Ti mi fuente de alimento y no de las cosas de este mundo. Amén.