El mayor sacrificio

Por Hannah Bolden

“En Egipto el Señor habló con Moisés y Aarón. Les dijo: «Este mes será para ustedes el primero; será el primer mes del año. Hablen con toda la comunidad de Israel y díganles que el día décimo de este mes todos ustedes tomarán un cordero o un cabrito por familia, uno por cada casa. Si alguna familia es demasiado pequeña para comerse un cordero o un cabrito entero, deberá compartirlo con sus vecinos más cercanos, teniendo en cuenta el número de personas que sean y las raciones de cordero que se necesiten, según lo que cada persona haya de comer. El animal que se escoja puede ser un cordero o un cabrito de un año y sin defecto, al que cuidarán hasta el catorce del mes, día en que la comunidad de Israel en pleno lo sacrificara al caer la noche. Tomarán luego algo de esa sangre y la untaran en los dos postes y en el dintel de la puerta de la casa donde coman el cordero. Deberán comer la carne esa misma noche, asada al fuego y acompañada de hierbas amargas y pan sin levadura. No deberán comerla cruda ni hervida, sino asada al fuego, junto con la cabeza, las patas, y los intestinos. Y no deben dejar nada para mañana. En caso de que algo quede, lo quemarán al día siguiente. Comerán el cordero de este modo: con el manto ceñido a la cintura, con las sandalias puestas, con la vara en la mano de prisa. Se trata de la Pascua del Señor. Esa misma noche pasaré por todo Egipto y heriré de muerte a todos los primogénitos, tanto de personas como de animales, y ejecutaré mi sentencia contra todos los dioses de Egipto. Yo soy el Señor. La sangre servirá para señalar las casas donde ustedes se encuentren, pues al verla pasaré de largo. Así, cuando hiera yo de muerte a los egipcios, no los tocará a ustedes ninguna plaga destructora. Ese es un día que deberán conmemorar. Es un fiesta en honor del Señor, y las generaciones futuras deberán celebrarla — será un estatuto perpetuo. ”—Éxodo 12:1–14 (NVI)

“Desháganse de la vieja levadura para que sean masa nueva, panes sin levadura, como lo son en realidad. Porque Cristo, nuestro Cordero pascual, ya ha sido sacrificado.”—1 Corintios 5:7 (NVI)

La noche de la primera Pascua fue diferente a cualquier otra. Los israelitas todavía estaban en Egipto, esperando que Dios cumpliera su promesa de libertad. Cada instrucción que Dios dio a través de Moisés importaba—cada detalle tenía un propósito. Cada familia debía elegir un cordero sin defecto, prepararlo de una manera específica y marcar los postes de su puerta con su sangre. Pudo parecer una comida común, pero se convirtió en el momento que lo cambió todo.

Cuando el ángel de la muerte pasó por Egipto, la sangre del cordero marcó cada casa como protegida y apartada. El pueblo de Dios fue salvado—no por algo que hubieran hecho, sino porque confiaron y obedecieron Su Palabra. A la mañana siguiente, salieron de la esclavitud y entraron en la libertad.

Cientos de años después, Jesús se convertiría en el cumplimiento de esa primera Pascua. Él fue el Cordero de Dios sin mancha, sin pecado ni defecto, que dio su vida para que pudiéramos ser libres del poder del pecado y la muerte. Así como los israelitas fueron salvados por la sangre del cordero, nosotros somos salvados por Su sacrificio.

Lo que empezó como una comida sencilla en una noche oscura se convirtió en una señal de amor y redención extraordinarios que apunta directamente a la cruz. Cada detalle de la Pascua—el cordero, la sangre, el pan sin levadura—cuenta la historia de Jesús. Y gracias a Él, vivimos en la luz de un nuevo comienzo.

Ponlo en Práctica: Sirve

¡Otra parte importante de seguir a Dios es obedecer su mandato de servir! Hacer del servicio un hábito diario puede ser encontrar maneras de amar a las personas a tu alrededor de forma sencilla, práctica y constante. ¡Cuando sirves a otros, también estás sirviendo a Dios! Hoy, pon en práctica el servicio sacrificando algo para ser generoso con otra persona. Por ejemplo, paga el café o la comida de alguien, tómate un tiempo para hablar con alguien que no conozcas bien, o sirve a alguien en tu casa.

Para la Familia

Idea Principal: El plan de Dios para salvar a su pueblo a través del cordero de la Pascua apunta a Jesús, nuestro Cordero perfecto, que nos da nueva vida.

Pregunten Juntos:

1. ¿Por qué Dios les dijo a los israelitas que marcaran sus puertas con la sangre del cordero?
2. ¿Cómo nos salva Jesús como el cordero salvó a la gente en Egipto?

Oración

Padre Celestial, las palabras nunca podrán expresar lo bendecidos que estamos de haber recibido el sacrificio de Tu hijo, Jesús. Gracias por amarnos tanto que nos diste la oportunidad de tener una relación contigo para siempre. Amén.