RestauradaMuestra

Día 3: Amistades que sanan
Versículo:
“En todo tiempo ama el amigo; para ayudar en la adversidad nació el hermano”— Proverbios 17:17 (NTV).
A veces no duele solo lo que se perdió, sino lo que se malinterpretó.
Hay momentos en los que simplemente intentas aclarar lo que pasó, explicar tu versión, hacerte entender… y sin darte cuenta, terminas agotándote más.
Yo lo hice. Intenté hablar, explicar, contar lo que había vivido.
Pero comprendí —quizás tarde— que no todos necesitan saber tu historia para poder amarte.
Con el tiempo entendí que hay personas que no necesitan detalles ni explicaciones para quedarse, algunos sí sabían lo que había pasado, pero aun así me detenían con cariño, como diciendo: “ya está, no sigas explicando más.”
Y eso me marcó. Porque me di cuenta de que la verdadera amistad no te pide que te defiendas, sino que te descanses.
Dios me fue mostrando quiénes realmente estaban ahí, no por curiosidad, sino por amor, personas que se convirtieron en ese espacio seguro donde podía ser yo sin sentir que tenía que justificarme, con ellos pude volver a reír, volver a confiar, volver a hablar de otras cosas sin que el pasado se colara en cada conversación y mientras me rodeaba de esas amistades, Dios también empezó a recordarme quién soy.
No lo que otros decían, ni lo que las circunstancias me hicieron creer, sino lo que Él siempre vio en mí, me recordó que mi valor no depende de una historia que terminó, sino del amor que me eligió desde el principio, que no soy la versión que el dolor quiso escribir, sino la hija que Él sigue formando con ternura y propósito, poco a poco, el dolor se fue volviendo más liviano y en ese proceso, mis amistades dejaron de ser solo “amigos” y se convirtieron en familia, fueron los brazos de Dios cuando mi corazón ya no tenía fuerzas para explicarse más, ellos me sostuvieron con su presencia, con su oración, con su silencio lleno de comprensión.
Hoy entiendo que no necesito explicarle mi proceso a nadie, porque Dios mismo lo está usando como testimonio.
Y que lo que antes me dolía, ahora me enseña a valorar lo simple: una conversación sincera, una risa compartida, un “estoy aquí” que no pide nada a cambio, porque mi identidad está segura en Él, y las amistades que Él envía solo confirman lo que ya soy: amada, escogida, y sostenida por gracia.
Oración:
Señor, gracias por las amistades que me diste en medio del proceso. Gracias por quienes no pidieron explicaciones, sino que me abrazaron con comprensión.
Bendice sus vidas, sus corazones y sus caminos.
Recuérdame cada día quién soy en ti, y enséñame a amar con la misma ternura con la que Tú me amas.
Amén.
Verdad bíblica:
Los verdaderos amigos no buscan entenderlo todo; solo buscan acompañarte. Dios usa a esas personas para recordarte que no estás sola y que la sanidad también llega en compañía. Y en medio de todo, Él sigue afirmando quién eres en Él.
Escrituras
Acerca de este Plan

En este devocional encontrarás cómo Dios toma tus pedazos y los transforma en una obra de restauración y propósito. Escribo desde un corazón que sigue sanando, desde el proceso donde aprendí que la gracia de Dios también se revela en el dolor. A través de estos días descubrirás que no hay herida que Él no pueda usar, ni silencio donde no habite Su voz. Cuando dejas que Dios restaure, nada vuelve a ser igual: todo vuelve a ser nuevo.
More
Nos gustaría agradecer a Yeisy Burnes por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: www.instagram.com/yeisyburnes?igsh=dGJ4NGFlOTVrajln&utm_source=qr
Planes relacionados

Ver Como Él Ve: 21 Días Para Vivir Con Compasión

Encontrando la belleza de Cristo

¿Cómo Tener Un Lugar Para La Presencia De Dios?

El Poder Del Amor Que Cubre

La Biblia en Un Año - Noviembre

Poder Para Sanar

La Vida en La Palabra

Discierne el espíritu

Cinco días para resetear tu vida
