RestauradaMuestra

Día 2: Dios en medio del caos
Versículo:
“Tú guardarás en perfecta paz a todos los que confían en ti,
a todos los que concentran en ti sus pensamientos”— Isaías 26:3 (NTV).
Después del día en que todo cambió, vino una etapa aún más difícil: el caos interno.
Esa mezcla de pensamientos que no se detienen, recuerdos que se repiten como una película, emociones que suben y bajan sin previo aviso.
A veces despertaba sintiéndome fuerte, decidida a seguir adelante… y otras, bastaba una simple canción, una foto o un recuerdo, para volver a caer. Era como si dentro de mí se hubiera encendido una tormenta que no sabía cómo apagar.
Tenía fe, sí, pero también tenía miedo.
Y me sentía cansada,de orar y no sentir nada, de pedirle a Dios respuestas y solo recibir silencio.
Pero fue justo en ese desorden, en medio de mis pensamientos más confusos, donde Él comenzó a hablar de manera más clara. No con palabras audibles, sino con una paz que no tenía explicación. Una paz que no venía de entender lo que estaba pasando, sino de recordar quién estaba conmigo en medio de todo.
Una tarde, mientras buscaba distraer mi mente, decidí ver un episodio de The Chosen (Los Elegidos). Era la escena donde Jesús baila en el compromiso de Rubén y Rut.
Todos celebraban, reían, gritaban “¡Hosanna!”; sin embargo, Jesús tenía una mirada distinta, profunda… una mezcla de alegría y tristeza.
Después, Él sale a caminar solo, con el rostro sereno pero cargado de algo más grande, como si supiera lo que estaba por venir.
Y mientras lo observaba, algo dentro de mí se detuvo, me di cuenta de que incluso Jesús conocía el peso del alma cansada, Él también sintió tristeza, también se apartó a orar, también caminó en medio del ruido buscando al Padre y si el Hijo de Dios conoció el caos y aun así permaneció firme, entonces yo también podía seguir, confiando en que Su paz me sostendría.
Esa escena se volvió un recordatorio vivo, la tormenta no cambia quién es Dios; revela cuánto confías en Él.
Dios no había perdido el control de mi historia, aunque yo sintiera que todo se desmoronaba, Él seguía sosteniendo cada pieza, incluso las que yo pensaba que ya estaban rotas, en medio del caos, Dios no desaparece, Él se sienta contigo en el suelo, en ese lugar donde las fuerzas ya no alcanzan, y te recuerda:
“Aun aquí, sigo siendo tu paz".
Aprendí que la paz no siempre significa ausencia de dolor, sino presencia de Dios.
Que no necesito tener todas las respuestas, porque tengo al que las sostiene todas y que incluso cuando el ruido de la mente no se apaga, Su voz sigue siendo más fuerte, aunque a veces solo se oiga como un susurro.
Oración:
Señor, gracias porque en medio de mi confusión, Tú permaneces firme. Cuando mis pensamientos me abruman, Tú me recuerdas que puedo descansar en ti. Gracias porque no me juzgas por sentirme débil, sino que me acompañas hasta que el alma vuelve a respirar. Ayúdame a confiar, incluso cuando no entiendo.
Enséñame a reconocer tu voz entre el ruido, y a guardar mi corazón en tu paz.
Amén.
Verdad bíblica:
La paz de Dios no depende de las circunstancias, sino de Su presencia. Él no promete un camino sin caos, pero sí promete caminar contigo en medio de él.
Escrituras
Acerca de este Plan

En este devocional encontrarás cómo Dios toma tus pedazos y los transforma en una obra de restauración y propósito. Escribo desde un corazón que sigue sanando, desde el proceso donde aprendí que la gracia de Dios también se revela en el dolor. A través de estos días descubrirás que no hay herida que Él no pueda usar, ni silencio donde no habite Su voz. Cuando dejas que Dios restaure, nada vuelve a ser igual: todo vuelve a ser nuevo.
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Nos gustaría agradecer a Yeisy Burnes por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: www.instagram.com/yeisyburnes?igsh=dGJ4NGFlOTVrajln&utm_source=qr
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