Dios Con Nosotros: El Milagro De La NavidadMuestra

"Hoy ha nacido en la Ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor" (Lucas 2:11 NVI).
La Navidad no comenzó en los palacios ni entre líderes religiosos. Comenzó con un anuncio desde el cielo dirigido a quienes nadie veía: pastores cuidando rebaños en la oscuridad de la noche. Entre el silencio del campo, Dios irrumpió con una proclamación que cambiaría la historia. El cielo se abrió, ángeles cantaron, y la luz envolvió lo cotidiano. El mensaje no fue una advertencia ni un juicio, fue una declaración de paz. Una paz que no se negocia en tratados, ni se conquista con armas, sino que nace como un regalo divino.
En esa escena sencilla y gloriosa se revela el corazón de Dios para con la humanidad: acercarse, reconciliar, abrazar, restaurar. La distancia entre Dios y el hombre quedaría rota para siempre, porque la paz tomó forma de niño, de Salvador, de Emanuel. Navidad significa que la paz tiene rostro y un nombre eterno: Jesús.
Querido lector, el mensaje angelical de Lucas 2:14 resuena hasta hoy: “¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz...!”. No fue un anuncio condicionado. La paz no se basó en actos humanos, sino en la gracia celestial. Nadie la pidió; Dios la ofreció primero. Somos expectadores de un amor que toma la iniciativa, que responde a nuestra necesidad aun cuando no sabemos cómo expresarla.
Esta paz no depende de la ausencia de problemas, sino de la presencia del Príncipe de Paz en medio de ellos. Es el abrazo de Dios en un mundo quebrado.
Por otro lado, la humanidad puede estar en silencio, aunque por dentro grite, debido a la culpa, la ansiedad, el temor, la confusión, o las heridas profundas. Sin embargo Romanos 5:1 nos recuerda que, al ser justificados por la fe tenemos paz con Dios por medio de Jesucristo. Porque Jesús no solamente quita la culpa, también ofrece descanso. Su paz no es frágil ni temporal. Es firme como la roca que sostiene la vida. Cuando . Emmanuel- gobierna el corazón, las batallas del alma encuentran un vencedor eterno.
Es interesante ver en nuestro relato de hoy, que los pastores no se quedaron en el lugar donde recibieron la noticia. Corrieron. Contaron. Celebraron. La paz que recibieron los hizo mensajeros de esperanza. Navidad nunca ha sido un mensaje para guardar en silencio. Dios confía su Evangelio a personas comunes, para que comuniquen una verdad extraordinaria. El mundo necesita paz, y el cristiano la posee. El nacimiento de Jesús nos convierte en portadores de una noticia que debe ser vivida y compartida, especialmente con quienes atraviesan noches oscuras.
¿Y tú? Puedes permitir que el mensaje que una vez iluminó la noche de los pastores ilumine ahora tu propia vida.
Reflexiona:
- ¿Qué áreas de mi corazón necesitan ser alcanzadas por la paz de Cristo?
- ¿Qué temores o ansiedades debo entregar al Señor hoy?
- ¿De qué manera puedo llevar paz a quienes me rodean durante esta Navidad?
Escrituras
Acerca de este Plan

La Navidad no comenzó en los palacios ni entre líderes religiosos. Comenzó con un anuncio desde el cielo dirigido a quienes nadie veía: pastores cuidando rebaños en la oscuridad de la noche. Entre el silencio del campo, Dios irrumpió con una proclamación que cambiaría la historia. El cielo se abrió, ángeles cantaron, y la luz envolvió lo cotidiano. El mensaje no fue una advertencia ni un juicio, fue una declaración de paz. Una paz que no se negocia en tratados, ni se conquista con armas, sino que nace como un regalo divino.
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