Servir Como Jesús: Aprendiendo Del Que Lavó Los PiesMuestra

Día 5 – Maestros del amor
Versículo base:
“Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos” — Juan 15:12–13
Reflexión:
Después de lavar los pies de sus discípulos, Jesús se levantó y volvió a su lugar. Había cumplido un acto que no solo les enseñó humildad, sino que sembró en ellos una semilla: la de convertirse también en maestros del amor.
El Maestro no los formó para la admiración, sino para la imitación. Quiso que sus manos hicieran lo mismo que las suyas: amar, servir, restaurar. Ser discípulo de Jesús es dejar que Su ejemplo se vuelva nuestro estilo de vida. No fuimos llamados a ser observadores del amor, sino portadores de él.
El mundo está cansado de palabras; necesita testigos del amor de Cristo, personas dispuestas a arrodillarse para servir, abrazar sin condición y extender gracia donde otros señalan culpa. Jesús nos enseñó que el amor no es emoción, es entrega. Amar es ensuciarse las manos por alguien más. Es dejar de lado el “yo” para poner al otro en el centro. Es perdonar cuando no lo merecen, orar por quien te hirió, y mantener el corazón limpio aun cuando te duela. Eso es lo que hace diferente al amor del Reino: no depende del otro, nace del Padre.
Cuando Jesús dice: “Ámense como Yo los he amado”, está marcando el estándar más alto. No nos pide un amor cómodo, sino uno que se incline. Nos pide un amor que lave pies, que sirva en silencio, que sane sin esperar gratitud.
El amor del Maestro no busca ser visto; busca transformar. Y cuando aprendemos de Él, también enseñamos con nuestras acciones. Hoy, tú y yo estamos llamados a ser maestros del amor. Cada gesto de servicio, cada palabra que levanta, cada acto de compasión es una lección viva que enseña más que mil sermones.
El amor verdadero tiene voz, pero también tiene manos. Tiene fe, pero también tiene toalla. Ser maestro del amor no significa ser perfecto, sino dejarse moldear por Aquel que lo es. Cuando amas como Jesús, tu vida se vuelve una clase abierta donde otros pueden conocer a Dios sin que digas una palabra.
Allí donde sirves, Él se revela. Allí donde perdonas, Él se mueve. Allí donde amas, Él sana.
Aplicación:
Hoy, pídele al Señor que te enseñe a amar como Él. Piensa en una persona que te sea difícil amar, y preséntala ante Jesús. Ora por ella, bendícela, y decide servir desde la libertad y no desde la obligación.
Recuerda: el Maestro te lavó los pies, no para que te quedaras limpio, sino para que aprendieras a lavar los pies de otros.
Amar como Jesús es el llamado más alto, y también el más sanador.
Oración:
Maestro amado, gracias por mostrarme que el amor es el mayor mandamiento y la más profunda lección. Quiero parecerme a Ti, amar como Tú, servir como Tú, y vivir como un reflejo de Tu corazón. Enséñame a ser un maestro del amor en mi hogar, en mi iglesia y en cada lugar donde me envíes. Que mi vida hable más que mis palabras. Que mi servicio revele Tu naturaleza. Y que cuando otros me vean, puedan reconocer al Maestro que habita en mí.
Amén.
Escrituras
Acerca de este Plan

Jesús no sólo habló del amor, lo demostró. En la última cena, el Maestro se levantó de la mesa, se ciñó una toalla y lavó los pies de sus discípulos. En ese acto nos enseñó que el verdadero liderazgo nace del servicio y la humildad. Este plan, inspirado en la canción “Maestro” de Nayeth Perea Ft Madely Marquez, te llevará a mirar a Jesús como el Maestro que enseña sirviendo y que nos llama a hacer lo mismo: amar, limpiar y restaurar con nuestras manos y corazones.
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Nos gustaría agradecer a Nayeth Perea Rojas por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: www.instagram.com/nayethpereamusic









