Adviento en acción: Encuentros que cambian tu historiaMuestra

Día 3 – Cuando Juan vio al Cordero
Juan el Bautista no buscaba reconocimiento ni fama. Su vida había sido una preparación para presentar a Otro. Un día, al ver a Jesús acercarse al río Jordán, pronunció una de las declaraciones más profundas del Evangelio: “¡Miren, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!” (Juan 1:29, NBLA). Con esas palabras, resumió siglos de esperanza, profecía y sacrificio.
Desde Génesis hasta Malaquías, Dios había enseñado a Su pueblo que el pecado trae muerte y que solo una vida inocente podía cubrir la culpa del culpable. Cada cordero sacrificado en Éxodo 12 apuntaba a una realidad más grande: la sangre del Cordero que protegería de la ira divina. Cuando Juan vio a Jesús, entendió que ya no se necesitarían más corderos, porque el verdadero había venido.
Isaías 53:7 (NBLA) había profetizado que el Siervo del Señor sería “como cordero que es llevado al matadero, y como oveja que ante sus trasquiladores permanece callada”. Esa imagen de mansedumbre y sufrimiento se cumplió en Cristo. Él no solo vino a enseñar, vino a ser inmolado. El Salmo 22:17-18 (NBLA) describió con precisión la cruz: “Me horadaron las manos y los pies. Puedo contar todos mis huesos; Ellos me miran, me observan. Se reparten entre sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echan suertes”. Nada fue accidental. Cada detalle revela el propósito de Dios de redimir a Su pueblo a través del Cordero.
Pedro lo explica con claridad: “Fueron rescatados no con cosas perecederas, sino con sangre preciosa, como de un Cordero sin tacha y sin mancha, la sangre de Cristo” (1 Pedro 1:18-19, NBLA). Ese rescate no fue una transacción simbólica; fue una sustitución real. En la cruz, la culpa de los pecadores fue puesta sobre el Cordero, y Su justicia nos fue imputada. Por eso, Pablo afirma: “A quien no conoció pecado, Dios lo hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en Él” (2 Corintios 5:21, NBLA).
Hebreos 9:14 (NBLA) declara que “la sangre de Cristo, quien por el Espíritu eterno se ofreció a Sí mismo sin mancha a Dios, purificará nuestra conciencia de obras muertas para servir al Dios vivo”. El Cordero no solo borra nuestra culpa, también limpia nuestro interior para vivir una vida nueva. La gracia que salva es también la gracia que transforma.
Apocalipsis 5:6 (NBLA) describe al Cordero “como inmolado”, pero de pie en medio del trono. Ese detalle es glorioso: el Cordero fue sacrificado, sí, pero vive y reina. Los cielos entonan una nueva canción: “Digno eres de tomar el libro… porque fuiste inmolado y con Tu sangre compraste para Dios a personas de toda tribu, lengua, pueblo y nación” (Apocalipsis 5:9, NBLA). Esa es la razón última de la Navidad y del Adviento: la venida del Cordero que reúne a los redimidos de toda la tierra.
Tim Keller decía: “Jesús no vino para ser una inspiración, vino para ser una expiación”. El Evangelio no es un llamado a mejorar nuestras vidas, sino a reconocer que nuestra única esperanza es el sacrificio del Cordero de Dios. Adorar a Cristo significa rendir todo ante la realidad de que fue Su sangre, y no nuestra bondad, la que nos salvó.
Cuando Juan vio al Cordero, vio el centro de toda la historia redentora. Durante el Adviento, nosotros también miramos al Cordero: recordamos que vino como niño, murió como sacrificio y volverá como Rey. El Cordero que fue inmolado es también el León que reinará.
Reflexión práctica:
- ¿Ves a Jesús solo como ejemplo, o como el Cordero que murió por ti?
- ¿Cómo puedes vivir hoy agradecido por Su sangre que te libra del pecado?
Dedica unos minutos a leer Apocalipsis 5:9 y adora al Cordero que vive y reina.
Acerca de este Plan

El Adviento no es solo una espera pasiva, sino una invitación a encontrarnos con Jesús de forma transformadora. En este devocional de siete días, descubrirás cómo cada encuentro con Cristo, desde María y los pastores hasta Zaqueo y Simeón, reescribe historias y renueva corazones. Vive esta temporada con fe activa, esperanza renovada y una adoración que responde al Dios que aún transforma vidas.
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Nos gustaría agradecer a Felipe Echeverri por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: www.martepodcast.com
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