A prueba de todoMuestra

Recuerda tu llamamiento

En medio de la prueba es fácil olvidar algo esencial: el llamado que tenemos en Cristo. A veces la persecución o las críticas nos hacen dudar de nuestro propósito. Pero quiero recordarte que esas dificultades no son solo obstáculos; también son escenarios donde Dios quiere mostrar su gloria y recordarnos quiénes somos en Él.

Pablo animaba a los tesalonicenses diciendo que Dios usaría su sufrimiento para hacerlos dignos de su reino. Lo que para otros parecía injusticia y dolor, para Dios era una oportunidad para formar carácter, fortalecerlos y mostrar que su fe era verdadera.

Quiero invitarte a que, la próxima vez que enfrentes una prueba, lo recuerdes: la prueba no es un castigo, sino una confirmación de que estamos caminando con Cristo.

Recordar nuestro llamado significa tener presente que somos embajadores de Cristo (2 Corintios 5:20). Dondequiera que estemos en la escuela, en el trabajo o en nuestra familia, representamos al Señor. Y aunque el mundo nos rechace, nuestro propósito en cada situación es glorificar a Dios.

La Biblia nos habla de una recompensa final: una corona de vida (Apocalipsis 2:10) y un premio eterno (Filipenses 3:14). Todo lo que sufrimos hoy por causa del evangelio es temporal, pero la gloria que nos espera en Cristo es eterna. Saber esto nos da fuerzas para seguir adelante.

Tal vez has perdido amistades por mantenerte fiel, o te han señalado por no seguir las corrientes del mundo. Pero no lo veas como una pérdida; míralo como una inversión eterna. Cada acto de fidelidad suma para glorificar a Dios y dejar huella en otros.

Así que hoy, respira profundo, recobra ánimo y recuerda: estás aquí para permanecer firme (Día 1), para crecer en fe (Día 2) y para cumplir tu llamado eterno (Día 3). La prueba no te define; te define el Dios que te llamó.

Oración guiada

Señor, gracias porque en medio de las pruebas me recuerdas que tengo un llamado en Ti. Ayúdame a vivir cada día de una manera digna de ese llamado. Dame valentía para no avergonzarme del evangelio y poder hacer el bien, aunque cueste. Que mi vida honre Tu nombre y sea un reflejo de Tu amor. En el nombre de Jesús, amén.