Jonás: Un pez grande, un Dios más grandeMuestra

Dios ama a todas las personas

¿Por qué correría Jonás? “La palabra del Señor vino a Jonás hijo de Amitay, y le dijo, ‘Levántate y ve a la gran ciudad de Nínive, y predica contra ella, porque hasta mí ha llegado la maldad de sus habitantes’. Y Jonás se levantó para irse a Tarsis y huir de la presencia del Señor” (Jonás 1:1-3 RVC). Huir del Señor que está en todas partes todo el tiempo es tan tonto como Adán y Eva tratando de esconderse del Dios que siempre está detrás de cada árbol. ¿Por qué lo hizo Jonás?

Se podría suponer que tenía miedo. Después de todo, Nínive era conocida por decapitar, empalar y desollar a sus enemigos. ¿Querrías marchar solo por sus calles, predicando fuego y azufre? ¡Alerta de spoiler!—Jonás no huyó por miedo a ser desollado. Huyó por miedo a que Dios los perdonara. Este profeta sabía lo suficiente sobre el carácter de Dios que, si por algún milagro la gente de Nínive se arrepentía, el Señor ciertamente cedería. Él los salvaría por gracia. Ese pensamiento—”esas personas” salvadas—fue tan aborrecible que Jonás corrió en dirección opuesta al llamado de Dios.

¿Hay alguien que conozcas a quien no querrías que fuera salvo? A medida que profundizamos en el libro de Jonás, esfuérzate en responder estas preguntas: ¿Por quién no oras? ¿Con quién no compartirías el evangelio? ¿Y por qué? Oro para que este libro, lleno del amor de Dios por el mundo (¡y por ti!), te inspire a amar también al mundo.