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Volver a los senderos que dan vida

¿Alguna vez te has encontrado diciendo: “Ya no hacen las cosas como antes”? Aunque no lo hayas dicho, la pregunta sigue siendo interesante: ¿realmente el pasado fue tan bueno o todo lo nuevo es siempre mejor?

Vivimos en una cultura que persigue el progreso sin descanso, pero, en el fondo, sabemos que no todo debería cambiar. Hay verdades, prácticas y virtudes que son inalterables, atemporales.

Este es el mensaje central del Señor en el pasaje de hoy. En medio de la búsqueda constante por un supuesto progreso, Dios llama a su pueblo rebelde a detenerse, reflexionar y regresar a sus caminos: los senderos de la fidelidad y la obediencia.

Estos “caminos antiguos”, sin embargo, no son reliquias de un pasado olvidado, sino que han sido siempre la base de una vida plena y significativa. Cuando abrazamos las verdades eternas de Dios, encontramos caminos hermosos y esenciales que responden a nuestras necesidades más profundas. Lo que fue mejor para el pueblo de Dios en aquel tiempo, sigue siéndolo para nosotros hoy.

Quizá te estés preguntando: ¿cómo puedo volver a esos senderos antiguos? Jeremías nos ofrece un plan de acción claro en cuatro pasos:

Primero. Haz una pausa y reflexiona: “Deténganse en los caminos y miren”. Si te sientes perdido o abrumado, no sigas avanzando sin rumbo. Detente. Respira. Evalúa dónde estás. La reflexión honesta es el primer paso para redescubrir la dirección que Dios tiene para ti.

Segundo. Busca sabiduría: “Pregunten por los senderos antiguos”. No enfrentes las complejidades de la vida en soledad. Pide ayuda: ora, estudia y medita en la palabra de Dios y aprende de quienes han caminado antes por este sendero. La sabiduría está disponible para quienes la buscan con intención.

Tercero. Camina en obediencia: Una vez que hayas identificado el buen camino, continúa adelante: “Sigue por él”. Los mandamientos de Dios no son cargas, sino guías diseñadas para tu bienestar. Conviértelos en parte de tu vida diaria.

Cuarto. Encuentra descanso: Dios promete que sus caminos conducen a la paz: “Hallarás descanso para tu alma”. Mientras el mundo ofrece soluciones pasajeras, los caminos de Dios traen alegría duradera y descanso profundo.

Los caminos antiguos de Dios no están separados de nuestra realidad actual. Aunque en nuestra cultura parecen olvidados, siguen siendo la clave para una vida abundante. Así que si hoy te encuentras en una encrucijada, elige las verdades eternas de Dios y redescubre la paz que solo él puede ofrecerte.

Oración:

Amado Dios, en medio de tanta prisa, ayúdame a detenerme y escuchar tu voz. Enséñame a valorar los senderos antiguos, donde tu fidelidad guía cada paso. Quiero caminar en tu verdad, descansar en tu presencia y vivir según tu voluntad, aún en medio del ruido. Llévame por el camino que conduce a la paz y a la plenitud que solo tú puedes dar.

En el nombre de Jesús.
Amén.