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La simiente divina: vida que vence el pecado
“Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios”. (1 Juan 3:9)
La vida de Dios en el creyente hace imposible permanecer en el pecado.
La “simiente de Dios” representa la naturaleza divina implantada por el Espíritu Santo (2 Pedro 1:4). Esta vida interior produce un rechazo profundo al mal y un deseo creciente de justicia.
Juan no dice que el creyente nunca peque, sino que no puede practicar el pecado deliberadamente. La presencia del Espíritu genera convicción, corrección y restauración.
La verdadera evidencia del nuevo nacimiento es una vida coherente con la justicia de Dios. No se trata de perfección sin caída, sino de una transformación que persevera.
Cuando Cristo reina en el corazón, el pecado ya no tiene trono.
¿Tu vida refleja la simiente de Dios que te impulsa a vivir en justicia y apartarte del pecado con determinación?
Escrituras
Acerca de este Plan
Este devocional explora cómo el nuevo nacimiento en Cristo rompe el poder del pecado. A través de 1 Juan 3:4-9, el apóstol Juan revela una verdad central: quien ha nacido de Dios no puede seguir viviendo en la práctica del pecado. Cada capítulo profundiza en una dimensión de esta realidad: el pecado desenmascarado, Cristo manifestado, el nuevo nacimiento experimentado y la vida transformada que refleja la justicia de Dios.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: leadershiftglobal.com
