COMPARTE TU FE: Una Misión Con Amor Y PropósitoMuestra

Compasión que te mueve a actuar

Cuando Jesús vio a las multitudes, no solo las observó: las sintió. El texto dice que “tuvo compasión”, y la palabra usada implica un dolor visceral, en lo profundo del estómago. Él no solo veía ovejas sin pastor; veía almas desesperadas. Por eso actuaba, sanaba, predicaba, alimentaba y liberaba.

Hoy, la multitud sigue ahí: tus compañeros, vecinos, familiares, amigos. Muchos están dispersos, desamparados, perdidos… y si tú no sientes compasión por ellos, no compartirás tu fe. El verdadero evangelismo nace del amor, no de la obligación.

Dios no te pide que seas perfecto, ni un teólogo experto. Solo te pide que tengas su corazón. Un corazón que llora por los perdidos. ¿Cuándo fue la última vez que oraste con lágrimas por alguien sin Cristo?

Empieza hoy pidiendo ese corazón. Sin compasión, nuestras palabras suenan vacías. Pero con compasión, hasta el silencio comunica el amor de Dios.

Oración:
Señor Jesús, gracias por mostrarme que no hay lugar ni persona que deba evitar cuando se trata de compartir tu amor. Dame la valentía para romper barreras y la compasión para acercarme a quienes más lo necesitan. Ayúdame a poner en práctica lo aprendido hoy, siendo intencional en mis conversaciones y creativo en mis acciones. Amén.