El poder de la pareja que oraMuestra

Aprendan a amar como Dios

El amor humano, por más sincero que sea, tiene límites. Se cansa, se desgasta y a veces se confunde. Pero el amor de Dios es inagotable, puro y eterno. Amar como Dios no significa hacerlo perfectamente, sino permitir que Su amor fluya a través de nosotros. Solo Él puede enseñarnos a amar de verdad: sin condiciones, sin miedo y sin medida.

El matrimonio se fortalece cuando ambos comprenden que no son la fuente del amor, sino los canales por donde el amor de Dios se expresa. Cuando uno falla, el otro puede extender gracia; cuando el cansancio llega, la fe sostiene; cuando la emoción se apaga, la decisión de amar permanece. Amar como Dios no es un sentimiento, sino una elección constante de servir, escuchar, perdonar y permanecer.

La oración diaria en pareja mantiene viva esa conexión. Cada vez que oran, el amor se renueva. Dios limpia las heridas, reaviva la ternura y fortalece los lazos invisibles que los unen. Un matrimonio centrado en el amor de Dios no depende de las circunstancias, porque su raíz está en lo eterno.

Permitir que Dios los enseñe a amar es el mayor acto de humildad y sabiduría. Él los llevará a comprender que amar no siempre se siente fácil, pero siempre vale la pena. Amar como Dios es renunciar al orgullo, confiar en su gracia y recordar que, incluso en los momentos difíciles, Él sigue obrando en su historia.

Dejen que su amor sea la base y el motor de todo lo que hacen. Cuando permanezcan en Él, su amor nunca se apagará, porque será el amor mismo de Dios fluyendo entre ustedes.

Oración:

Señor, enséñanos a amar con tu amor, fiel, paciente y eterno. Que tú seas siempre la fuente de nuestra unión. ¡Amén!

Este contenido ha sido extraído del libro «El poder de la pareja que ora»por Stormie Omartian, publicado por la Editorial Unilit.

Puedes consultarlo en el siguiente enlace.