El poder de la pareja que oraMuestra

Disfruten la libertad del perdón

Perdonar no siempre es fácil, pero es esencial para mantener un matrimonio saludable. Cada día trae consigo errores, palabras imprudentes o gestos que hieren sin intención. Si esas pequeñas heridas no se tratan, se acumulan y crean muros invisibles que enfrían el amor. El perdón es la herramienta de Dios para derribar esos muros y liberar el corazón.

Cuando decidimos perdonar, no estamos diciendo que lo ocurrido estuvo bien, sino que ya no permitiremos que el dolor tenga control. Perdonar no es debilidad; es sabiduría. Es reconocer que mantener el resentimiento solo envenena el alma y apaga la paz. Jesús nos enseñó que debemos perdonar “setenta veces siete”, no porque el otro lo merezca, sino porque el perdón sana al que lo otorga.

La falta de perdón no solo daña la relación, sino que también afecta la conexión con Dios. La Biblia dice que el pecado levanta un muro entre nosotros y Él, y negarse a perdonar es una forma de desobediencia. Cuando soltamos la ofensa y pedimos al Espíritu Santo que nos ayude a perdonar, el corazón se aligera y la comunión con Dios se restaura.

Ninguna relación humana es perfecta. Todos fallamos, y el matrimonio no es la excepción. Pero cada vez que eliges perdonar, eliges el amor por encima del orgullo, la gracia por encima del enojo. Perdonar también es amar a tu cónyuge como Cristo te ama a ti: con compasión, paciencia y esperanza.

El perdón no borra el pasado, pero sí transforma el futuro. Permite que el amor vuelva a respirar y que el alma descanse. Si hay heridas abiertas, llévalas a Dios. Él te enseñará a liberar el dolor sin cerrar tu corazón. La verdadera libertad no llega cuando el otro cambia, sino cuando tú eliges dejar de cargar lo que pesa.

Oración:

Señor, enséñanos a perdonar con la misma gracia con la que tú nos perdonas. Que el amor siempre sea más fuerte que el orgullo. ¡Amén!