La Mujer Virtuosa Nace En La CruzMuestra

Día 1: La virtud viene en tu diseño original

Hoy quiero que hablemos de tu diseño original. Desde el principio, fuimos creadas a imagen y semejanza de Dios. ¿Y qué es Dios sino completamente santo, virtuoso, perfecto y lleno de gloria? Cuando el Señor creó a Eva, tomó una costilla de Adán y formó a la mujer. ¿Puedes imaginar esto? Eva fue formada por las manos del Creador. No fue improvisada, fue intencionalmente diseñada. Esto habla de valor, de belleza y de propósito.

Ahora, la palabra “Virtuosa” en hebreo es ‘chayil’ que significa fuerza, valor, ejército, riqueza.
No es una mujer sumisa y silenciosa, ¡es una guerrera con propósito! Y no quiero que malinterpretes esto como una mujer que se rebela o le cuesta sujetarse, son cosas completamente diferentes. La fuerza de una mujer virtuosa no está en su autosuficiencia, sino en su dependencia correcta de Dios.

Su valentía no está en la desobediencia, sino en sujeción con sabiduría.
Su voz no es ruidosa para competir, sino clara para edificar. Es una mujer que comprende el poder de la honra, pero también el llamado a avanzar.

Ella puede amar con dulzura y hablar con firmeza.
Puede construir con ternura y guerrear con autoridad.
Porque una mujer virtuosa no es pasiva… ¡Es activa, despierta y ungida!

Para poder alcanzar este resultado, no debes mirar más hacia afuera, busca a Cristo, porque esa virtud viene de Su naturaleza y amor por ti. Lo ha diseñado con tanto amor y hasta que logres ser consciente de ello y recordar quién te soñó con tanto detalle, podrás ser portadora de vida, de luz, de belleza y de propósito.

Antes de tener títulos, familia, logros o habilidades… Eva ya era suficiente, ya era valiosa, ya era virtuosa. Y tú también.

Hoy, vuelve al origen.
Vuelve a ser antes de hacer.
Vuelve a tu diseño.
Ahí es donde florece tu virtud.

ORACIÓN GUIADA

Señor, gracias por recordarme que ser virtuosa no significa esconderme, sino levantarme con propósito. Hoy abrazo mi diseño como una mujer fuerte, valiente y llena de Tu gracia. Enséñame a vivir con sabiduría, a hablar con amor y a caminar con firmeza. Que mi fuerza esté en mi sujeción a Ti, y mi poder, en Tu Espíritu. Activa en mí esa virtud que transforma mi entorno y refleja Tu gloria. En el nombre de Jesús, amén.