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Ceguera Espiritual

DÍA 3 DE 3

Expectativas Incorrectas

Me maravilla la pregunta de Jesús a los caminantes de Emaús: "Y les dijo: ¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis, y por qué estáis tristes?" (Lucas 24:17 RV1960). Esta escena es de una riqueza extraordinaria, porque nos revela cómo la manera en que hablamos está íntimamente ligada al estado de nuestro corazón. Jesús conecta las palabras con la tristeza, y esto es realmente profundo.

Hoy en día, nuestra esperanza postergada o incluso perdida sigue planteándonos las mismas preguntas. Si pudiéramos detenernos un momento y reflexionar sobre nuestra forma de hablar, descubriríamos que de nuestra boca fluye lo que realmente ocupa nuestros pensamientos y emociones. Nuestras palabras no son solo sonidos; son semillas que alimentan o debilitan nuestro ser interior.

Más allá de simplemente “programar” lo que decimos, esforzándonos en sonar correctos o espirituales, necesitamos una transformación profunda: pensar lo correcto, sentir lo correcto y creer lo correcto. Solo así nuestras palabras reflejarán vida. Esto es posible cuando los ojos del entendimiento han sido alumbrados y ya no caminamos en ceguera espiritual.

La tristeza, en sí misma, no es negativa. Es una emoción humana que todos experimentamos y que incluso tiene un valor pedagógico en nuestra vida, pues nos conecta con nuestra fragilidad y nos permite valorar la esperanza. Pero la tristeza se convierte en un problema cuando se vuelve permanente, o peor aún, cuando se fundamenta en interpretaciones erradas de la realidad. Esa fue exactamente la condición de los dos discípulos en camino a Emaús.

Uno de ellos, Cleofas, le respondió a Jesús: "Respondiendo uno de ellos, que se llamaba Cleofas, le dijo: ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días?" (Lucas 24:18 RV1960). ¡Le llamó forastero! Su ceguera espiritual era tan intensa que lo llevó a ver al mismo Jesús como un extraño. Cleofás se había quedado con la imagen del Jesús muerto en la cruz, pero era incapaz de reconocer al Jesús resucitado que estaba frente a él.

Este detalle es impactante: la percepción equivocada transformó a Jesús, en su mente, en un desconocido. Y aquí podemos preguntarnos: ¿cómo estamos viendo a Jesús en este tiempo? Tal vez también lo percibas como un forastero, alguien ajeno a tu realidad actual. Puede que, al inicio de tu fe, Jesús haya sido cercano, pero hoy lo sientes distante. O quizás nunca lo has considerado relevante porque tu formación y experiencias estuvieron alejadas de lo espiritual.

Sea cual sea tu caso, te invito a reflexionar sobre lo que Jesús debería significar para ti. La historia de la humanidad confirma que Jesús existió, que fue un nazareno, varón, profeta, poderoso en palabra y obra ante Dios y ante el pueblo. También sabemos que fue entregado por los líderes religiosos, juzgado y crucificado. Estos hechos son incuestionables. Pero lo más importante no es solo aceptar su existencia histórica, sino reconocerlo como el Cristo resucitado, aquel que da sentido a nuestra vida.

Entonces surge la gran pregunta: ¿por qué razón Cleofas y su compañero, que fueron testigos presenciales de Jesús, terminaron en ceguera espiritual? La respuesta la ofrecen ellos mismos: "Pero nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel; y ahora, además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido." (Lucas 24:21 RV1960).

Ellos habían depositado su fe en expectativas equivocadas. Idealizaron a Jesús como un libertador político, un redentor nacionalista que libraría a Israel del dominio romano. No lograron comprender la verdadera misión del Mesías: redimir a la humanidad del pecado y abrir un camino eterno hacia Dios. Sus esperanzas frustradas los sumieron en tristeza, y esa tristeza nubló su entendimiento.

Esto nos confronta a ti y a mí. ¿Cuántas veces hemos abrazado ideas erróneas sobre Dios, esperando que actúe según nuestras expectativas humanas? Cuando las cosas no salen como imaginamos, la desilusión nos invade, y sin darnos cuenta, terminamos llamando “forastero” al mismo Jesús que está caminando con nosotros.

Pregunta para reflexionar

¿Has construido una imagen equivocada de Jesús basada en tus expectativas personales, y esa visión errada te ha impedido reconocerlo como tu esperanza viva?

Oración

Señor Jesús, abre mis ojos para reconocerte como realmente eres, no como yo te he idealizado. Quita toda imagen equivocada que me ha llevado a la tristeza o la confusión. Enséñame a hablar palabras que reflejen fe y esperanza, y a verte como el Cristo resucitado que camina conmigo cada día. Amén.

Este Plan Bíblico está basado en el libro "GOLD - Cambiando La Manera De Pensar y Vivir". Si te gustaría leerlo, encuentralo aquí: https://willingtonortiz.org/libros/

Acerca de este Plan

Ceguera Espiritual

Cuando los ojos de nuestro entendimiento están empañados, nublados o cegados, necesitamos que sean alumbrados urgentemente.

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Nos gustaría agradecer a Willington Ortiz por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: willingtonortiz.org