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Ceguera Espiritual

DÍA 2 DE 3

Ceguera Espiritual en el Camino a Emaús

Los dos discípulos que iban camino a la aldea llamada Emaús nos servirán como referencia para tratar un tema que toca lo más profundo de nuestro ser: la ceguera espiritual. Ellos, a raíz de las circunstancias adversas que estaban viviendo y de la muerte de su Maestro, se encontraban sumidos en la desilusión. Su esperanza estaba muerta. Las expectativas que habían alimentado durante años parecían haber quedado rotas. La muerte de Jesús representaba para ellos la muerte de su propósito de vida.

Se habían ilusionado, sí, pero sobre la base de una idealización equivocada. Y cuando idealizamos sin entendimiento, nuestras expectativas se distorsionan. Vemos sin claridad, interpretamos sin verdad, y nuestra manera de pensar y de vivir termina siendo gobernada por la desesperanza, la duda y la frustración. Eso les ocurrió a los caminantes de Emaús: sus pensamientos errados produjeron emociones confusas y palabras cargadas de incredulidad.

La manera en que hablamos es fundamental, porque nuestras palabras tienen poder. Con ellas edificamos o destruimos, declaramos vida o reforzamos la muerte en nuestro interior. Pero no es suficiente pronunciar palabras correctas si estas no provienen de una convicción profunda. No funciona declarar fe si nuestros ojos del entendimiento están visualizando otra cosa: derrota, miedo o vacío. "La muerte y la vida están en poder de la lengua, Y el que la ama comerá de sus frutos." (Proverbios 18:21 RV1960).

El evangelio nos narra la escena: "E iban hablando entre sí de todas aquellas cosas que habían acontecido. Sucedió que mientras hablaban y discutían entre sí, Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos." (Lucas 24:14-15 RV1960).

¡Qué cuadro tan conmovedor! Jesús, resucitado, victorioso y lleno de gloria, estaba caminando junto a ellos. Él representaba todo lo que habían anhelado: salvación, vida, esperanza, sanidad, cambio, prosperidad, restauración, libertad, victoria. Todo lo que su corazón deseaba estaba literalmente a su lado… pero ellos no podían verlo. Sus ojos estaban velados.

Aquí hay una lección para nosotros. ¿Cuántas veces caminamos con Jesús y no lo reconocemos? Queremos cambios, anhelamos sanidad, pedimos restauración para nuestra familia, clamamos por una vida diferente, pero seguimos con la mirada nublada, sin discernir que la respuesta ya está caminando con nosotros. La ceguera espiritual nos impide reconocer al Dios que está presente en nuestras circunstancias.

La ceguera de estos discípulos no era física, era del entendimiento. Ellos conocían las promesas, habían escuchado a Jesús anunciar su resurrección, pero no lograban conectar esa verdad con la realidad que estaban viviendo. La muerte les parecía más fuerte que la vida. La cruz les parecía un fracaso en lugar de la más grande victoria. Así ocurre también en nuestras vidas cuando los problemas, las pérdidas o las pruebas nos hacen perder la visión de fe: vemos lo aparente, pero no lo eterno.

Jesús, en su paciencia, se acercó a ellos y comenzó a caminar a su paso. No se reveló de inmediato, sino que los guió a reflexionar en las Escrituras, para que poco a poco sus corazones ardieran y sus ojos fueran abiertos. El proceso de sanidad espiritual muchas veces es así: requiere escuchar la Palabra, permitir que ella nos arda por dentro, hasta que finalmente nuestros ojos del entendimiento se iluminan y reconocemos a Cristo en medio de nuestro camino.

La ceguera espiritual no es un estado definitivo; es una condición que puede cambiar si dejamos que el Señor mismo nos abra los ojos. Cuando lo reconocemos, comprendemos que nunca estuvimos solos, que siempre estuvo caminando con nosotros, incluso en nuestros momentos de mayor confusión.

Hoy la pregunta no es si Jesús camina contigo, porque la respuesta es sí. La pregunta es: ¿Lo reconoces? ¿Tus ojos están abiertos o todavía velados por la desilusión, el miedo o las expectativas rotas?

Pregunta para reflexionar

¿Estás caminando con Jesús sin reconocerlo, dejando que la ceguera espiritual te impida ver la esperanza y la victoria que ya están a tu lado?

Oración

Señor Jesús, abre mis ojos para verte en cada paso de mi vida. No quiero caminar en confusión ni en desilusión, quiero reconocerte como mi esperanza viva. Quita todo velo de incredulidad, sana mi corazón herido y haz que mis pensamientos y palabras se alineen con tu verdad. Gracias porque incluso cuando no te reconozco, Tú sigues caminando a mi lado. Amén.

Acerca de este Plan

Ceguera Espiritual

Cuando los ojos de nuestro entendimiento están empañados, nublados o cegados, necesitamos que sean alumbrados urgentemente.

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Nos gustaría agradecer a Willington Ortiz por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: willingtonortiz.org