Rescatados Por GraciaMuestra

Día 4: Rescatados para ver

Camino a Emaús, dos discípulos llevan datos verdaderos y conclusiones erradas: la cruz, la tumba, rumores de mujeres… pero el corazón apagado. Un forastero se acerca, abre las Escrituras “comenzando por Moisés y los Profetas” y enciende un fuego interior. Sus ojos no se abren por astucia humana, sino cuando el Resucitado parte el pan. La visión nace de la Palabra iluminada por el Espíritu y de la mesa compartida con Cristo.

Jesús no ofrece un secreto esotérico; enseña que toda la historia apuntaba a Él. Cuando leemos la Biblia cristocéntricamente, el aparente fracaso se revela camino a la gloria. El desaliento suele nacer de lecturas fragmentadas: circunstancias sin promesas, textos sin Cristo, dolor sin Pascua. La cura es una relectura guiada: “Ábrenos los ojos”.

Ver así reordena la vida: lo cotidiano se vuelve sacramento de su presencia; la demora, taller de paciencia; la oscuridad, ocasión de fe. Y la verdadera visión termina en misión: ellos regresan a Jerusalén para anunciar lo que vieron. El corazón que arde no se queda sentado.

Pide hoy ojos nuevos: menos ansiedad por señales y más apetito por la Palabra; menos autosuficiencia y más dependencia del Espíritu. Rescatados para ver, caminamos por fe, con la Escritura como lámpara y el Cristo vivo como compañía constante.

Aplicación práctica: Lee Lucas 24:13-35. Escribe tres conexiones entre el Antiguo Testamento y Jesús que te den esperanza práctica hoy y compártelas con alguien.