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Identidad

DÍA 1 DE 3

Hoy quiero hablarles de un tema que me ha apasionado por muchos años: la identidad. La identidad tiene que ver con cómo te ves a ti mismo, con la manera en que interpretas quién eres. Sin embargo, cuando Dios entra en escena, siempre viene a transformar lo que piensas de ti mismo. Él no solo te cambia, sino que te renombra. La Biblia está llena de ejemplos de cómo Dios da a las personas un nuevo nombre para marcar un nuevo propósito en sus vidas.

Tal vez el ejemplo más recordado sea el de Pedro. Antes de ser llamado Pedro, se llamaba Simón. Pero cuando Jesús entró en su vida, le dio un nuevo nombre porque también le estaba dando un nuevo destino.

Y le pasó lo mismo a Zaqueo, veamos en Lucas 19:1-10 se nos dice de él los siguiente:

“Jesús entró en Jericó y comenzó a pasar por la ciudad. Había allí un hombre llamado Zaqueo. (...) Zaqueo trató de mirar a Jesús, pero era de poca estatura y no podía ver por encima de la multitud. Así que se adelantó corriendo y se subió a una higuera sicómoro que estaba junto al camino, porque Jesús iba a pasar por allí.
Cuando Jesús pasó, miró a Zaqueo y lo llamó por su nombre: «¡Zaqueo! —le dijo—. ¡Baja enseguida! Debo hospedarme hoy en tu casa».
Zaqueo bajó rápidamente y, lleno de entusiasmo y alegría, llevó a Jesús a su casa; pero la gente estaba disgustada y murmuraba: «Fue a hospedarse en la casa de un pecador de mala fama».
Mientras tanto, Zaqueo se puso de pie delante del Señor y dijo: «Señor, daré la mitad de mi riqueza a los pobres y, si he estafado a alguien con sus impuestos, le devolveré cuatro veces más».
Jesús respondió: «La salvación ha venido hoy a esta casa, porque este hombre ha demostrado ser un verdadero hijo de Abraham. Pues el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar a los que están perdidos»” (NTV).

Esa última frase —“el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar a los que están perdidos.”— es probablemente lo más importante de este pasaje.

Antes de profundizar en la historia, debemos notar algo: a Jesús le encantaba pasar tiempo con los menospreciados. En el capítulo 17 lo vemos tocando a los leprosos; en el capítulo 18, hablando de la viuda persistente, del fariseo y del publicano; y hasta los niños, la gente que para los discípulos parecía un estorbo, para Jesús eran valiosos.

Hay un dicho popular en Colombia que me gusta mucho: “Era un hombre tan pobre que solo tenía dinero”. Ahora bien, podríamos reemplazar la palabra “dinero” por cualquier otra riqueza: “Era un hombre tan pobre que solo tenía un cargo”, o “una mujer tan pobre que solo tenía salud, educación o fama”. Es decir, más allá de los bienes materiales o la posición social, en la óptica de Dios, la verdadera riqueza está lejos de equivaler a tener posesiones o logros, lo cual no equivale a tener verdadera riqueza espiritual.

Acerca de este Plan

Identidad

Este devocional reflexiona sobre la identidad a través de la historia bíblica de Zaqueo (Lucas 19:1-10). Expone cómo Jesús transforma la manera en que una persona se ve a sí misma, dándole un nuevo nombre y propósito. Describe el contexto social de Zaqueo, su encuentro con Jesús y el cambio radical que experimenta, pasando de estafador a generoso. El mensaje central es que Dios no nos define por lo que hacemos o tenemos, sino que nos busca, nos conoce plenamente y, por su bondad, nos lleva al arrepentimiento y a una nueva vida.

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Nos gustaría agradecer a TopCristianos por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: topcristianos.com