Bástate, Tu GraciaMuestra

A esta enseñanza le he puesto por título “Bástate tu gracia”.
Yo soy una persona muy estructurada; me gusta que las cosas funcionen de acuerdo con lo que planifico. Estudié ingeniería, y por eso, muchas veces, tiendo a ver la vida como una ecuación en la que espero obtener el resultado que yo defino. Sin embargo, el 99% de las veces no sucede así, porque todo depende de alguien mucho más grande y poderoso que yo: el Señor, quien por gracia me ha enseñado a saber que todo depende de Él y de sus propósitos y no de los míos.
Quisiera comenzar este plan devocional honrando la vida de Susanna Wesley. ¿Quién fue ella? Una mujer inglesa nacida en 1669, madre de 19 hijos, de los cuales 9 murieron a lo largo de su vida. A pesar de tantas responsabilidades y pruebas, Susanna dejó un legado espiritual imborrable. Fue madre de John y Charles Wesley, considerados, junto con ella, pilares fundamentales del metodismo.
Susanna dedicó su vida a lo que consideraba más valioso: la crianza y formación espiritual de sus hijos. Y al recordarla a ella, recordé una de sus definiciones más conocidas sobre el pecado, ella decía lo siguiente:
“Cualquier cosa que debilite tu razón, impida la ternura de tu conciencia, oscurezca tu sentido de Dios o robe tu gusto por las cosas espirituales; cualquier cosa que aumente el poder de la carne sobre el espíritu, eso, para ti, se convierte en pecado, por inocente que parezca en sí misma.”
Con el paso de los años, los descendientes de Susanna llegaron a ser personas influyentes: senadores en Estados Unidos, rectores de universidades y figuras destacadas que, de una u otra forma, heredaron y transmitieron la fe y el ejemplo de Susanna.
Esto nos lleva a reflexionar: ¿Quién fue la persona más consciente de las consecuencias del pecado y de la desobediencia a Dios? La respuesta es clara: Adán. A él se le dio una instrucción directa, pero al dejarse influenciar y pecar junto con Eva, fue expulsado del Edén. Con su decisión, el mundo entero cambió (Génesis 3:6, 23-24)
Ahora bien, ¿quién fue el más consciente del costo del pecado? Sin duda, Jesús de Nazaret. El pecado rompió la comunión entre Dios y la humanidad, y Él vino a restaurarla. Jesús se convirtió en nuestro Redentor: pagó el precio que tú y yo merecíamos por causa de nuestra desobediencia. Y, sin embargo, muchas veces olvidamos esa verdad y terminamos comportándonos como ateos prácticos:
Romanos 5:8 (RVR1960)
“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.”
2 Corintios 5:21 (NVI)
“Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en él recibiéramos la justicia de Dios.”
¿A qué me refiero? Creo que en oportunidades, nos avergüenza enseñar y corregir a nuestros hijos. Nos da pena hablar con claridad sobre lo que está mal. Y al actuar así, vivimos como si Dios no existiera. El pensamiento secular define a un ateo como alguien que decide conscientemente decir: “Yo no tengo nada que ver con Dios, ni Dios conmigo”.
Pero resulta que dentro de la fe cristiana, es posible que hayan ateos prácticos, es decir personas que no niegan la fe o la existencia de Dios, sino alguien que profesa creer en Dios pero vive como si Él no existiera.
Un ateo práctico es aquella persona que, aunque reconoce a Dios de palabra, no lo toma en cuenta en sus decisiones, prioridades, valores ni estilo de vida. Es decir, cree en Dios “teóricamente”, pero en la práctica diaria su vida refleja independencia, autosuficiencia y olvido de Su presencia.
La Biblia describe esta incoherencia, por ejemplo, en Tito 1:16 (NVI):
“Profesan conocer a Dios, pero con sus acciones lo niegan.”
Y también en Salmo 14:1 (RVR1960):
“Dice el necio en su corazón: No hay Dios.”
Aquí no necesariamente se refiere a un ateo intelectual, sino al que vive como si Dios no contara.
Te dejo algunos ejemplos prácticos para aterrizar mejor el concepto:
- Orar poco o nada
– Decir que creemos en Dios pero nunca buscarlo en oración. Vivir como si no dependiéramos de Él. - Tener la Biblia como adorno
– Decir que es la Palabra de Dios, pero no la leemos de forma constante, ni la obedecemos, confiando más en la opinión del mundo que en Su verdad. - Tomar decisiones sin consultar a Dios
– Planear proyectos, negocios o relaciones sin buscar la voluntad del Señor, como si nuestras fuerzas y sabiduría bastaran. - Vivir sin rendir cuentas
– Creer en Dios pero continuar en pecados ocultos o estilos de vida que contradicen el evangelio. - Temer más al hombre que a Dios
– Callar nuestra fe por vergüenza o miedo al rechazo social, mostrando que valoramos más la aprobación humana que la divina.
Acerca de este Plan

Este devocional enseña que la gracia de Dios es suficiente para resistir la tentación y vivir con sabiduría. Basado en Proverbios 5, advierte sobre el poder seductor del pecado y cómo las palabras y emociones pueden llevar a la destrucción si no se someten a Cristo. Explica que las emociones no son malas, pero deben ser guiadas por el Espíritu Santo. El mensaje central es que el dominio propio y la victoria sobre el pecado se logran no por fuerza humana, sino por la comunión con Dios, alineando el corazón y la mente con la verdad del Evangelio.
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Nos gustaría agradecer a TopCristianos por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: topcristianos.com
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