De Camino Con JesúsMuestra

Día 6: ¡Con Tus Amigos, el Viaje es Mejor!

Versículo clave: "El egoísta busca su propio bien; contra todo sano juicio inicia un pleito. (Proverbios 18:1 NVI).

¿Alguna vez has intentado armar un rompecabezas tú solo, sin ver la caja ni tener a nadie que te ayude a buscar las piezas? Es casi imposible, ¿verdad? Y si lo logras, te toma muchísimo tiempo y esfuerzo. La vida puede sentirse así a veces. Queremos encontrar nuestro lugar, nuestro propósito, pero si lo intentamos solos, nos agotamos y podemos perder la dirección.

La buena noticia es que Dios nunca quiso que hiciéramos este viaje de la fe en solitario. Al contrario, nos dio un regalo increíble: una comunidad. Amigos que nos acompañan, nos animan y nos ayudan a encontrar las piezas que faltan, son esas personas con las que el viaje de la vida y la fe es mucho más chévere.

En la Biblia, el libro de Proverbios nos dice algo muy sabio: El que se aparta de los demás busca lo que desea; se opone a todo buen juicio. Ser un "lobo solitario" suena muy cool en las películas, pero en la vida real, aislarnos nos hace vulnerables, nos ciega a la sabiduría de los demás y nos puede llevar a tomar malas decisiones. ¡Necesitamos a otros!

Jesús mismo nos dio un ejemplo increíble de esto. Él caminó con un grupo de amigos y discípulos a quienes llamó a seguirle. En Lucas 5:17-25, hay una historia asombrosa de la que podemos aprender mucho. Jesús estaba enseñando en una casa, y de repente, un paralítico es bajado por el techo. ¿Quién lo hizo? ¡Sus amigos! Ellos creían tanto en el poder de Jesús para sanar a su amigo que no les importó abrir un hueco en el techo para llegar a Él. Ellos trabajaron juntos, se arriesgaron e hicieron lo impensable por su amigo.

Esta historia nos enseña algo fundamental: los amigos que te acercan a Jesús son los mejores amigos que puedes tener. Ellos no te distraen de tu fe, te animan a buscarla. Ellos no te juzgan, te levantan cuando caes. Su fe fortalece la tuya. La amistad de ellos fue tan poderosa que Jesús, al verla, sanó al paralítico. El poder de la comunidad es real.

Nuestra fe no es solo una experiencia personal; es también una aventura compartida. En la iglesia, en un grupo de jóvenes o en un grupo pequeño, encontramos a otras personas que están en el mismo viaje que nosotros. Son personas que oran por ti, que te hacen preguntas difíciles, que te dan un abrazo cuando lo necesitas y que celebran tus victorias. Son las piezas de tu rompecabezas que te ayudan a ver la foto completa de lo que Dios está haciendo en tu vida.

El viaje con Jesús es un camino de amistad, tanto con Él como con Su familia, la iglesia. No te aísles, no te quedes solo.

Aplicación

1. Reflexiona en tu grupo de amigos: Piensa en tu vida ahora. ¿Quiénes son las personas que te animan, te apoyan y te desafían a ser una mejor versión de ti mismo? Nombra al menos a dos personas.
2. Un pequeño acto de amistad: ¿Cómo puedes ser tú un buen amigo para alguien esta semana? Quizás es escuchando a alguien sin juzgar, orando por un amigo que lo necesita o simplemente enviando un mensaje de ánimo.
3. Conecta con tu comunidad: Si ya haces parte de un grupo de jóvenes o una iglesia, busca a alguien nuevo para conocer. Si aún no lo haces, pídele a Dios que te muestre un lugar donde puedas encontrar personas que compartan tu fe y puedas vivir esta aventura en comunidad.

Oración: “Querido Jesús, gracias por el regalo de la comunidad y por los amigos que me has dado. Ayúdame a ser un buen amigo para otros y a encontrar a esas personas que me ayuden a crecer en mi fe. Que yo también pueda ser como esos amigos del paralítico, dispuesto a hacer lo que sea para acercar a otros a ti. Amén".