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La fe que confirma la ley
"¿Luego por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley" (Romanos 3:31 RVR1960).
La fe en Cristo no anula la ley; la cumple en amor y obediencia sincera.
Pablo anticipa una objeción común: si ya no somos justificados por la ley, ¿entonces qué valor tiene? Su respuesta es contundente: la fe no invalida la ley; la confirma. ¿Cómo? Porque Cristo mismo cumplió la ley perfectamente (Mateo 5:17), y en Él, su propósito se cumple también en nosotros.
La ley ya no es una escalera para ganar salvación, sino un espejo que revela nuestra necesidad de Cristo (Gálatas 3:24). Una vez justificados por fe, el Espíritu Santo escribe la ley en nuestros corazones (Jeremías 31:33), capacitándonos para vivirla desde dentro, no por obligación sino por transformación.
La verdadera fe no conduce al libertinaje, sino a una obediencia viva, nacida del amor. Ya no obedecemos para ser aceptados, sino porque hemos sido aceptados. Así, la fe y la ley no son enemigas, sino aliadas bajo el señorío de Cristo.
¿Estoy viviendo una obediencia que nace de la gratitud por la gracia o una que busca ganarse el favor de Dios?
Acerca de este Plan
Este plan devocional explora cómo la justificación por fe transforma radicalmente nuestra actitud, nuestras relaciones y nuestra visión de la ley. Pablo concluye Romanos 3 afirmando que la fe elimina toda jactancia, une a todos los pueblos en una misma salvación y confirma el valor de la ley al cumplirla en Cristo. La fe no solo salva, sino que moldea la vida del creyente.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: leadershiftglobal.com
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