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Un solo Dios, una misma fe
"¿Es Dios solamente Dios de los judíos? ¿No es también Dios de los gentiles? Ciertamente, también de los gentiles" (Romanos 3:29 RVR1960).
La fe que justifica es también la fe que une: un solo Dios para todos los pueblos.
Pablo responde aquí a una inquietud implícita: si la salvación es por fe y no por obras, ¿qué pasa con las distinciones religiosas y culturales? Su respuesta es clara: Dios no hace acepción de personas. Él es Dios tanto de judíos como de gentiles, y justifica a todos por el mismo medio: la fe (v.30).
La implicación es profunda: la fe en Cristo no solo nos reconcilia con Dios, sino que también rompe las barreras humanas. Ya no hay espacio para la superioridad religiosa, étnica o cultural. En Cristo, todos somos igualmente necesitados y todos somos igualmente recibidos.
El evangelio revela que el plan de Dios siempre fue universal (Génesis 12:3; Isaías 49:6). Nuestra comunión no se basa en nuestras semejanzas externas, sino en la fe común en el mismo Redentor. Esta verdad transforma nuestras iglesias, nuestras relaciones y nuestra misión: debemos ser puentes, no muros.
¿Estoy viviendo una fe que une o una religiosidad que separa?
Escrituras
Acerca de este Plan
Este plan devocional explora cómo la justificación por fe transforma radicalmente nuestra actitud, nuestras relaciones y nuestra visión de la ley. Pablo concluye Romanos 3 afirmando que la fe elimina toda jactancia, une a todos los pueblos en una misma salvación y confirma el valor de la ley al cumplirla en Cristo. La fe no solo salva, sino que moldea la vida del creyente.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: leadershiftglobal.com
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