¿Hasta cuándo, Señor?

Esperar un poco es difícil.
Esperar mucho… es MUY difícil.
Pero esperar sin saber cuánto falta… es SUPER complejo.
Incertidumbre le llamamos.

Recuerdo que cuando Alex salió del hospital con una traqueostomía para respirar y una sonda para comer, la pregunta frecuente era: ¿Hasta cuándo, Señor?

Cosas tan del día a día se convirtieron en toda una travesía, especialmente cuando las hacíamos en público, como darle de comer o el solo hecho de respirar...
Atraíamos miradas de todos y ni hablar de que él tenía momentos muy complejos al tener esta condicionante.

-¿Hasta cuándo, Señor?

Algo increíble que conocimos de Dios en este proceso fue que aún cuando muchas veces, nuestra oración venía del cansancio y del desgaste, Jesús nunca nos hizo sentir rechazados.

¡Al contrario! Mientras más nos acercábamos con toda nuestra debilidad, Él se hacía presente con su paz y con sus incontables muestras de amor en diferentes formas.

Dios no desecha a quien clama desde el fondo de su corazón.

Así como Moisés dijo al pueblo que no temieran y vieran la salvación del Señor, hoy podemos saber que aunque la espera sea larga, Él está obrando.

¿Oramos juntos?

Padre, mi corazón y mi mente tienden a desesperarse.
A veces no puedo evitarlo, tú me conoces bien.
Hoy decido entregarte esto que tú sabes que es el anhelo de mi corazón.
Decido desprenderme de ello para ponerlo en tus manos.
Te doy gracias porque sé que en tu voluntad, las cosas funcionan a la perfección.
Ayúdame a depender más de ti en el proceso de esperar.
Alabo tu nombre en la espera.

En el nombre de Jesús.
Amén

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