5 Barreras Del Crecimiento FinancieroMuestra

2 - La resistencia a aceptar consejo
Aceptar consejo no sólo requiere humildad, sino también discernimiento. Y muchas veces, nuestra resistencia no surge por falta de opciones, sino por barreras internas que se levantan cuando alguien intenta ayudarnos. En particular, hay dos “gigantes” que suelen aparecer al momento de escuchar una opinión externa: la sobreestimación del consultado y la subestimación del consejero. Ambos extremos nos alejan del equilibrio espiritual que Dios desea para sus hijos.
El primer gigante: sobreestimar al consejero
En algunos casos, nos acercamos a alguien en busca de orientación, pero lo hacemos desde una actitud desequilibrada. Elevamos tanto al consultado, que lo percibimos como una autoridad casi infalible. Sin darnos cuenta, empezamos a asumir que todo lo que dice es verdad absoluta, y dejamos de ejercer nuestro juicio personal. Este tipo de admiración desmedida puede ser peligrosa: la fe no nos exime del análisis, ni el respeto nos exime de pensar. Aún el mejor consejero es humano, y puede cometer errores, malinterpretar situaciones o responder desde su perspectiva limitada.
Además, al asumir que lo que le funcionó a esa persona necesariamente nos funcionará a nosotros, corremos el riesgo de frustrarnos cuando nuestros resultados no se replican. Cada vida tiene un contexto, una historia, un llamado y un propósito diferente. El consejo puede servir como guía, pero nunca como molde inamovible. Por eso, es más sabio comparar, analizar y reflexionar sobre más de una experiencia. La madurez espiritual se expresa en quienes saben filtrar, no solo absorber.
El segundo gigante: subestimar al consejero
En el extremo opuesto, muchas veces invalidamos la voz del otro porque asumimos que no entiende lo que estamos viviendo. Pensamos: “Él no estuvo en mis zapatos”, o “ella tuvo más oportunidades que yo”. Esta actitud nos lleva a despreciar lo que podría haber sido una respuesta divina disfrazada de conversación simple. La subestimación es una forma sutil de orgullo, que muchas veces usamos para justificar decisiones apresuradas, o para defender acciones que en el fondo sabemos que fueron tomadas sin reflexión.
Dios puede hablarnos a través de personas sencillas, inesperadas, incluso aquellas que no vivieron lo mismo que nosotros. No se trata de experiencias idénticas, sino de principios bíblicos que trascienden circunstancias. Si descartamos una voz por prejuicio, podemos perdernos de un consejo sabio que Dios nos estaba ofreciendo como respuesta a nuestras oraciones.
El valor del contexto y la aplicación
Aceptar consejo no implica copiar la vida del otro, sino discernir el principio detrás de su experiencia y adaptar esa enseñanza a nuestra realidad. Es como quien escucha una receta: puede no tener todos los ingredientes exactos, pero sí puede aplicar la técnica, el orden o la intención. Cuando entendemos el contexto en el que se dio una experiencia, podemos probar —con sabiduría— su aplicabilidad a nuestro caso personal. Esa es la diferencia entre imitar y aprender.
Por eso, es fundamental acercarnos al consejo con un espíritu abierto, pero también con una mente activa. Escuchar no es lo mismo que obedecer ciegamente. Debemos escuchar con atención, reflexionar con profundidad y aplicar con discernimiento. Este es un proceso donde el Espíritu Santo también obra, trayendo luz y convicción sobre qué parte del consejo tomar, y cuál dejar a un lado.
La Escritura es clara: Dios desea que vivamos guiados, no por impulsos emocionales, sino por una sabiduría probada y humilde. 1 Tesalonicenses 5:21 (NVI): “Sométanlo todo a prueba, aférrense a lo bueno".
Proverbios 19:20 (NVI): "Escucha el consejo y acepta la corrección, y llegarás a ser sabio."
Proverbios 12:15 (NVI): "Al necio le parece bien lo que emprende, pero el sabio escucha el consejo".
En definitiva, resistir el consejo puede ser señal de una lucha interna: con el orgullo, con heridas no sanadas o con temores del pasado. Pero cuando nos rendimos ante Dios y permitimos que otras voces confiables hablen a nuestra vida, abrimos la puerta a una sabiduría que construye, protege y guía. Escuchar con humildad, probar con sabiduría y aplicar con fe… ese es el camino del creyente maduro.
Acerca de este Plan

Vemos tantas personas con una vida de Fe y servicio ejemplares, apasionados por las cosas de Dios, siendo Herramienta de Cambio en sus congregaciones, pero siendo prisioneros de la escasez de recursos, siempre esperando el milagro pero desorganizados en el manejo de sus ingresos y egresos, llenos ansiedad al momento de tomar decisiones claves. En este plan veremos cinco barreras que nos separan del desarrollo financiero saludable. ¡Una Gran oportunidad de comenzar un Cambio!
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Nos gustaría agradecer a Lucas Cassino por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: www.instagram.com/lucas.cassino
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