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DESAFIADOS

Un desafío es algo que debemos superar. Se valora como una situación difícil y/o nueva que pone a prueba nuestra fe y carácter.

En la Biblia encontramos a muchos personajes que, a lo largo de su vida, fueron desafiados. Uno de ellos fue Job: un hombre que, pese a perderlo todo (riquezas, familia, salud, amigos) permaneció fiel a Dios. Job fue un ejemplo de fe y conducta. A pesar del sufrimiento, se mantuvo como un hombre justo y temeroso del Señor.

¿Cuántas veces has pasado por momentos en los que tu fe se ha visto desafiada? Seguramente en más de una ocasión. Pero la verdadera pregunta es: ¿Has permanecido fiel a Dios? Su Palabra nos recuerda: "En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo" (Juan 16:33).

Los desafíos muchas veces nos generan miedo, ansiedad, y alteran nuestras emociones. Por eso preferimos quedarnos quietos. Sin embargo, los desafíos son necesarios para nuestro crecimiento espiritual. Incluso si decides no moverte, ellos llegarán. Y cuando lleguen, tu fe debe mantenerse firme, confiando en lo que Dios ya ha preparado para ti. Eso te fortalecerá.

Job enfrentó un gran desafío que lo sacó de su zona de confort. A través de ese proceso, su fe creció y decidió permanecer firme en su relación con Dios. Cuando menos lo imaginó, Dios restauró su vida de manera inimaginable. Al igual que él, tú también puedes superar lo que enfrentas hoy.

No tengas miedo. Muchas veces lo que nos impide avanzar es el temor y la costumbre de mantenernos en lo conocido. Pero la Palabra dice que "Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio" (2 Timoteo 1:7). El camino no será fácil, pero no dejes de soñar, de visualizar lo grande que es nuestro Dios: imparable, invencible, poderoso y fuerte.

Enfrenta los desafíos con fe y perseverancia. Este es tu tiempo para alcanzar los sueños que Dios ha depositado en ti. No te limites. Haz lo que nunca has hecho, ve a donde nunca has ido. Sal de lo habitual. No te quedes en el mismo lugar ni sigas diciendo lo mismo. ¡Acciona! Comienza a verte en grande, a soñar en grande, y a visualizarte en el lugar donde Dios quiere llevarte.