Los Costos Del ReinoMuestra

¡GRATIS, PERO HAY QUE PAGAR UN PRECIO!

IDEAS BÁSICAS

• El reino de Dios tiene un valor inestimable; ¿estamos dispuestos a pagar el precio?

• Jesús no pide a sus seguidores que odien a su familia; por el contrario, también deben amar a sus enemigos, pero si tienen que elegir entre Dios y la familia, siempre elegirán a Dios.

• Dios pagó el precio máximo para que recibiéramos el reino. Sin embargo, también tenemos un precio que pagar.

Jesús trae estas enseñanzas en un momento de máxima exposición pública y ascensión. Más y más personas se asociaban con Él y Su enseñanza y estaban felices de ser Sus discípulos. Se les advierte que el Reino de los Cielos es una realidad muy valiosa, un bien espiritual por el cual se debe pagar un precio. El reino no tiene descuento ni es gratis. Su precio es tan alto que Dios, sabiendo que la gente no podía pagarlo, eligió pagar por nosotros mismo. En cierto sentido, recibimos el reino gratis, a pesar de que le costó a Dios el precio final para nosotros. Pero sabiendo que damos valor de acuerdo con el precio que pagamos, Dios “arregló” las cosas de tal manera que nosotros también tendríamos que pagar un precio. El precio es que el reino es tan valioso que no podemos pesar nada con él, ni siquiera nuestras propias vidas. Debido a que ningún hombre podría pagar el precio de entrar en el Reino, Dios nos ofrece libre entrada, a través de la fe en el sacrificio de Jesús, pero permanecer en el Reino sólo es posible observando sus principios.

Aquellas personas que lo toman a la ligera, emocionalmente, lo reciben en los buenos tiempos, esperando que nunca les falte nada, y que Dios, el “benefactor de turno”, se encargará de que nunca les falte nada; no califican para heredar el Reino. Dios traerá ante aquellos que reciban el reino pruebas por las cuales tendrán que probar si hay algo más en sus vidas o alguien más para ganar su corazón, preocupación o su amor antes del Reino. No tenemos que tener miedo, no muchos tendrán que pasar por el martirio, pero si realmente amamos a Dios y Su Reino, estaremos listos para perder incluso esta vida temporal para obtener la vida eterna. En el caso de que alguien tiene que convirtiéndose en mártir por Jesús, seguramente el Espíritu Santo, que habita en él, le dará la fuerza necesaria y con alegría podrá hacerlo, teniendo en cuenta la belleza del Reino que nos espera arriba, junto con Jesús, nuestro querido Rey.