Definiendo el amor

Estoy segura de que, al igual que yo, has escuchado muchas definiciones del amor. Tal vez también te han dicho varias veces: "Te amo", y es posible que lo hayas creído o dudado según los frutos que has visto en las acciones de esa persona.

Dios no solo le dijo a la humanidad "Te amo", sino que lo manifestó enviando a su único Hijo a morir por ti y por mí en la cruz del Calvario. Jesús, en obediencia, vino y se entregó en nuestro lugar. Él no tenía pecado, pero murió como el más vil pecador solo por nuestra causa, todo para que tú y yo tengamos acceso al Padre, como en el principio.

El amor no se trata simplemente de decir palabras bonitas, dar regalos costosos, abrazarse constantemente, ayudar al otro, escuchar cuando lo necesita o hacer buenas obras. Aunque todas estas son manifestaciones del amor, es necesario comprender que el amor va mucho más allá de nuestro entendimiento y no puede definirse únicamente por las obras.

El amor es sacrificio, entrega, perdón, tolerancia, misericordia, gracia, compromiso, comprensión, aceptación, paciencia, honestidad y lealtad. Todo esto lo encontramos en la persona de Cristo. Cada expresión y manifestación de amor que pueda existir fue reflejada en el madero, cuando, a pesar del dolor y la amargura del momento, decidió no bajar de la cruz y soportó la peor humillación, solo para hacernos libres y acercarnos nuevamente al Padre.

Jesús nos mostró el amor en toda su expresión desde que vino al mundo: en cada una de sus obras, en cada palabra que dirigía a la gente, en cada milagro que realizaba y aún en cada reprensión, pues lo hacía con el único propósito de restaurar una vida.

Esta es una época en la que debemos reflexionar sobre el significado que le hemos dado al amor en nuestras vidas. ¿Lo hemos trivializado, como lo ha hecho el mundo, o estamos siguiendo el ejemplo del único que fue capaz de morir por quienes amaba, aún sabiendo que le fallarían una y otra vez?