Los Hijos De DiosMuestra

Saludo querido lector, seguimos con nuestra serie “Propósito Eterno” y en el marco de esta magistral serie, veremos hoy, La importancia de ver a Dios como nuestro papá, la importancia de entender que no somos simples criaturas de Dios, sino que, por su gracia, los que estamos en Cristo hemos sido hechos hijos de Dios. Y ahora tenemos esa capacidad de ver a un Dios cercano. De hecho, a veces mucho más cercano de lo que nos imaginamos, que es lo que vamos a intentar desarrollar hoy.

También porque hablamos de un Dios en el cual estamos. No solamente estamos cerca de Dios, muchas veces las personas son conscientes de que Dios va con nosotros, pero la realidad es que Dios va en nosotros. Esta es una doble habitación, como solemos decir, porque es la realidad de nosotros en él y él en nosotros. En él habita absolutamente todo, esa es la realidad, así es nuestro Dios, pero cuando hablamos de paternidad divina es para poder entender que Dios quiso acercarse al ser humano. Quiso ser cercano al ser humano, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, por eso es por lo que se requiere revelación para ver a Dios como padre, porque siempre vemos a Dios de una manera lejana, de una manera inaccesible, y ahora nosotros podemos ver a Dios que está en nosotros, y la realidad es que para todos los que estamos en Cristo, él es nuestro papá.

📓🛐Romanos 8:14-16 nos abre este entendimiento al leer: “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios".

Abba padre es papá.☺️🙏👨‍💻 Sí es esa expresión en hebreo, papá, Abba padre. La realidad es que no todo el que está hoy en esta tierra es hijo de Dios. Todos hemos sido creados por Dios, todos somos criaturas de Dios, pero no todos somos hijos. Solo a aquellos a los que se les ha dado la potestad de ser hechos hijos, es decir, aquellos que nacen de nuevo, pero fíjese que cuando habla a los que estamos en Cristo, el Apóstol Pablo es muy claro, el espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu.

¿De qué? De lo pecadores que somos, de lo malos que somos, de los imperfectos que somos ¡no! El espíritu mismo nos dice, ustedes son hijos de Dios. El espíritu nos da testimonio. El testimonio que el espíritu trae a nosotros es que somos hijos.🕊️ Él nos revela nuestra identidad de hijos. Él viene a recordarnos aun cuando fallamos, aun cuando nos equivocamos, aun cuando no lo hacemos todo de la manera correcta o perfecta. Él viene a recordarnos que Dios nunca dejará de ser papá. Que él nunca se alejará de nosotros, que él nunca nos abandonará, que él nunca nos despreciará ni nos dará la espalda. Él seguirá siendo papá. El Espíritu Santo viene a recordarnos, aun cuando nosotros no nos sintamos de esa manera, que seguimos siendo hijos. Eso es lo que él viene a recordarnos. Eso es lo que él viene a darnos testimonio.

Entonces nosotros podemos ver de manera muy clara a través de las cartas. Puede leerlo en Gálatas, en Efesios, en Romanos, lo que los apóstoles nos escriben es que somos hijos. Los apóstoles querían que entendiéramos y que desarrolláramos esa mentalidad de hijos, que nosotros entendiéramos que podemos ver a Dios como papá, y eso es por causa de estar en Cristo.

Aquí no se trata de cómo yo me veo, cómo yo me siento. Hay una realidad innegociable, hay una realidad que nadie puede alterar. Hay una realidad eterna. Y es que los que estamos en Cristo somos hijos de Dios y lo somos para siempre, y eso nadie lo va a poder cambiar ni alterar. ☺️🙏🙇🙇‍♀️Ahora la forma en cómo yo me veo sí va a marcar la diferencia, porque esta realidad, existe. ¿Cómo me veo ante Dios? Me veo como un soldado, me veo como un siervo o me estoy viendo como un hijo. Porque no se trata ni siquiera de decir ya sé, soy hijo de Dios. Sí, somos hijos de Dios, sino que se trata de tener una certeza y de entender lo que representa ser hijo de Dios. ¿Se trata de entender por qué y para qué me he convertido en su hijo?