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¿Alguna vez has escuchado la historia de José? Si no, es una historia bastante loca. Imagina esto: los propios hermanos de José estaban tan celosos de él que planearon matarlo. Pero en lugar de matarlo, lo vendieron como esclavo. La vida de José quedó completamente fuera de control después de eso. Fue arrojado a la cárcel, tratado como un don nadie, además de que tuvo que lidiar con todo tipo de dificultades en el camino. Avancemos hasta cuando José ascendió al poder en Egipto. Ahora, los mismos hermanos que lo habían abandonado acudieron a él rogándole ayuda. José pudo haberse vengado, pero en cambio, eligió perdonar. Se dio cuenta de que lo que pretendieron para hacerle daño, Dios lo utilizó para algo bueno. José no se aferró al resentimiento, lo que le permitió perdonar.

Hoy, piensa en alguien que te ha lastimado. ¿Le guardas resentimiento a esa persona? Piensa en la paz que sentirías si lo sueltas. Luego, da un pequeño paso hacia el perdón, ya sea escribiendo sobre tus sentimientos u orando para que Dios te ayude a perdonar.