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¡No Necesitas Más!

DÍA 1 DE 4




¡No necesito más!

Leemos Juan 8:12-18 (NVI): “Una vez más Jesús se dirigió a la gente y dijo:—Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida. —Tú te presentas como tu propio testigo —alegaron los fariseos—, así que tu testimonio no es válido. —Aunque yo sea mi propio testigo—respondió Jesús—,mi testimonio es válido, porque sé de dónde he venido y a dónde voy. Pero ustedes no saben de dónde vengo ni a dónde voy. Ustedes juzgan según criterios humanos; yo, en cambio, no juzgo a nadie. Y si lo hago, mis juicios son válidos porque no los emito por mi cuenta, sino en unión con el Padre que me envió. En la Ley de ustedes está escrito que el testimonio de dos personas es válido. Yo soy testigo de mí mismo y el Padre que me envió también da testimonio de mí.”

También Juan 1:12 (NVI) dice: “Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hechos hijos de Dios.” Nosotros sabemos que, si hemos creído en Él y lo hemos recibido, tenemos una condición, tenemos un lugar, cierto. Tenemos una identidad, y eso nos da un propósito, eso nos da sentido, eso nos cambia completamente.

En ese pasaje maravilloso en Juan 8:12-18, Jesús comienza diciendo : “—Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida.” ¿No te parece que esto es maravilloso? Jesucristo viene a nuestras vidas porque necesitamos luz. Y a mí me encanta entender que la salvación se da a diario. Todos los días, necesitamos a Jesús.

Todos los días necesitamos reconocer que somos pecadores y que sin Él no podríamos. Todos los días necesitamos reconocer que necesitamos luz. Que hay áreas donde estamos en tinieblas, que hay áreas donde hemos perdido la visión, que hay áreas donde no estamos viendo con claridad. Pero Él dice que si estamos con Él, tendremos luz.

Y yo le pido a Jesús que hoy venga y traiga luz sobre esas áreas de nuestras vidas donde estamos necesitando reconocer y recordar cosas que tal vez ya nos ha hablado antes pero que se nos han olvidado, y que nos están haciendo vivir de una manera que no es la que Dios quiere que vivamos.

Jesús es nuestra luz. Amo este pasaje porque Él tiene claro quién es. Jesucristo tenía claro quién era, tenía luz absoluta en todo, entonces Él sabía quién era. Pero la pregunta es: ¿Sabes tú quién eres?

¡A mí me impresiona esto! Imagínense a Jesús en este momento hablando, y mientras Él hablaba, se levantaba gente diciendo: “Y usted, ¿con qué derecho habla?”; “¿Y qué testimonio es el suyo?”. Pero a Jesús le daba igual. Él tenía claro que era la luz, tenía claro que era el Hijo de Dios. Pero la pregunta es: ¿Lo tenemos claro nosotros?

Personalmente, les digo que, en algunas oportunidades, yo no estoy tan segura. Y lloro y le digo a Dios: “Señor, en ocasiones siento que vuelvo a perder mi lugar de seguridad; tal vez por un mal comentario de alguien, que en ocasiones me hiere. Y me pregunto, ¿Será que sí? ¿Será que Dios sí me ama? ¿Será que sí yo soy su sierva? ¿Será que Dios sí está con nosotros, es decir, con mi familia y ministerio?”

Y al ver el ejemplo de Jesús, yo le digo a Dios: “Yo también necesito tenerlo claro”. Si avanzas al versículo 14, te vas a encontrar con esto: “—Aunque yo sea mi propio testigo—respondió Jesús—,mi testimonio es válido, porque sé de dónde he venido y a dónde voy. Pero ustedes no saben de dónde vengo ni a dónde voy.” Jesús dice que él tenía claro su testimonio, quién era, y que era válido. Porque sabía de dónde había venido y a dónde iba.

Ahora, la pregunta puede ser: ¿Tienes claro de dónde vienes? Podrías decir, vengo de mi casa, vengo de realizar alguna actividad física. Pero, ¿qué tal si vas más a lo profundo, tal vez a tu corazón? Puedes decir, yo vengo de una familia disfuncional, vengo de una herida de rechazo, vengo de un pasado de abusos.

Pero aquí es importante volvernos a algo más profundo e interior, nuestro origen es Él; Efesios 1:4 (NVI) dice: “Dios nos escogió en él antes de la creación del mundo, para que vivamos en santidad y sin mancha delante de él.” Antes de la creación del mundo, ¿puedes entender esto? No había nada, no se había dicho nada, no estábamos en Génesis 1:1. Y aún allí, Él pensó en ti y en mí. En ese momento, ya nos había escogido; estábamos en su corazón. Dios es tan grande que tratar de entender esto es absurdo.

¿Cómo no aceptar esto y atesorarlo en nuestro corazón? Nuestro origen está en el corazón de nuestro Papá. Nuestro origen y lo que nos define hoy es saber que estábamos en su mente desde antes de la creación del mundo.

Día 2

Acerca de este Plan

¡No Necesitas Más!

Todos los días necesitamos reconocer que necesitamos luz. Que hay áreas donde estamos en tinieblas, que hay áreas donde hemos perdido la visión, que hay áreas donde no estamos viendo con claridad. Pero Dios nos dice que ...

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