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Tu fe te ha sanado

Cuando Bartimeo le dijo a Jesús, quiero ver, Él respondió: " Puedes irte; pues tu fe te ha sanado. Al instante el hombre pudo ver y siguió a Jesús por el camino". (Marcos 10:52).

Bartimeo fue sanado por su fe en Jesús. Una fe que cobró vida y poder a través del conocimiento revelado según la promesa del Mesías, del Salvador prometido por Dios; su fe lo salvó, él ya había escuchado acerca de Jesús y de Su venida, y cuando Jesús lo encontró, la promesa se cumplió en él.

Jesús le dijo que podía irse, a disfrutar de su libertad y fue exactamente lo que Bartimeo hizo, siguió a Jesús por el camino; él sabía que en Jesús estaba su propósito, que en Él estaba la vida que quería y necesitaba vivir.

Bartimeo había reconocido a Jesús como su Maestro, y lo siguió, comprendiendo que era de Él de quien aprendería cómo debía vivir; que era Él, quien le enseñaría y lo instruiría. Siguió a Jesús reconociéndolo como su Señor, como su Maestro; se convirtió en su aprendiz, en su alumno, en su discípulo; siguió a Jesús para ser como Él.

Confío que así sea contigo y conmigo, que día a día sea cimentado en nosotros el propósito de seguir a Jesús, Sus enseñanzas y Su ejemplo. Que por el poder que se nos ha dado, podamos avanzar según la salvación que se nos ha otorgado gratuitamente, en el propósito de ser como Él, para hacer como Él hacía; que cada día podamos ver revelado a Jesús, para que sea en nosotros según su Nombre y podamos testificarlo a todos aquellos que encontraremos en el camino. La fe que nos fue dada por Dios, en Jesús; nos salvó, nos perdonó, nos sanó, nos dió libertad. Somos sus seguidores, Él es nuestro Maestro; nosotros sus alumnos, sus discípulos, y en su Nombre a muchos otros se revelará para que en su Nombre sean salvos, para que lo sigan y cumplan Su voluntad.

Solo Jesús tiene poder para dar salvación, solo en su Nombre pueden ser salvos aquellos que caminan en tinieblas; que tienen vista pero no ven, que oyen pero están sordos. Así como una vez se nos dió la vista y nos destaparon los oídos, sea también con aquellos que se encuentran a nuestro alrededor, aquellos a los que Jesús pone en nuestro camino para que se encuentren con Él; para que lo sigan, para que sean sus discípulos y se cumpla en ellos el plan que fue consumado a través de su muerte y del poder de su resurrección