¿Qué Quieres Que Haga?Muestra

¿Qué Quieres Que Haga?

Marcos 10:51: ¿Qué quieres que haga? preguntó Jesús. Mi Rabí, dijo el hombre ciego, quiero ver."

Bartimeo tuvo la oportunidad sobrenatural de ser amado, visto y escuchado por Jesús; Él tuvo compasión de aquel hombre ciego que gritaba con fuerza dando testimonio de la fe que tenía al reconocerlo como el Hijo de David, el enviado de Dios, su Libertador. Lo llamó Maestro, lo reconoció como quien podía dirigir su vida, enseñarle e instruirlo; lo reconoció como su Señor, al dejar todo atrás para ir tras Él.

Jesús tenía la certeza de que Bartimeo sería su próximo seguidor, ya le había sido entregado por el Padre como suyo; así que se deleitó en cumplir el propósito de salvación en Bartimeo, le dijo: ¿Qué quieres que haga? para muchos podrá ser evidente la respuesta al ver la necesidad de Bartimeo; sin embargo, Jesús quería escuchar del propio Bartimeo cuál era su necesidad, su anhelo. Lo mismo sucedió con nosotros cuando fuimos convencidos por el Espíritu de Dios de la necesidad que teníamos de la salvación que solo Jesús podía darnos; Bartimeo confesó su miseria, reconoció la necesidad de ser sanado de su ceguera, de ser libre de su miseria. Asimismo nosotros tuvimos la oportunidad de que nuestros ojos se abrieran y pudieran ver la condición en la que nos encontrábamos y lo necesitados que estábamos de ser perdonados, sanos y libres de la ceguera en la que andábamos; Él nos rescató de la oscuridad, nos dió libertad, nos dió la vista para verlo y para seguirlo.

En Bartimeo se cumplió la profecía de Isaías cuando dijo: "Cuando Él venga, abrirá los ojos de ciegos y destapará los oídos de los sordos" (Isaías 35:5) Bartimeo reconoció que Jesús era aquel que vendría a salvarlo y le devolvería la vista; y hoy, esta promesa también es nuestra, también en nosotros se ha cumplido por voluntad de Dios. ¿Acaso no es glorioso poder participar de tan sobrenatural plan? Nosotros ni siquiera sabíamos de esta promesa, no la habíamos escuchado ni la esperábamos; sin embargo, como don gratuito por Jesús, se nos concedió la dicha de recibirla.

Hoy podemos ver a Jesús, hoy podemos mirarlo a través de la revelacioń de la Palabra; hoy podemos tener la convicción de que en el poder con el que fuimos revestidos, le seguimos para ser como Él.

¡Cuán bendecidos hemos sido! Podemos ver y podemos oír al Maestro, contamos con el milagro de seguirlo; por Él, fuimos acercados y podemos ver a nuestro Padre, podemos tener la certeza de caminar en la Luz que nos da vida por Él, en Él y para Él.

Ahora, te imaginas a Jesús diciéndote: ¿Qué quieres que haga? ¿Qué le dirías? ya te dió lo más importante; Su salvación, has sido adoptado por medio de Él, como hijo de Dios. Eres libre de condenación; del pecado, de la muerte y de la maldición; las tinieblas no tienen poder sobre ti, no tienen señorío sobre tu vida, la oscuridad dejó de ser tu morada

No es coincidencia que estés leyendo este plan, Él te está hablando ¿Qué le dirías entonces? ¿Qué le pedirías? Medita en ello un momento, deléitate en Su amor, en Su Nombre; ten presente que lo que le pidas, Él te lo puede dar ¿Qué quieres que haga?