Ejercicios de Crecimiento PersonalMuestra

ORACIÓN DEL INMIGRANTE

Un sentimiento de angustia e inseguridad se anida en el ánimo del que lucha por establecerse en un país ajeno, desarraigado como está de su tierra y costumbres.

Por eso el inmigrante debería conocer un recurso, una herramienta, que lo hace fuerte y eventualmente tiene el poder de sacarlo de apuros.

Bueno… esa fue mi experiencia de hace muchos años, y que continúo narrando para el que le sirva.

La ciudad de Miami de entonces era todavía muy hostil para el que venía a ganarse la vida a estas fecundas tierras. Necesité pues de un segundo trabajo de fin de semana para cubrir la andanada de necesidades básicas que me dieron la bienvenida.

Mi mejor opción fue un trabajo de medio tiempo repartiendo pizzas a domicilio en medio de un agosto sumamente caluroso y lluvioso. Era la época pre-internet y sin GPS, en que toda la ciudad comía pizzas frente a los televisores para ver los deportes y matar el bochorno de las tardes.

Fue allí donde aprendí el significado de algunas extrañas siglas en inglés que pretendían orientarme hacia los clientes, los cuales solo mostraban su generosidad cuando las pizzas llegaban rápido y caliente.

Un abrumado atardecer, en que perdían los Marlins y un torrente de agua empañaba los cristales de mi viejo Nissan con palanca de cambios y sin aire acondicionado, daba yo vueltas y vueltas sin encontrar la dirección para entregar cuatro humeantes pizzas que poco a poco perdían su calor. Me invadió la frustración. ¡Este sería el final de mi trabajo de medio tiempo!

Bajo el aguacero y sin apenas ver, decidí orillar el auto y clamar a Dios por ayuda. Recordé aquello de “encomienda al Señor tu camino, y confía en él; y él hará”.

No pasó mucho tiempo cuando sentí que alguien tocaba con sus nudillos persistentemente en mi ventanilla: “Oye, muchacho, ¿tú eres el de las pizzas?”. El cliente sonriente me esperaba en el portal de su casa con una buena propina en mano. ¡Había estacionado justo en la dirección que buscaba!

Lo que aconteció después conmigo es historia. Lo contado aquí es solo una ligera muestra de los muchos milagros que Dios hizo en mi vida. Había encontrado la fórmula para salir adelante. Pues como dice la Biblia: “Los justos no serán avergonzados en el mal tiempo” … Y “hay un final feliz para el hombre de paz”.