ESPERANZA... PARA LAS PROMESAS DE DIOSMuestra

EL SISTEMA DE RAÍCES DE UN CREYENTE

Existe una fuerte conexión entre la creencia y la esperanza. Es una verdad profunda que moldea la vida de los creyentes renacidos. La base sobre la cual se construye nuestra esperanza comienza al reconocer la existencia de Dios. La esperanza no puede estar sola. Necesita un fundamento, que es el fundamento de nuestra salvación. La Biblia nos dice que si confesamos con nuestra boca que Jesús es el Señor y creemos en nuestro corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, la salvación es nuestra. El sistema de raíces de un creyente es un precursor de la esperanza.

La esperanza que sigue a una creencia sincera en la existencia de Dios es una fuerza transformadora en nuestras vidas. Habla de la importancia del sistema de raíces de un creyente. Un sistema de raíces saludable nos brinda la fuerza para perseverar en las pruebas y la paciencia para esperar a que se cumplan las promesas de Dios. Cuanto más sólido sea el fundamento, más íntima será la relación. Ese lugar de intimidad... nos hace pensar y actuar más como hijos de Dios. Alinear nuestras decisiones con su voluntad nutre el sistema de raíces de un creyente.

El crecimiento es inevitable... cuando el crecimiento es intencional. Como creyentes renacidos, debemos nutrir intencionalmente el suelo con los nutrientes adecuados. Cuando una flor florece bellamente, indica claramente que el suelo circundante está sano. La plenitud y belleza de una flor en flor dependerán de su "sistema de raíces".

Nuestro crecimiento espiritual depende de mantenernos firmes en la esperanza, la fe y el coraje cuando enfrentamos la incertidumbre. Este tipo de fe demuestra nuestra confianza inquebrantable en lo que Dios ha prometido. El testimonio de nuestra perseverancia a través de pruebas y tribulaciones es un estímulo para aquellos que nos observan. Habla de la verdad de su Palabra, que Él no muestra favoritismo.

El sistema de raíces de un creyente determinará si vivimos una vida sin esperanza... o llena de esperanza. Testifiquemos el poder transformador de la esperanza mientras caminamos con nuestro Padre Celestial y fortalecemos nuestra fe en su Palabra. Así que, rechacemos comprometer el cultivo de nuestro sistema de raíces. No permitamos que nadie o nada contamine el suelo de lo que creemos. Donde reside nuestra esperanza en las promesas de Dios, es en lo que creemos en nuestro corazón.