Una Esperanza FirmeMuestra

Otro de los efectos del desanimo en nuestras vidas es que nos orilla a creer que Dios ha mentido y que no cumplirá lo que ha prometido; nos hace creer que Dios nos ha defraudado, que hemos sido estafados.

Uno de los mayores enemigos de nuestras bendiciones es la impaciencia de la que constantemente padecemos. Todos (me incluyo yo también) queremos que las cosas sucedan automáticamente, como por arte de magia y cuando no es así sentimos que nos han robado, que nos mintieron.

Como mencioné al inicio de este plan, sigo orando y esperando por un trabajo y creyendo en Dios y en que Él me dará todo lo que necesito. Pero a veces resulta bastante difícil poder seguir esperando mientras pasan los días y no sucede lo que yo tanto quiero.

Como seres humanos a lo largo de la historia hemos querido “empaquetar” a Dios en una caja de acuerdo a nuestra limitaciones, queremos que Dios haga tal cosa en tal momento y cuando no lo hace creemos que algo anda mal; pero la verdad es que nunca habrá una fórmula para entender a Dios. Él no puede ser encerrado en una caja. No definamos a Dios de acuerdo a nuestras limitaciones.

La tercer razón por la que debemos mantener firme nuestra esperanza es que creemos en un Dios que es fiel y no rompe Sus promesas.

Nuestra seguridad radica en que servimos a un Dios que es fiel en lo que prometió y no se detiene hasta cumplirlo.

Podemos confiar en que cada promesa que ha hecho se cumplirá. Ya sea que lo veamos nosotros o las personas que vienen después de nosotros, Dios cumplirá Sus promesas.

Nuestra fe y esperanza en Dios debe ser firme no solo para creer por nosotros sino también por nuestras generaciones.