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Cuando las mujeres oranMuestra

Cuando las mujeres oran

DÍA 1 DE 3

Cuando las mujeres oran, Dios trae nueva vida.

La historia de Ana es fascinante. También es conmovedora e inspiradora. Y más aún, su historia es muy accesible. Cualquiera puede identificarse con ella: Ana vivía con un anhelo incumplido: era estéril.

Ana escogió el camino de la oración.

Cuando Elí la vio, ella estaba «con gran angustia» y «llorando desconsoladamente». Comenzó a orar al Señor: «Si te dignas mirar la desdicha de esta sierva tuya, y si en vez de olvidarme te acuerdas de mí y me concedes un hijo varón» (1:11). Cuando el sumo sacerdote la confrontó, Ana le contestó: «No, mi señor; no he bebido ni vino ni cerveza. Soy solo una mujer angustiada que ha venido a desahogarse delante del Señor. He pasado este tiempo orando debido a mi angustia y aflicción» (1:15-16).

Fíjate que Ana no usó palabras rebuscadas ni elegantes mientras oraba. Clamó a Dios. Incluso cuando estaba llorando amargamente, hablaba y clamabamientras lloraba. Oró con intensidad. Oró con fervor. Oró con tal pasión y deseo que Elí pensó que estaba borracha.

¿Sientes a veces que Dios te concedería tu petición si tan solo emplearas las palabras apropiadas para orar? ¿Si tan solo pudieras encontrar esa frase exacta para marcar la diferencia? Desecha ese pensamiento. No hacen falta palabras mágicas para orar. Solo hace falta la gracia de Dios.

¿A veces crees que Dios contestaría tus oraciones si tan solo alguien especial orara por ti? ¿Alguien ungido? ¿Alguien más espiritual que tú o más santo que tú? Desecha esa idea. La Biblia dice: «No hay un solo justo, ni siquiera uno» (Romanos 3:10). No necesitas a nadie para hacer que tus oraciones sean más eficaces. Necesitas que el Espíritu Santo de Dios interceda por ti.

¿Crees que Dios le prestaría más atención a tus oraciones si fueras una mejor persona? ¿O tratas de comportarte mejor o de actuar de manera más «piadosa» durante los días que estás orando porque piensas que Dios te va a tomar más en serio cuando eres más espiritual? Deja eso. No puedes obligar a Dios ni exigirle que haga lo que quieres; solo puedes arrodillarte a Sus pies, derramar tu corazón, creer que responderá y que Su respuesta será para tu bien.

En resumen, cuando te presentes ante Dios en oración, ve tal como eres. Deja de preocuparte por tu imagen y deja de preocuparte por tu apariencia, y por lo que las personas van a pensar de ti. Póstrate de rodillas ante Dios con pasión y fervor, ¡y Él abrirá las ventanas de los cielos y derramará una bendición mucho más grande de lo que te imaginas!

Eso fue lo que experimentó Ana.

«Aconteció que al cumplirse el tiempo, después de haber concebido Ana, dio a luz un hijo, y le puso por nombre Samuel, diciendo: Por cuanto lo pedí a Jehová».

Día 2

Acerca de este Plan

Cuando las mujeres oran

Cuando las mujeres oran muchas cosas pueden cambiar. Descubre a través de algunos ejemplos de las mujeres de la Biblia cómo su valentía, persistencia y fe las llevó a tocar la voluntad de Dios a su favor.

Nos gustaría agradecer a Editorial Unilit |Spanish House Ministries por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.editorialunilit.com/

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