Las Siete Palabras De La CruzMuestra

UNA PALABRA DE VICTORIA

¿Alguna vez has notado cómo pasa más "lento" el tiempo cuando estás enfermo o viviendo un momento de gran estrés? Lo que parecía una hora, te enteraste más tarde que fueron solo cinco minutos. ¿Te imaginas lo largas que fueron esas seis horas de Jesús en la cruz? Cada minuto era una hora y cada hora como un día. Peor aún que el tormento físico era lo tenso de la situación. Su obediencia al Padre tenía que ser perfecta, compensando todas nuestras desobediencias. Incluso un pequeño pecado y todo estaría perdido. Sin ira, sin amargura, sin fantasías de venganza, sin odio.

Pero Jesús no se quebró. Nuestro Campeón se mantuvo fuerte hasta el final. Jesús sabía que su muerte estaba ahora a unos segundos de distancia. Con alivio pronunció una confiada declaración de hecho que envió al Enemigo aullando. “Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu.” (Juan 19:30). Su sufrimiento había terminado. Satanás, la muerte, la tumba, el infieron estaban derrotados. Nuestra condenación se había esfumado.

Cuando Satanás te tiente a la desesperación, repréndelo recordándole que ya perdió. Él no es el rey del infierno; de hecho, será su prisionero más notorio. Siempre. La victoria de Jesús es tu victoria. Ha sido derrotado en el pasado y, a pesar de todos sus trucos, Satanás no puede deshacerlo.

De esto, podemos estar seguros.