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La Biblia con Nicky y Pippa Gumbel 2022

DÍA 213 DE 365

¿Un final sin esperanza, o una esperanza sin final?



Matthew, un joven de 21 años, llevaba tres años viviendo en la calle. Mark Russell —quien fue designado jefe de la organización Church Army (el ejército de la iglesia) cuando aún era veinteañero— se lo encontró en los alrededores de Charing Cross en Londres, le trajo algo de comida y le llevó a Cristo.

Cuando Mark se levantó para disponerse a marchar, le dijo: «Matthew, durante todo el mes que viene voy estar en diferentes foros hablando para miles de personas. ¿Qué consejo quieres que le dé a la iglesia Anglicana actual?

Matthew respondió: «El trabajo de la iglesia consiste en que dejen de discutir y *traigan esperanza a la gente*».

Mark Russell comentó lo siguiente: «No he oído jamás una definición mejor de aquello a lo que nos tenemos que dedicar. ¿Acaso no tenemos un evangelio que trae esperanza? Un evangelio de vida, un evangelio de transformación y, por encima de todo, la *esperanza en la vida eterna, la esperanza de Jesús*». Mucha gente solo ve un *final sin esperanza*, pero con Jesús, puedes disfrutar de una *esperanza sin final*.

La esperanza es una de las tres virtudes teologales (las otras son el amor y la fe). Como escribe

Raniero Cantalamessa: «Son como tres hermanas. Dos de ellas ya han crecido y la tercera es una niña pequeña. Avanzan juntas asidas de la mano con la niña esperanza en el medio. Al verlas, parecería que son las mayores las que llevan a la niña, pero es al revés: la pequeña es la que lleva a las grandes. La esperanza es la que lleva al amor y a la fe, sin ella, todo se detendría».

Salmos 89:46-52



1. Conoce la esperanza de vida eterna por medio de Jesús


Fyodor Dostoevsky escribió: «Vivir sin esperanza es dejar de vivir» y Emil Brunner escribió que «la esperanza es al significado de la vida lo que el oxígeno a los pulmones».


Este salmo acaba con una nota de esperanza: «¡Bendito sea el Señor por siempre! Amén y amén» (v.52). El salmista se aferra a la esperanza a pesar del hecho de sus luchas acerca de su propia situación.



  • Esperanza en el sufrimiento y la desesperación


«¿Hasta cuándo, Señor?» (v.46a) es una pregunta retórica, un grito de desesperación que se pregunta si este sufrimiento durará para siempre.



  • Esperanza a pesar de la brevedad de la vida y la inevitabilidad de la muerte


La vida es muy corta: «¡Recuerda cuán efímera es mi vida![» (v.47a). Si la vida es el final, no hay ningún propósito o significado último: «Al fin y al cabo, ¿para qué creaste a los mortales?» (v.47b). Nadie puede resucitarse a sí mismo de la muerte: «¿Quién hay que viva y no muera jamás, o que pueda escapar del poder del sepulcro? » (v.48).


Pero el salmista no descarta la esperanza en la resurrección. Sabe que los seres humanos no se pueden salvar a sí mismos, por ello alza la mirada al Señor: «¿Dónde está, Señor, tu amor de antaño, que en tu fidelidad juraste a David? […] tu ungido» (vv.49–51). Lo que el salmista vio solo como un borroso esbozo, se hizo patente en el Nuevo Testamento.



Señor, gracias porque nos has dado una *esperanza* viva por medio de la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, haciendo que recibamos «una herencia indestructible, incontaminada e inmarchitable» (1 Pedro 1:3–4).


Romanos 14:19-15:13



2. Rebosa de esperanza por el Espíritu Santo


La fe produce esperanza, alegría y paz en nuestra vida. La duda nos roba nuestra alegría y nuestra paz. La fe significa confiar en «el Dios de la esperanza». Pablo ora así: «Que el Dios de la esperanza los llene de toda alegría y paz a ustedes que creen en él, para que rebosen de esperanza por el poder del Espíritu Santo» (15:13).


El origen de la esperanza es «el Dios de la esperanza». La razón de la esperanza es Jesús y la fuente de la esperanza en ti es el Espíritu Santo. Esta esperanza no es una ilusión, sino que se asienta en lo que Dios ha hecho y está haciendo por nosotros.


Esta esperanza es la fuerza motriz de nuestro diario vivir. Como comenta Erwin McManus, la esperanza «nos levanta de las ruinas de nuestros fracasos, de nuestro dolor y de nuestro miedo a sobreponernos a aquello que una vez nos pareció insuperable. Nuestra capacidad de aguantar perseverando hasta vencer, se alimenta de ese ingrediente que parece insulso, llamado esperanza».


Jesús es la esperanza para el mundo, para Israel y también para el resto de nosotros. Pablo cita una serie de pasajes del Antiguo Testamento para probarlo, los cuales culminan con las palabras de Isaías profetizando acerca de Jesús: «… se levantará para gobernar a las naciones; en él los pueblos pondrán su esperanza» (v.12).


Pablo nos ayuda a ver los diferentes aspectos de la esperanza que Jesús trae al mundo de hoy, incluyendo:



  • Esperanza de unidad


Pablo continua abogando porque se hagan todos los esfuerzos posibles para la unidad: «Esforcémonos por promover todo lo que conduzca a la paz y a la mutua edificación» (14:19). Guarda esta unidad siendo sensible con tus hermanos y hermanas en Cristo, sin ofenderlos innecesariamente (14:20–15:1). Cada uno de nosotros debe «agradar al prójimo para su bien, con el fin de edificarlo» (v.2).


Sigue el ejemplo de Jesús: «Ni siquiera Cristo se agradó a sí mismo» (v.3). Sé, como Jesús, alguien que agrada a Dios, no alguien que agrada a la gente. Los aduladores son aquellos que intentan agradar a la gente aún a precio de comprometer su propia conciencia para hacerlo. Pablo procuró agradar a la gente siempre y cuando el hacerlo no conllevara desagradar a Dios (Gálatas 1:10; 1 Corintios 10:33).



  • Esperanza de las Escrituras


El propósito de las Escrituras es dar esperanza, «todo lo que se escribió en el pasado se escribió para enseñarnos, a fin de que, alentados por las Escrituras, perseveremos en mantener nuestra esperanza» (Romanos 15:4). El conocimiento de Jesús y de la esperanza que hay en él, viene por medio de las Escrituras. La manera de mantener tu esperanza alta es estudiar las Escrituras con regularidad.


Esta esperanza lleva a «toda alegría y paz a ustedes que creen en él» (v.13). Me encanta la manera en la que Corrie ten Boom lo explica: «La alegría y la paz significan ir por la vida con una sonrisa de oreja a oreja y con la maleta vacía».



Señor, gracias porque de la misma manera que resucitaste a Jesús de entre los muertos, un día me resucitarás con él para una vida plena y eterna. Que hoy Tu Espíritu Santo me llene hasta rebosar de esperanza.


1 Crónicas 11:1-12:22



3. Pon tu esperanza en la venida de Jesús


Nuestra esperanza descansa en Jesús, el Rey, quien un día regresará para establecer su reino para siempre. Al leer acerca de los reyes del Antiguo Testamento, es importante, recordar que ellos aun con todo su esplendor, solo eran una vaga prefiguración de Jesús, quien sería el rey definitivo.


A ojos del cronista, David era el rey ideal: «Usted dirigía a Israel en sus campañas. Además, el Señor su Dios le dijo a Su Majestad: “Tú guiarás a mi pueblo Israel y lo gobernarás”» (11:2). «Ungieron a David para que fuera rey sobre Israel, conforme a lo que el Señor había dicho por medio de Samuel» (v.3). «Y David se fortaleció más y más, porque el Señor Todopoderoso estaba con él» (v.9).


David no hizo todo él solo, sino que necesitó de un equipo con él. Tenía un grupo de treinta «hombres alientes» entre los que estaban los tres más valientes. Estoy lleno de agradecimiento hacia los admirables hombres y mujeres que nos apoyan a Pippa y a mí en nuestro esfuerzo por liderar. No hubiéramos podido ni empezar a hacer lo que hacemos sin este maravilloso equipo que tenemos arropándonos.


Amasay, jefe de los treinta, movido por el Espíritu le dijo a David: «¡Somos tuyos! ¡Estamos contigo! […] (contigo y con) quien te brinde su ayuda!» (12:18–22). Aquello tuvo que darle muchísimos ánimos a David.


En estos pasajes de las Escrituras vemos una correlación directa entre el reino de Israel y el reino de Dios (ver 1 Crónicas 28:5; 1 Crónicas 29:23; 2 Crónicas 13:8). La continuidad del reinado era incuestionable porque estaba protegido por Dios.


Pero cuando el cronista estaba escribiendo esto (cientos de años después), no había rey. Escribió sobre el pasado en la espera de que surgiera un rey como David en el futuro. Aquella era la esperanza de Israel, el rey que había de venir y Jesús era ese rey. Él era «el ungido», el «Mesías» (Salmo 89:51).


Ahora, nuestra esperanza está puesta en el regreso de Jesús. Como lo explicó el obispo Lesslie Newbigin: «Para el cristiano, el horizonte es que “Él volverá” y “aguardamos la venida del Señor”. Ya suceda mañana o en cualquier otro momento, ese es nuestro horizonte, el cual es fundamental para mí y es lo que me posibilita estar lleno de esperanza y encontrar sentido a la vida».



Padre, gracias porque todas las esperanzas de Israel se cumplieron cuando vino Jesús, el rey ungido. Gracias porque ahora podemos esperar su regreso. «¡Bendito sea el Señor por siempre! Amén y amén» (v.52)


Pippa Adds



1 Crónicas 11:10–25


En mi familia tengo hombres admirables (y mujeres). Se dedican a luchar contra los gigantes de la injusticia y ¡son muy útiles también para llevar mis maletas!



References



Nueva Versión Inernacional (NVI)

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Acerca de este Plan

La Biblia con Nicky y Pippa Gumbel 2022

¿Abrumado por la idea de leer la Biblia? Dedique un tiempo cada día a escuchar a Nicky y Pippa Gumbel mientras le explican toda la Biblia en 365 días. Cada día, se explora un tema diferente a través de una selecció...

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Nos gustaría agradecer a Nicky Gumbel por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://alpha.org

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