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La Biblia con Nicky y Pippa Gumbel 2022

DÍA 156 DE 365

Del lado vencedor



El Leicester City comenzó la temporada con unas probabilidades de cinco mil contra una y terminó campeón de la Liga Inglesa, la *Premier League,* de Inglaterra. Hubo ovaciones y gritos de puro gozo de todos aquellos que estaban del lado vencedor: Sin duda ha sido aclamada como la mayor victoria deportiva de todos los tiempos.

Por supuesto, se trata de un ejemplo trivial y la victoria que es el centro de los pasajes de hoy es completamente diferente en cuanto a orden y significado. Pero aún la victoria más pequeña e insignificante nos hace saborear un poco del significado y la alegría que comporta esta otra victoria.

La gran victoria de Dios sobre la que leemos en el Nuevo Testamento está prefigurada en el Antiguo Testamento. La victoria definitiva de Dios vino con la vida, resurrección y ascensión de Jesús y el derramamiento de su Espíritu.

Proverbios 14:5-14



1. Victoria de la bondad


Cuando el libro de los proverbios habla del «necio», no habla de alguien a quien le falte inteligencia; más bien, hace referencia al rebelde —especialmente contra Dios y las leyes de decencia y justica—, calificado como «el insolente […] el necio […] el malvado […] el inconstante» (vv.6,7,9,11,14). Todos estos tienen un mal final (vv.11–14), sus caminos terminan en la muerte.


Por otro lado, el libro de Proverbios está lleno de enseñanzas sobre la importancia de la santidad y la rectitud. Leemos acerca del «testigo verdadero […] el prudente […] el justo […] el bueno» (vv.5,9,11,14).


Lo que conlleva es que el justo, de alguna manera, sobrevivirá a la muerte y «prosperará» y será «premiado» (vv.11–14). En otras palabras, a la larga obtendrá la victoria: «Los íntegros cuentan con el favor de Dios» (v.9b).



Señor, ayúdame, por el poder de tu Espíritu Santo, a ser fiel en todos mis caminos y hacer las buenas obras que Tú has dispuesto de antemano para que yo las ponga en práctica (Efesios 2:10).


Hechos 2:22-47



2. Victoria de Jesús


La iglesia debería ser un lugar de «alegría y generosidad» (v.46) o como dice The Message: «Un lugar de celebración, alegre y desbordante» (v.46, MSG). Tenemos que ser la gente más positiva de todo el mundo, que celebra constantemente a Jesús y la victoria de Dios.


Pedro —lleno del Espíritu Santo— explica la gran victoria de Jesús en el día de Pentecostés. Habla sobre su vida, ministerio, muerte y en particular sobre su resurrección y comparte las cuatro razones por las que puedes estar seguro de que Jesús ha sido resucitado de entre los muertos y por lo tanto puedes estar seguro de que serás resucitado a la vida con él:



  • La razón lógica


El poder mortal de Satanás no podía ser más fuerte que el poder de vida del Mesías de Dios. Pedro explica que «era imposible que la muerte lo mantuviera bajo su dominio» (v.24).



  • La razón bíblica


Señala que la resurrección fue profetizada en el Salmo 16:8–11 (Hechos 2:25–28). Pedro afirma: «[David] era profeta y sabía que Dios le había prometido bajo juramento poner en el trono a uno de sus descendientes […] previó lo que iba a suceder. Refiriéndose a la resurrección del Mesías» (vv.30–31).



  • La razón personal


Pedro cuenta su propio testimonio: «A este Jesús, Dios lo resucitó, y de ello todos nosotros somos testigos» (v.32). En efecto, Pedro dice que «todos lo hemos visto».



  • La razón vivencial


La experiencia del Espíritu Santo es, en sí misma, prueba de la resurrección. Tras la vida, la muerte, la resurrección y la ascensión de Jesús, vino el acto final de su ministerio de salvación: «Exaltado por el poder de Dios, y habiendo recibido del Padre el Espíritu Santo prometido, ha derramado esto que ustedes ahora ven y oyen» (v.33).


Aquella experiencia no se limitó a los que estaban presentes en el día de Pentecostés. Es para todo cristiano, es para ti: «La promesa es para ustedes, para sus hijos y para todos los extranjeros, es decir, para todos aquellos a quienes el Señor nuestro Dios quiera llamar» (v.39). Cada vez que alguien experimenta al Espíritu Santo, es una prueba más de la resurrección; cada vez que ves a alguien ser lleno del Espíritu Santo o escuchas su testimonio de cómo el Espíritu Santo ha cambiado su vida, es una prueba más de la resurrección.


El Espíritu Santo nos posibilita reconocer la verdad de las palabras de Pedro: «Ustedes crucificaron» a Jesús de Nazaret (v.36). Jesús murió por mis pecados; yo maté a Jesús, mi pecado personal estaba presente en la cruz. El día que reconocí esto, yo también «me afligí de corazón» (v.37, RVA-2015). Esta revelación es lo que lleva al auténtico arrepentimiento.


La manera en la que recibes la promesa es por el arrepentimiento, la fe en Jesús, el bautismo y la recepción del don del Espíritu Santo (vv.37–38). La prueba de que has recibido el Espíritu Santo se ve en una vida cambiada y una comunidad transformada (vv.42–47). La iglesia no es solo un lugar de celebración y alegría desbordada, también debería, por encima de todo, ser un lugar de amor.



  • Amor por Dios


La iglesia es un lugar lleno de amor por Dios. Les surgió un nuevo amor por la Biblia: «Se mantenían firmes en la enseñanza de los apóstoles» (v.42). Gran parte de aquellas enseñanzas están recogidas en el Nuevo Testamento.


Despertó en ellos un nuevo amor por los sacramentos: «Se mantenían firmes… en el partimiento del pan» (v.42);


«De casa en casa partían el pan» (v.46).


Despertó en ellos un nuevo amor por la oración (v.42). Una iglesia llena del Espíritu Santo será siempre una iglesia orante.



  • Amor los unos por los otros


Amarse los unos a los otros tiene que ser una de las características indelebles de la iglesia: «Se mantenían firmes […] en la comunión» (v.42). Seguían reuniéndose y comiendo juntos con «con alegría y generosidad» (v.46). Se dio una nueva liberación de fondos y una generosidad en el dar (vv.44–45).


Una iglesia llena del Espíritu tiene que ser una iglesia unida.



  • Amor por el mundo


La iglesia tiene que estar llena de amor por el mundo. Eran una comunidad orientada hacia fuera que hacía señales y milagros (v.43). «Cada día el Señor añadía al grupo los que iban siendo salvos» (v.47). Una iglesia llena del Espíritu será siempre una iglesia que mire hacia afuera.



Señor, gracias por la gran victoria de Jesús sobre el pecado y la muerte. Te pido que me llenes hoy de nuevo con tu Espíritu Santo.


2 Samuel 7:1-8:18



2. Victoria de Jesús


La iglesia debería ser un lugar de «alegría y generosidad» (v.46) o como dice The Message: «Un lugar de celebración, alegre y desbordante» (v.46, MSG). Tenemos que ser la gente más positiva de todo el mundo, que celebra constantemente a Jesús y la victoria de Dios.


Pedro —lleno del Espíritu Santo— explica la gran victoria de Jesús en el día de Pentecostés. Habla sobre su vida, ministerio, muerte y en particular sobre su resurrección y comparte las cuatro razones por las que puedes estar seguro de que Jesús ha sido resucitado de entre los muertos y por lo tanto puedes estar seguro de que serás resucitado a la vida con él:



  • La razón lógica


El poder mortal de Satanás no podía ser más fuerte que el poder de vida del Mesías de Dios. Pedro explica que «era imposible que la muerte lo mantuviera bajo su dominio» (v.24).



  • La razón bíblica


Señala que la resurrección fue profetizada en el Salmo 16:8–11 (Hechos 2:25–28). Pedro afirma: «[David] era profeta y sabía que Dios le había prometido bajo juramento poner en el trono a uno de sus descendientes […] previó lo que iba a suceder. Refiriéndose a la resurrección del Mesías» (vv.30–31).



  • La razón personal


Pedro cuenta su propio testimonio: «A este Jesús, Dios lo resucitó, y de ello todos nosotros somos testigos» (v.32). En efecto, Pedro dice que «todos lo hemos visto».



  • La razón vivencial


La experiencia del Espíritu Santo es, en sí misma, prueba de la resurrección. Tras la vida, la muerte, la resurrección y la ascensión de Jesús, vino el acto final de su ministerio de salvación: «Exaltado por el poder de Dios, y habiendo recibido del Padre el Espíritu Santo prometido, ha derramado esto que ustedes ahora ven y oyen» (v.33).


Aquella experiencia no se limitó a los que estaban presentes en el día de Pentecostés. Es para todo cristiano, es para ti: «La promesa es para ustedes, para sus hijos y para todos los extranjeros, es decir, para todos aquellos a quienes el Señor nuestro Dios quiera llamar» (v.39). Cada vez que alguien experimenta al Espíritu Santo, es una prueba más de la resurrección; cada vez que ves a alguien ser lleno del Espíritu Santo o escuchas su testimonio de cómo el Espíritu Santo ha cambiado su vida, es una prueba más de la resurrección.


El Espíritu Santo nos posibilita reconocer la verdad de las palabras de Pedro: «Ustedes crucificaron» a Jesús de Nazaret (v.36). Jesús murió por mis pecados; yo maté a Jesús, mi pecado personal estaba presente en la cruz. El día que reconocí esto, yo también «me afligí de corazón» (v.37, RVA-2015). Esta revelación es lo que lleva al auténtico arrepentimiento.


La manera en la que recibes la promesa es por el arrepentimiento, la fe en Jesús, el bautismo y la recepción del don del Espíritu Santo (vv.37–38). La prueba de que has recibido el Espíritu Santo se ve en una vida cambiada y una comunidad transformada (vv.42–47). La iglesia no es solo un lugar de celebración y alegría desbordada, también debería, por encima de todo, ser un lugar de amor.



  • Amor por Dios


La iglesia es un lugar lleno de amor por Dios. Les surgió un nuevo amor por la Biblia: «Se mantenían firmes en la enseñanza de los apóstoles» (v.42). Gran parte de aquellas enseñanzas están recogidas en el Nuevo Testamento.


Despertó en ellos un nuevo amor por los sacramentos: «Se mantenían firmes… en el partimiento del pan» (v.42);


«De casa en casa partían el pan» (v.46).


Despertó en ellos un nuevo amor por la oración (v.42). Una iglesia llena del Espíritu Santo será siempre una iglesia orante.



  • Amor los unos por los otros


Amarse los unos a los otros tiene que ser una de las características indelebles de la iglesia: «Se mantenían firmes […] en la comunión» (v.42). Seguían reuniéndose y comiendo juntos con «con alegría y generosidad» (v.46). Se dio una nueva liberación de fondos y una generosidad en el dar (vv.44–45).


Una iglesia llena del Espíritu tiene que ser una iglesia unida.



  • Amor por el mundo


La iglesia tiene que estar llena de amor por el mundo. Eran una comunidad orientada hacia fuera que hacía señales y milagros (v.43). «Cada día el Señor añadía al grupo los que iban siendo salvos» (v.47). Una iglesia llena del Espíritu será siempre una iglesia que mire hacia afuera.



Señor, gracias por la gran victoria de Jesús sobre el pecado y la muerte. Te pido que me llenes hoy de nuevo con tu Espíritu Santo.


Pippa Adds



Hechos 2:22–41


Todos los amigos de Pedro tuvieron que estar encantados y orgullosos (en el buen sentido) cuando se puso en pie y dio su primer sermón. Habían estado con Pedro en sus idas y venidas, así como en sus caídas y ahora la unción de Dios estaba sobre él; los tres años anteriores habían sido una preparación para ese momento.


Es maravilloso ver cómo personas que ha pasado por sus batallas y dificultades, encuentran su llamado.



References



Nueva Versión Inernacional (NVI)

Copyright © 1999 by Biblica, Inc

Acerca de este Plan

La Biblia con Nicky y Pippa Gumbel 2022

¿Abrumado por la idea de leer la Biblia? Dedique un tiempo cada día a escuchar a Nicky y Pippa Gumbel mientras le explican toda la Biblia en 365 días. Cada día, se explora un tema diferente a través de una selecció...

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Nos gustaría agradecer a Nicky Gumbel por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://alpha.org

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