Persiguiendo La GrandezaMuestra

Hombre del Reino

La pregunta en el piso al comenzar nuestro viaje hacia esta área de convertirnos en un hombre del reino es: ¿cómo terminamos aquí en primer lugar? ¿Cómo es que nosotros, una nación fundada en principios de responsabilidad espiritual personal y comunitaria, terminamos ahogándonos en un mar de tantos hombres irresponsables? La respuesta a esa pregunta no es tan compleja como podría imaginar. De hecho, todo tiene que ver con el Libro del Reino. En algún momento a lo largo de la línea, nos hemos olvidado de verificar con el Libro que se nos ha dado para regla.

No podemos esperar, entender o vivir la definición de humanidad de Dios sin aplicar todo el contenido de Su Palabra. Un árbitro que arbitra un juego con solo una parte del reglamento sería despedido en un instante. Sin embargo, por alguna razón, nosotros como hombres, no nos hemos dado cuenta de que debemos vivir toda nuestra vida de acuerdo con la completa Palabra de Dios. Siempre que la Palabra de Dios sea distorsionada, limitada o reducida en su gobernar en la vida de un hombre, las bajas abundan. Como lo hacen hoy. Y al igual que hicieron en el jardín hace miles de años. Como hicieron con Adán.

Cualquier discusión sobre el papel, el propósito y el liderazgo de un hombre debe comenzar con Adán. La teología de Adán no es simplemente un concepto del Antiguo Testamento. La teología de la responsabilidad del hombre basada en el orden de la creación y lo que Dios le asignó se lleva a cabo en el Nuevo Testamento e incluso en la edad de la Iglesia.

La misma razón por la que no podemos encontrar hombres ocupando su puesto hoy es la misma razón por la que Dios caminó por el jardín hace tanto tiempo diciendo: “Adán, ¿dónde andas?” o como decimos de donde yo vengo, “Adán, ¿dónde estás?”

Lo que causó que Adán no se encontrara en el jardín ese día es lo mismo que está causando que tantas mujeres solteras tengan dificultad para localizar a un Adán hoy. Y es la misma razón por la que tantas mujeres casadas están frustradas con el Adán que tienen. Esta es también la misma razón por la que a los pastores y líderes de la iglesia les resulta difícil encerrar a los hombres en su puesto.

Esta razón se debe a que los hombres han entendido mal su papel de liderar como hombres del reino.