Libertad Para SoñarMuestra

Día #2 – El dinero no lo es todo

Una de las trampas más comunes en las que caen algunas personas que quieren hacer realidad su sueño, es llegar a pensar que el dinero es la meta. Estas personas no saben que el dinero en sí no es malo; pero que su amor por él los llevará a la ruina.

No te conviertas en ese tipo de personas. Persigue un sueño que bendiga a los demás, por encima del dinero que puedas obtener. El dinero llegará siempre que tu corazón se enfoque en bendecir a otros y hagas las cosas con integridad. Nunca permitas que el amor a lo que puedas ganar sea lo que te motive a alcanzar algún sueño.

Por ejemplo: Si eres dueño de negocio, está bien que cobres por tus productos o servicios; pero nunca pierdas de perspectiva que eres un servidor de Dios por encima de todas las cosas. Permítete bendecir a personas que están en necesidad y trabaja para recibir con agradecimiento al Señor el fruto de tu trabajo.

Si eres predicador, ten en mente que, el Evangelio de Jesús fue comprado a precio de sangre, no lo compraste tú. Por esa misma razón, si predicas, no debes ni siquiera pensar en cuánto ganarás por hacerlo; porque no puedes vender (generar dinero) algo que tú mismo no has comprado. El apóstol Pablo lo explica muy bien en la primera carta a los Corintios.

Aunque seas digno de tu salario, esto no aplica a cobrar la predicación del Evangelio.

Oración: Señor, ayúdame a ser de bendición a otros. Que mi sueño no me ciegue ni me lleve a amar el dinero; sino que pueda verlo como un instrumento para bendecir. Ayúdame a manejar mis finanzas correctamente y a recordar que todo lo que tengo me lo has dado tú. Ayúdame a reconocer que cuando predico tu Buena Noticia, es para darte la gloria a ti y que de eso no puedo exigir mérito alguno.  En el nombre de Jesús, amén.