DesbordadosMuestra

Desbordamiento para bendecir un mundo sediento

Jesús invita a todos los que tienen sed a venir a él y beber. En él, tenemos ríos de agua viva que corren en nuestro interior. La mujer del pozo encontró un pozo en su interior, de donde surge la vida eterna. En Hechos, vemos a personas como Esteban, Pablo, Pedro y Juan. Una y otra vez, hicieron señales y maravillas; el Espíritu Santo desbordado dentro de ellos tocó al mundo para la gloria de Dios. Se supone que nuestra vida en Jesús está llena de gloria... dinámica, alegre, conmovedora, efervescente.

Tengo un recipiente que es único; es mi taza de ORU. Me gusta tener chocolate caliente en mi taza de ORU. Lo preparo algunas mañanas y lo llevo al trabajo en esa taza. El lunes o martes, hice chocolate caliente y puse la taza en el mostrador. Aproximadamente el viernes algo olía realmente mal. No podía encontrar dónde estaba el problema. Abrí el refrigerador, pero no procedía de allí. Fui a donde estaba mi ropa de gimnasio que estuvo guardada durante tres días y no olía tan mal. Finalmente, llegué al mostrador y pensé: «Oye, olvidé lavar esa taza». Noté que la leche se había agriado. Este recipiente tenía una sustancia estancada en ella y eso hacía oler mal toda la casa.

La vida cristiana nunca ha querido estar estancada. Cuando el Espíritu Santo te llena, se convierte en un río dentro de ti. Si estás estancado, si no eres un río, vas a apestar. Es hora de deshacerse de las cosas estancadas en tu vida. Haz una habitación para él y el Espíritu Santo te llenará. Vuelve a la fuente, vuelve al origen, vuelve a su gloria y que te desborde.

¿Qué hay en tu vasija? ¿Qué está pasando dentro de ti cuando la gente te ofende? Cuando las presiones de la vida te abruman, ¿qué se derrama? ¿Es acaso amargura, ira, acusación y un sentido de derecho? ¿O derramas amor, alegría, esperanza y gracia?

Dios puede llenarnos de su presencia desbordante. Ora conmigo: Aquí estoy, Padre. Quiero ser una vasija de honra. Por favor, lléname de nuevo con el Espíritu Santo. Lléname hasta desbordar para bendecir al mundo sediento de ti. Fórmame, moldéame, lléname. En el nombre de Jesús, Amén.

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