[#Vida] Mediana EdadMuestra

Una razón para esta temporada

Paul David Tripp, Pastor y autor estadounidense, dice en uno de sus libros que cuando vamos creciendo pasamos de querer ser astronautas a arqueólogos. ¿Qué significa esto? Cuando somos jóvenes queremos cambiar el mundo. Queremos explorar nuevos lugares, hacer que las cosas sucedan, descubrir lo desconocido, alcanzar las estrellas, muchas veces literalmente. Luego nos hacemos un poco más grandes y pasamos de querer ser astronautas — «Quiero hacer más, ser más, ir por más, cambiar el mundo» —a ser arqueólogos. No es porque perdemos nuestro empuje, solo que las cosas cambian. Comenzamos a excavar en el montículo de nuestras vidas y comenzamos a desenterrar cosas. Nos encanta mirar esa antigua libreta o nuestro viejo anuario. Nos encontramos sintonizando la radio para oír canciones de nuestro pasado.

Nos convertimos en arqueólogos. En lugar de querer algo nuevo, queremos volver a las cosas antiguas. Esperamos con ansias la reunión de clase con antiguos compañeros de escuela. Esperamos con ansias ver a nuestros viejos amigos y rememorar. Pasamos de ser astronautas a arqueólogos porque nos sentimos seguros. Nos recuerda a tiempos más fáciles y acalla nuestros pensamientos de frustración. Nuestra meta debería ser entregarle nuestras frustraciones al Señor y preguntarle qué sigue. Pregúntale al Señor: «Señor, ¿qué debería aprender en esta temporada de mi vida en la que siento que no hay nada más que pueda hacer o cambiar?».

Necesitamos entregárselo al Señor, necesitamos comprender que hay una razón para esta temporada en la que estamos ahora mismo. Hay una razón para esta temporada. Dios nos ha puesto en este lugar. Si no nos damos cuenta de eso, esto es lo que logrará la frustración: hará que pensemos que podemos solucionar nuestra frustración—si tan solo pudiésemos conseguir un nuevo trabajo, eso solucionaría nuestra frustración. Si tan solo pudiésemos conseguir un nuevo cónyuge, más joven, eso solucionaría nuestras frustraciones. Si tuviésemos más dinero. Una casa más grande, un automóvil nuevo, eso solucionaría todo—queremos cambiar lo viejo por algo nuevo.

La grandeza del Evangelio es que Jesucristo ha cambiado lo viejo por lo nuevo en nosotros. El ser viejo, pecaminoso, ha sido cambiado por la nueva justicia que podemos tener en Cristo. Por eso, esa frustración, Dios la ha permitido. Es parte de la vida. Y hay una razón divina por la cual debemos atravesar por eso. ¿Por qué? En la esperanza de que se lo entreguemos a él y caminemos más firmemente.