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SEGUNDO DÍA: ¿Y qué pasa con el intermediario? 

Más de una vez me he preguntado por el “intermediario”. Recuerdo que cuando era niña tenía muchas preguntas sobre cómo funcionaban las ofrendas, y por qué la iglesia tenía que involucrarse, si se trataba de ofrendarle a Dios. Quiero decir, ¿cómo recibe Dios la ofrenda? ¿Cómo le llega exactamente este dinero a Dios? ¿Está Dios en el cuarto de atrás contando las monedas? ¿Se lo enviaron por algún servicio postal celestial? ¿Existe un déficit en el cielo que mis monedas vayan a solventar? ¿Qué diferencia podría hacer mi pequeña ofrenda para un Dios que creó el universo y mide los océanos con la palma de su mano? 

A menudo, cuando se trata de la generosidad y de ofrendarle a Dios, podemos preguntarnos, e incluso ser un poco escépticos acerca del “intermediario”. Quizás por experiencias del pasado, por dolor o por desconfianza hemos decidido que preferimos no tratar con el “intermediario”. El plan y el vehículo de Dios para moverse en Su reino es la iglesia local. El plan de Dios es que haya comida en Su casa para que Él pueda utilizarla a través del “intermediario” y así satisfacer las necesidades de la humanidad. 

El plan de Dios siempre ha sido que los hombres y mujeres que tornen sus corazones a Él respondan con generosidad hacia Su iglesia. Su plan siempre ha sido un pueblo dispuesto y unido que traiga lo que tiene y lo ofrezca voluntariamente, sabiendo que llegará a Dios a través de su cuerpo en la tierra. La iglesia es una manifestación de la persona de Jesús en el mundo y cuando damos generosamente a la iglesia, no significa que la ofrenda se retrase o que demoremos el proceso. En realidad, es un regalo directo a Dios y Él lo toma, se deleita en él, ¡y lo usa para edificar la iglesia! 

Dios no está en el cuarto de atrás recolectando nuestras ofrendas; no está esperando que el cheque del diezmo llegue por correo, ni esperando que recolectemos lo suficiente para pavimentar las calles del cielo con oro. Dios toma las ofrendas que le traemos, a través de la misión de la iglesia local, y las usa colectivamente para construir el reino de Dios en la tierra. 

¿Existe alguna área en la que Dios quiera que confíes de nuevo en el “intermediario” y que comiences a invertir fielmente tus diezmos y ofrendas en tu iglesia local? 

Dios te ha puesto en el cuerpo para abastecer la casa de Dios, no sólo con tus finanzas, sino con tu vida.

¿Cómo puedes traer lo que tienes a tu iglesia local para ayudar a construir el reino?