Sin habitaciones disponibles . . . pero todo el mundo está invitado

por Danny Saavedra

«Y, mientras estaban allí, se le cumplió el tiempo. Así que dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la posada. En esa misma región había unos pastores que pasaban la noche en el campo, turnándose para cuidar sus rebaños. Sucedió que un ángel del Señor se les apareció. La gloria del Señor los envolvió en su luz, y se llenaron de temor... Cuando los ángeles se fueron al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: “Vamos a Belén, a ver esto que ha pasado y que el Señor nos ha dado a conocer”» (Lucas 2:6-9, 15, NVI).

«—¿Dónde está el que ha nacido rey de los judíos? —preguntaron—. Vimos levantarse su estrella y hemos venido a adorarlo... Al ver la estrella, se llenaron de alegría. Cuando llegaron a la casa, vieron al niño con María, su madre; y postrándose lo adoraron. Abrieron sus cofres y le presentaron como regalos oro, incienso y mirra»(Mateo 2:2, 10–11, NVI).

¿Recuerdas tus primeras vacaciones en familia? ¡Yo sí! Viajábamos a Carolina del Norte para una boda. También fue la primera vez que hemos llevado a mi hijo, que tenía 17 meses de nacido en aquél momento, en un avión. Como podría esperarse, ocurrió una locura al estilo de las comedias de situación. Nuestro hijo lloró a gritos en el vuelo; estábamos con nuestros amigos cercanos, que también tienen un bebé (de un año), y fue una aventura, nada que ver con lo que nos habíamos imaginado. Pero fue bastante divertido, y terminó siendo un bello momento con increíbles recuerdos que seguimos rememorando con cariño.

Creo que así fue para María y José... Extremadamente alocado y ajetreado, largo y arduo, y lleno de sorpresas, pero finalmente uno de los mejores recuerdos de sus vidas. Imagínenlo... María tenía un embarazo avanzado en este punto, y tenían que montarse en un burro y dirigirse a Belén, el lugar de donde eran sus ancestros: un pueblo donde nunca habían vivido, donde sólo tenían parientes lejanos, pero nadie cercano e íntimo. Ahora, esperaban que alguno de sus familiares tuviera suficiente espacio para ellos. 

Pero, en la época en que José y María llegaron a Belén, ninguno de sus parientes tenía habitaciones disponibles. Todas estaban ocupadas, pero, probablemente por ser familia y porque María estaba embarazada, uno de ellos les dejó quedarse en el lugar donde los animales pasaban la noche. Piensen en algo como un sótano o un garaje donde resguardas a tu perro o gato... ¡o a tus vacas y burros! 

¿No es algo loco? Pero se pone peor... ¿Sabes dónde pasó su primera noche en la tierra Jesús, el Salvador? No en una cuna elegante o una buena cama; lo pusieron en un pesebre, un comedero para el ganado. Si bien este pesebre se representa tradicionalmente en la natividad como una cuna de madera, ¡pero en realidad era más como un gran fregadero de piedra rectangular puesto en un par de bloques de hormigón! 

No había habitaciones para Jesús en la tierra esa noche, y sin embargo, con la invitación de los pastores en el campo cercano y la llegada posterior de los sabios del Oriente, el Señor nos mostró que todos están invitados para acercarse y adorar a los pies de Jesús. ¿Cómo es eso? De todas las personas que se podrían haber llamado de toda la comunidad judía, Dios escogió un grupo de pastores para escuchar la noticia del nacimiento de Jesús y llegar a reverenciarlo. Es una imagen potente para nosotros porque los pastores estaban entre los grupos sociales más bajos.

Tengan en consideración que el trabajo de los pastores evitaba que entraran en la corriente principal de la sociedad judía, e impidió que participaran de la limpieza ceremonial, y de observar todas las fiestas y fiestas religiosas. Aún así, estos pastores, que indudablemente cuidaban las ovejas que luego serían usadas como sacrificios en el templo, fueron invitados. Como John MacArthur dijo convenientemente: «¡Cuán adecuado es que ellos fueran los primeros en conocer al cordero de Dios!»

Es incluso más profundo para nosotros en la actualidad la llegada de los hombres sabios, un grupo de sacerdotes y astrólogos de Babilonia y Persia, que dieron la primera «caminata estelar» en busca de un rey. Pero este es el punto a resaltar: estos hombres eran gentiles, es decir, no eran judíos. Confiaron tanto en la Palabra de Dios que dejaron su tierra para encontrar al Mesías profetizado. Lo buscaron con fe y con todo su corazón, y se regocijaron un gran alegría al llegar a Él. Cuando le hallaron en Su esplendor humilde, le ofrecieron regalos extremadamente valiosos para un rey. Esto nos muestra que todos son bienvenidos a los pies de Jesús, el maravilloso regalo de Dios, el Mesías y Rey. ¡Todos son bienvenidos para adorarle y ser salvos!

En esta Navidad, ruego que adoptemos esta misma mentalidad, porque podamos ver a la gente, sin importar de dónde vienen, sus creencias o estilos de vida, con el mismo amor, compasión y cariño que Jesús. Y oro porque, como la estrella que guió a los hombres sabios hacia Jesús, ¡podamos ser la luz del mundo que lleve a la gente a adorar a nuestro Rey!