El gran pastor de las ovejasMuestra

El buen Pastor

Fue muy pertinente, que una epístola que se dirige mayormente a los hebreos, judíos que ahora son creyentes del evangelio, use el título «El gran pastor de las ovejas», para referirse a Cristo, puesto que el Antiguo Testamento había enseñado a buscar al Mesías en esa función específica. Moisés y David, prominentes tipos de Cristo, fueron pastores. 

En cuanto al primero se dijo, «Condujiste a tu pueblo como ovejas por mano de Moisés y Aarón». Al usar el nombre del segundo, dice que Dios le había elegido para pastorear a Israel; y por medio de su descendencia prometió a Israel que enviaría al Mesías, Es obvio que Pablo se refería aquí a esta profecía particular, pues el libro de Ezequiel añade, «Y estableceré con ellos pacto de paz».

Se usan las mismas tres expresiones en el libro de Hebreos, a saber, el Dios de paz, el gran Pastor y el pacto eterno. En tono con el tema de la epístola, se usan las tres expresiones, para refutar el concepto erróneo que los judíos se habían formado de su Mesías. Pensaban que les aseguraría una libertad sociopolítica externa como la que consiguió Moisés. Pensaban, que les traería un próspero estado nacional, como el establecido por David. No se imaginaban, que el Cristo derramaría su preciosa sangre y que sería llevado a la tumba, aunque tenían que haberlo sabido y entendido a la luz de la revelación profética.

Cuando Cristo apareció en su medio, se presentó a los judíos con ese carácter. No sólo declaró, «Yo soy el buen pastor», sino que agregó «El buen pastor da su vida por las ovejas». El precursor de Cristo, Juan el Bautista, anunció la manifestación pública de Cristo, «Aquí tienen al Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo». Anteriormente, los profetas Isaías y Zacarías, habían anunciado al Señor Jesucristo en términos de este doble carácter. 

Ahora notemos la maravillosa concordancia que se da entre el versículo 7, de la profecía de Isaías 53 y la oración que estamos estudiando en Hebreos 13, «como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció y no abrió su boca». Notemos, cómo el mismo Espíritu que inspiró a Isaías, también impulsó a Pablo a decir a los hebreos, que Dios «trajo de vuelta de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, al gran Pastor de las ovejas». Porque el texto original no dice «resucitó», sino sacó de entre los muertos.