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Salmos 79:1-13

Salmos 79:1-13 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

1 (1b) Dios nuestro, naciones enemigas nos han invadido, han entrado en tu santo templo y han dejado en ruinas a Jerusalén. Mataron a tus fieles servidores, y echaron sus cadáveres al campo para que los devoren los buitres y las bestias salvajes. Por toda Jerusalén derramaron la sangre de los muertos, y a los muertos nadie los entierra. Los pueblos vecinos se burlan de nosotros; ¡somos el blanco de sus burlas! Dios nuestro, ¿cuánto más tendremos que esperar? ¿Vas a estar siempre enojado y ardiendo de enojo, como el fuego? ¡Enójate entonces con las naciones que no quieren reconocerte! ¡Enójate con los reinos que no te reconocen como Dios! A Israel lo han destruido; al país lo han dejado en ruinas. No nos tomes en cuenta los pecados del pasado; ¡muéstranos tu amor y ven pronto a nuestro encuentro, pues grande es nuestra miseria! Dios y salvador nuestro, ¡ayúdanos! Por lo grandioso que eres, ¡líbranos y perdona nuestros pecados! ¿Por qué tienen que decirnos las naciones enemigas: «Dios ya los ha abandonado»? ¿No ves que han matado a tu pueblo y han derramado su sangre? ¡Cóbrales su muerte! ¡Haz que esas malvadas naciones sufran la muerte en carne propia, y a nosotros, déjanos ser testigos! Escucha, por favor, las quejas de los prisioneros, y salva con tu gran poder a los condenados a muerte. Dios nuestro, haz que nuestros vecinos sufran en carne propia las ofensas que te han hecho. Nosotros somos tu pueblo, y siempre te alabaremos; ¡siempre te cantaremos alabanzas!

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Salmos 79:1-13 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)

Oh Dios, los pueblos paganos han invadido tu herencia; han profanado tu santo Templo, han dejado en ruinas a Jerusalén. Han entregado los cadáveres de tus siervos como alimento de las aves del cielo; han destinado los cuerpos de tus fieles para comida de los animales salvajes. Por toda Jerusalén han derramado su sangre, como si derramaran agua, y no hay quien entierre a los muertos. Hemos quedado en ridículo ante nuestros vecinos; somos la burla y el escarnio de los que nos rodean. ¿Hasta cuándo, SEÑOR? ¿Vas a estar enojado para siempre? ¿Arderá tu celo como el fuego? ¡Descarga tu ira sobre las naciones que no te reconocen, sobre los reinos que no invocan tu nombre! Porque a Jacob se lo han devorado y al país lo han dejado en ruinas. No tomes en cuenta los pecados de nuestros antepasados; ¡venga pronto tu misericordia a nuestro encuentro, porque estamos totalmente abatidos! Oh Dios y Salvador nuestro, por la gloria de tu nombre, ayúdanos; por la gloria de tu nombre, líbranos y perdona nuestros pecados. ¿Por qué van a decir las naciones: «Dónde está su Dios»? Permítenos ver y muéstrales a los pueblos paganos cómo tomas venganza de la sangre de tus siervos. Que lleguen a tu presencia los quejidos de los cautivos, y por la fuerza de tu brazo salva a los condenados a muerte. Señor, haz que reciban nuestros vecinos, siete veces y en carne propia, la burla con que ellos te insultaron. Y nosotros, tu pueblo y ovejas de tu prado, te alabaremos por siempre; de generación en generación cantaremos tus alabanzas.

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Salmos 79:1-13 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)

Oh Dios, vinieron las naciones a tu heredad; Han profanado tu santo templo; Redujeron a Jerusalén a escombros. Dieron los cuerpos de tus siervos por comida a las aves de los cielos, La carne de tus santos a las bestias de la tierra. Derramaron su sangre como agua en los alrededores de Jerusalén, Y no hubo quien los enterrase. Somos afrentados de nuestros vecinos, Escarnecidos y burlados de los que están en nuestros alrededores. ¿Hasta cuándo, oh Jehová? ¿Estarás airado para siempre? ¿Arderá como fuego tu celo? Derrama tu ira sobre las naciones que no te conocen, Y sobre los reinos que no invocan tu nombre. Porque han consumido a Jacob, Y su morada han asolado. No recuerdes contra nosotros las iniquidades de nuestros antepasados; Vengan pronto tus misericordias a encontrarnos, Porque estamos muy abatidos. Ayúdanos, oh Dios de nuestra salvación, por la gloria de tu nombre; Y líbranos, y perdona nuestros pecados por amor de tu nombre. Porque dirán las gentes: ¿Dónde está su Dios? Sea notoria en las gentes, delante de nuestros ojos, La venganza de la sangre de tus siervos que fue derramada. Llegue delante de ti el gemido de los presos; Conforme a la grandeza de tu brazo preserva a los sentenciados a muerte, Y devuelve a nuestros vecinos en su seno siete tantos De su infamia, con que te han deshonrado, oh Jehová. Y nosotros, pueblo tuyo, y ovejas de tu prado, Te alabaremos para siempre; De generación en generación cantaremos tus alabanzas.

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Salmos 79:1-13 La Biblia de las Américas (LBLA)

Oh Dios, las naciones han invadido tu heredad; han profanado tu santo templo; han dejado a Jerusalén en ruinas. Han dado los cadáveres de tus siervos por comida a las aves del cielo, la carne de tus santos a las fieras de la tierra. Como agua han derramado su sangre alrededor de Jerusalén; y no hubo quien les diera sepultura. Hemos sido el oprobio de nuestros vecinos, escarnio y burla de los que nos rodean. ¿Hasta cuándo, SEÑOR? ¿Estarás airado para siempre? ¿Arderán como fuego tus celos? Derrama tu furor sobre las naciones que no te conocen, y sobre los reinos que no invocan tu nombre. Pues han devorado a Jacob, y han asolado su morada. No recuerdes contra nosotros las iniquidades de nuestros antepasados; venga pronto a nuestro encuentro tu compasión, porque estamos muy abatidos. Ayúdanos oh Dios de nuestra salvación, por la gloria de tu nombre; líbranos y perdona nuestros pecados por amor de tu nombre. ¿Por qué han de decir las naciones: Dónde está su Dios? Sea notoria entre las naciones, a nuestra vista, la venganza por la sangre derramada de tus siervos. Llegue a tu presencia el gemido del cautivo; conforme a la grandeza de tu poder preserva a los condenados a muerte. Y devuelve a nuestros vecinos siete veces en su seno la afrenta con que te han ofendido, Señor. Y nosotros, pueblo tuyo y ovejas de tu prado, te daremos gracias para siempre; a todas las generaciones hablaremos de tu alabanza.

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Salmos 79:1-13 Nueva Traducción Viviente (NTV)

Oh Dios, naciones paganas conquistaron tu tierra, tu posesión más preciada. Profanaron tu santo templo y convirtieron a Jerusalén en un montón de ruinas. Dejaron los cadáveres de tus siervos como alimento para las aves del cielo. La carne de tus justos se ha convertido en comida para los animales salvajes. La sangre fluyó como agua por toda Jerusalén; no queda nadie para enterrar a los muertos. Nuestros vecinos se mofan de nosotros; somos objeto de desprecio y desdén de quienes nos rodean. Oh SEÑOR, ¿hasta cuándo seguirás enojado con nosotros? ¿Será para siempre? ¿Hasta cuándo arderá tu celo como el fuego? Derrama tu ira sobre las naciones que se niegan a reconocerte, sobre los reinos que no invocan tu nombre. Pues devoraron a tu pueblo, Israel, y convirtieron la tierra en un desierto desolado. ¡No nos hagas responsables por los pecados de nuestros antepasados! Que tu compasión satisfaga pronto nuestras necesidades, porque estamos al borde de la desesperación. ¡Ayúdanos, oh Dios de nuestra salvación! Ayúdanos por la gloria de tu nombre; sálvanos y perdona nuestros pecados por la honra de tu nombre. ¿Por qué se les permite a las naciones paganas burlarse y preguntar: «Dónde está su Dios»? Muéstranos tu venganza contra las naciones, porque han derramado la sangre de tus siervos. Escucha el lamento de los prisioneros. Demuestra tu gran poder al salvar a los condenados a muerte. Oh Señor, multiplica siete veces tu venganza contra nuestros vecinos por la burla que han lanzado contra ti. Entonces nosotros, tu pueblo, las ovejas de tu prado, te agradeceremos por siempre y para siempre, y alabaremos tu grandeza de generación en generación.

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