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Nehemías 7:1-73

Nehemías 7:1-73 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)

Una vez que se terminó la reconstrucción de la muralla, fueron colocadas sus puertas, se nombraron porteros, cantores y levitas. A mi hermano Jananí, que era un hombre fiel y temeroso de Dios como pocos, lo puse a cargo de Jerusalén, junto con Jananías, comandante de la ciudad. A los dos les dije: «Las puertas de Jerusalén se abrirán cuando ya haya salido el sol; volverán a cerrarse y se asegurarán con sus barras cuando los porteros estén en sus puestos. Además, los habitantes de Jerusalén montarán guardia, unos en sus puestos y otros frente a su propia casa». La ciudad ocupaba una gran extensión, pero tenía pocos habitantes porque no todas las casas se habían reconstruido. Mi Dios puso en mi corazón el deseo de reunir a los nobles, a los oficiales y al pueblo, para registrarlos según su descendencia; y encontré el registro genealógico de los que habían regresado en la primera repatriación. Allí estaba escrito: La siguiente es la lista de la gente de la provincia, es decir, de aquellos que Nabucodonosor, rey de Babilonia, había llevado cautivos y a quienes se les permitió regresar a Jerusalén y a Judá. Cada uno volvió a su propia ciudad, bajo el mando de Zorobabel, Jesúa, Nehemías, Azarías, Raamías, Najamani, Mardoqueo, Bilsán, Mispéret, Bigvay, Nehúm y Baná. Esta es la lista de los israelitas que regresaron: los descendientes de Parós 2,172 Sefatías 372 Araj 652 Pajat Moab, es decir, de Jesúa y Joab 2,818 Elam 1,254 Zatú 845 Zacay 760 Binuy 648 Bebay 628 Azgad 2,322 Adonicán 667 Bigvay 2,067 Adín 655 Ater, es decir, de Ezequías 98 Jasún 328 Bezay 324 Jarif 112 Gabaón 95 Belén y de Netofa 188 Anatot 128 Bet Azmávet 42 Quiriat Yearín, Cafira y Berot 743 Ramá y Gueba 621 Micmás 122 Betel y de Hai 123 el otro Nebo 52 el otro Elam 1,254 Jarín 320 Jericó 345 Lod, Jadid y Ono 721 Sená 3,930 De los sacerdotes: los descendientes de Jedaías, de la familia de Jesúa 973 Imer 1,052 Pasur 1,247 Jarín 1,017 De los levitas: los descendientes de Jesúa y de Cadmiel, que pertenecían a la familia de Hodavías 74 De los cantores: los descendientes de Asaf 148 De los porteros: los descendientes de Salún, Ater, Talmón, Acub, Jatitá y Sobay 138 De los servidores del Templo: los descendientes de Zijá, Jasufá, Tabaot, Querós, Sigajá, Padón, Lebaná, Jagabá, Salmay, Janán, Guidel, Gajar, Reaías, Rezín, Necoda, Gazán, Uza, Paseaj, Besay, Meunín, Nefisesín, Bacbuc, Jacufá, Jarjur, Baslut, Mejidá, Jarsa, Barcós, Sísara, Temá, Neziaj y Jatifá. De los descendientes de los servidores de Salomón: los descendientes de Sotay, Soféret, Peruda, Jalá, Darcón, Guidel, Sefatías, Jatil, Poquéret Hasebayin y Amón. Los servidores del Templo y de los descendientes de los servidores de Salomón 392 Los siguientes regresaron de Tel Melaj, Tel Jarsá, Querub, Adón e Imer, pero no pudieron demostrar ascendencia israelita: los descendientes de Delaías, Tobías y Necoda 642 De entre los sacerdotes, tampoco pudieron demostrar su ascendencia israelita los siguientes: los descendientes de Jobaías, Cos y Barzilay (este último se casó con una de las hijas de un galaadita llamado Barzilay, del cual tomó su nombre). Estos buscaron sus registros genealógicos, pero como no los encontraron, fueron excluidos del sacerdocio al considerarlos impuros. A ellos el gobernador les prohibió comer de los alimentos sagrados hasta que un sacerdote decidiera su destino por medio del urim y el tumim . El número total de los miembros de la asamblea era de cuarenta y dos mil trescientas sesenta personas, sin contar los esclavos y esclavas que sumaban siete mil trescientos treinta y siete; y también había doscientos cuarenta y cinco cantores y cantoras. Tenían además setecientos treinta y seis caballos, doscientas cuarenta y cinco mulas, cuatrocientos treinta y cinco camellos y seis mil setecientos veinte burros. Algunos jefes de familia entregaron al tesoro donativos para la obra. El gobernador entregó al tesoro mil dáricos de oro, cincuenta tazones y quinientas treinta túnicas sacerdotales. Los jefes de familia entregaron veinte mil dáricos de oro y dos mil doscientas minas de plata. El resto del pueblo entregó veinte mil dáricos de oro y dos mil minas de plata y sesenta y siete túnicas sacerdotales. Los sacerdotes, los levitas, los porteros, los cantores, la gente del pueblo, los servidores del Templo y los demás israelitas se establecieron en sus propias ciudades.

Nehemías 7:1-73 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

Cuando se terminó de reparar el muro, se colocaron los portones en su lugar y se eligieron los guardias de las entradas, los cantores y los ayudantes de los sacerdotes. A mi hermano Hananí lo nombré gobernador de Jerusalén; a Hananías lo nombré jefe del palacio del rey, porque podía confiar en él, y además respetaba a Dios más que otras personas. Les dije que no debían abrirse los portones de la ciudad antes de la salida del sol, y que debían cerrarse al atardecer, antes de que los guardias se retiraran. Además, les ordené que nombraran guardias de entre los que vivían en Jerusalén, algunos para los puestos de vigilancia y otros para vigilar sus casas. La ciudad de Jerusalén era grande y extensa, pero había poca gente en ella porque no se habían reconstruido las casas. Entonces Dios me dio la idea de reunir a todos, incluyendo los jefes y asistentes, para hacer una lista de las familias. Yo encontré el libro donde estaban anotados los que habían llegado antes, y en ese libro estaba escrito lo siguiente: «Esta es la lista de las personas de la provincia de Judá que volvieron de Babilonia. Fueron llevados prisioneros por el rey Nabucodonosor de Babilonia, pero volvieron a Jerusalén y a otros lugares de Judá. Cada uno volvió a su pueblo o ciudad. Los líderes que los ayudaron fueron: Zorobabel, Josué, Nehemías, Azarías, Raamías, Nahamaní, Mardoqueo, Bilsán, Mispéret, Bigvai, Nehúm, Baaná. »De los descendientes de Parós regresaron dos mil ciento setenta y dos personas; de los descendientes de Sefatías, trescientas setenta y dos; de los de Árah, seiscientos cincuenta y dos; de los de Pahat-moab, dos mil ochocientos dieciocho. Todos estos eran descendientes de Josué. »De los descendientes de Elam regresaron mil doscientos cincuenta y cuatro personas; de los descendientes de Zatú, ochocientos cuarenta y cinco; de los de Zacai, setecientos sesenta; de los de Binuy, seiscientos cuarenta y ocho; de los de Bebai, seiscientos veintiocho; de los descendientes de Azgad, dos mil trescientos veintidós; de los de Adonicam, seiscientos sesenta y siete; de los de Bigvai, dos mil sesenta y siete; de los de Adín, seiscientos cincuenta y cinco; y de los de Ater, noventa y ocho. Todos estos eran descendientes de Ezequías. »De los descendientes de Hasum regresaron trescientas veintiocho personas; de los descendientes de Besai, trescientos veinticuatro; de los de Harif, ciento doce; de los de Gabaón, noventa y cinco. »También volvieron los que vivían en las siguientes ciudades y pueblos: De Belén y Netofá regresaron ciento dieciocho personas; de Anatot, ciento veintiocho; de Bet-azmávet, cuarenta y dos; de Quiriat-jearim, Quefirá y Beerot, setecientos cuarenta y tres; de Ramá y de Gueba, seiscientos veintiuno; de Micmás, ciento veintidós; de Betel y de Ai, ciento veintitrés; de Nebo, cincuenta y dos personas; de Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro; de Harim, trescientos veinte; de Jericó, trescientos cuarenta y cinco; de Lod, Hadid y Onó, setecientos veintiuno; de Senaá, tres mil novecientos treinta. »De los sacerdotes regresaron los siguientes: De los descendientes de Jedaías, que eran familia de Josué, regresaron novecientos setenta y tres sacerdotes; de los descendientes de Imer, mil cincuenta y dos; de los de Pashur, mil doscientos cuarenta y siete; de los de Harim, mil diecisiete. »De los ayudantes de los sacerdotes regresaron setenta y cuatro de los descendientes de Josué y de Cadmiel, que eran de la familia de Hodavías. »De los cantores regresaron ciento cuarenta y ocho, que eran descendientes de Asaf. »De los vigilantes de las entradas, que eran descendientes de Salum, de Ater, de Talmón, de Acub, de Hatitá y de Sobai, regresaron ciento treinta y ocho. »De los que trabajaban en el templo regresaron todos aquellos que eran descendientes de: Sihá, Hasufá, Tabaot, Queros, Siahá, Padón, Lebaná, Hagabá, Salmai, Hanán, Guidel, Gáhar, Reaías, Resín, Necodá, Gazam, Uzá, Paséah, Besai, Meunim, Nefusim, Bacbuc, Hacufá, Harhur, Baslut, Mehidá, Harsá, Barcós, Sísara, Temá, Nesíah, Hatifá. »De los parientes de los ayudantes de Salomón regresaron todos aquellos que eran descendientes de Sotai, Soféret, Perudá, Jaalá, Darcón, Guidel, Sefatías, Hatil, Poquéret-hasebaím y Amón. »Los que trabajaban en el templo y los descendientes de los ayudantes de Salomón eran en total trescientos noventa y dos. »Algunos que llegaron de Tel-mélah, Tel-harsá, Querub, Imer y Adón no pudieron comprobar que eran israelitas; tampoco pudieron demostrar que sus padres fueran israelitas ni que estuvieran casados con alguna israelita. Esta gente era descendiente de Delaías, de Tobías y de Necodá, y en total eran seiscientos cuarenta y dos. »De los parientes de los sacerdotes que no pudieron demostrar que en verdad eran sacerdotes, estaban los descendientes de Hobaías, Cos y Barzilai. Este Barzilai había tomado el apellido de su suegro. Se había casado con la hija de un hombre llamado también Barzilai y que era de Galaad. Todos estos buscaron sus nombres en la lista, pero no los encontraron, así que no se les permitió trabajar como sacerdotes. Además, el gobernador les prohibió comer de los alimentos ofrecidos a Dios, hasta que un sacerdote pudiera consultar a Dios por medio del Urim y el Tumim, para saber qué hacer. »En total regresaron de Babilonia cuarenta y dos mil trescientas sesenta personas. Con esa gente vinieron siete mil trescientos treinta y siete sirvientes y sirvientas, además de doscientos cuarenta y cinco cantantes. Traían setecientos treinta y seis caballos, doscientas cuarenta y cinco mulas, 69 (68b) cuatrocientos treinta y cinco camellos y seis mil setecientos veinte burros. 70 (69) »Algunos jefes de familia hicieron donaciones para el trabajo de reconstrucción. El gobernador entregó a la tesorería ocho kilos de oro, cincuenta tazones y quinientas treinta túnicas para los sacerdotes. 71 (70) Los jefes de familia entregaron a la tesorería ciento sesenta kilos de oro y mil doscientos diez kilos de plata. 72 (71) Todos los demás dieron en total ciento sesenta kilos de oro, mil cien kilos de plata y sesenta y siete túnicas para los sacerdotes. 73 (72) »Todos los israelitas, incluidos los sacerdotes, sus ayudantes, los guardias de las entradas, los cantores y los servidores del templo de Dios, se quedaron a vivir en sus pueblos».

Nehemías 7:1-73 Reina Valera Contemporánea (RVC)

»Cuando terminamos de reconstruir la muralla y colocamos las puertas, designamos a los porteros, cantores y levitas. Además, escogí a mi hermano Jananí y a Jananías, un hombre recto y temeroso de Dios como ningún otro, que era jefe de la fortaleza de Jerusalén, y les dije: “Las puertas de Jerusalén no deben abrirse antes de que el sol caliente. Aunque haya gente que quiera entrar, cierren bien las puertas y corran los cerrojos.” »Luego, de entre los que vivían en Jerusalén escogí guardias, para que vigilaran por turnos el frente de sus casas. Esta decisión la tomé porque nuestra ciudad estaba muy extendida pero poco habitada, pues muchas casas todavía no se habían reconstruido. »Entonces el Señor me llevó a reunir a los nobles y oficiales, y al pueblo en general, para que fueran empadronados según su genealogía. Hallé el libro genealógico de los israelitas que habían vuelto antes, y allí encontré anotados los siguientes nombres, y la lista de la gente que Nabucodonosor había llevado cautiva a Babilonia y que ahora volvían a Jerusalén y a Judá, cada uno a su ciudad.» Los jefes que volvieron con Zorobabel fueron: Josué, Nehemías, Azarías, Raamías, Najamaní, Mardoqueo, Bilsán, Misperet, Bigvay, Nejún y Baná. El número de los israelitas fue el siguiente: Los descendientes de Paros: dos mil ciento setenta y dos. Los descendientes de Sefatías: trescientos setenta y dos. Los descendientes de Araj: seiscientos cincuenta y dos. Los descendientes de Pajat Moab, que fueron hijos de Josué y de Joab: dos mil ochocientos dieciocho. Los descendientes de Elam: mil doscientos cincuenta y cuatro. Los descendientes de Zatu: ochocientos cuarenta y cinco. Los descendientes de Zacay: setecientos sesenta. Los descendientes de Binúi: seiscientos cuarenta y ocho. Los descendientes de Bebay: seiscientos veintiocho. Los descendientes de Azgad: dos mil seiscientos veintidós. Los descendientes de Adonicán: seiscientos sesenta y siete. Los descendientes de Bigvay: dos mil sesenta y siete. Los descendientes de Adín: seiscientos cincuenta y cinco. Los descendientes de Ater, hijo de Ezequías: noventa y ocho. Los descendientes de Jasún: trescientos veintiocho. Los descendientes de Besay: trescientos veinticuatro. Los descendientes de Jarif: ciento doce. Los descendientes de Gabaón: noventa y cinco. Los varones de Belén y de Netofa: ciento ochenta y ocho. Los varones de Anatot: ciento veintiocho. Los varones de Bet Azmávet: cuarenta y dos. Los varones de Quiriat Yearín: Cafira y Berot, setecientos cuarenta y tres. Los varones de Ramá y de Geba: seiscientos veintiuno. Los varones de Micmas: ciento veintidós. Los varones de Betel y de Hai: ciento veintitrés. Los varones del otro Nebo: cincuenta y dos. Los descendientes del otro Elam: mil doscientos cincuenta y cuatro. Los descendientes de Jarín: trescientos veinte. Los descendientes de Jericó: trescientos cuarenta y cinco. Los descendientes de Lod, Jadid y Onó: setecientos veintiuno. Los descendientes de Sená: tres mil novecientos treinta. Los sacerdotes: Los descendientes de Jedaías, de la familia de Josué: novecientos setenta y tres. Los descendientes de Imer: mil cincuenta y dos. Los descendientes de Pasjur: mil doscientos cuarenta y siete. Los descendientes de Jarín: mil diecisiete. Los levitas: Los descendientes de Josué y de Cadmiel, de la familia de Hodavías: setenta y cuatro. Los cantores: Los descendientes de Asaf: ciento cuarenta y ocho. Los porteros: Los descendientes de Salún, de Ater, de Talmón, de Acub, de Jatitá, y de Sobay: ciento treinta y ocho en total. Los sirvientes del templo: Los descendientes de Sijá, de Jasufá, de Tabaot, de Queros, de Sigá, de Padón, de Lebana, de Jagabá, de Salmay, de Janán, de Gidel, de Gajar, de Reaía, de Resín, de Necoda, de Gazán, de Uzá, de Paseaj, de Besay, de Mehunim, de Nefusín, de Bacbuc, de Jacufá, de Jarjur, de Bazlut, de Mejidá, de Jarsá, de Barcos, de Sísara, de Tema, de Nezía, y de Jatifá. Los descendientes de los siervos de Salomón: Los descendientes de Sotay, de Soferet, de Perida, de Jalá, de Darcón, de Gidel, de Sefatías, de Jatil, de Poquéret Hasebayin, de Amón. Todos los sirvientes del templo y los descendientes de los siervos de Salomón: trescientos noventa y dos. Hubo otros que también volvieron a Jerusalén, y que provenían de Tel Melaj, Tel Jarsá, Querub, Adón e Imer, pero que no pudieron demostrar su genealogía ni la de sus padres, ni si eran o no israelitas. Eran descendientes de Delaía, de Tobías y de Necoda: seiscientos cuarenta y dos en total. De los sacerdotes: los hijos de Jabaías, de Cos y de Barzilay. Este se casó con una de las hijas de Barzilay el galaadita, y tomó el nombre de la familia de ella. Estos buscaron en vano el registro de sus genealogías, y como no lo hallaron, fueron excluidos del sacerdocio. Entonces el gobernador les prohibió comer de las cosas sagradas hasta que hubiera un sacerdote que pudiera consultar con el Urim y el Tumim. El total de la comunidad era de cuarenta y dos mil trescientas sesenta personas, sin tomar en cuenta a los siervos, hombres y mujeres, que sumaban siete mil trescientos treinta y siete, entre los cuales había doscientos cuarenta y cinco cantores y cantoras. Llevaban setecientos treinta y seis caballos, doscientas cuarenta y cinco mulas; cuatrocientos treinta y cinco camellos y seis mil setecientos veinte asnos. Algunos jefes de las familias más importantes dieron sus ofrendas para la obra de reconstrucción. El gobernador entregó al tesoro mil dracmas de oro, cincuenta tazones y quinientas treinta vestiduras sacerdotales. Los jefes de familia aportaron al tesoro ciento sesenta kilos de oro y mil doscientos diez kilos de plata. El resto del pueblo entregó ciento sesenta kilos de oro, mil cien kilos de plata y sesenta y siete vestiduras sacerdotales. Los sacerdotes, los levitas, los porteros, los cantores, parte del pueblo, los sirvientes del templo, y el resto de los israelitas, habitaron sus respectivas ciudades. En el séptimo mes del año, todos los israelitas se habían establecido ya en sus ciudades.

Nehemías 7:1-73 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)

Cuando la muralla quedó reconstruida y se le colocaron las puertas, se nombraron porteros, cantores y levitas. Al frente de Jerusalén puse a mi hermano Hananí y a Hananías, el comandante de la ciudadela, que era un hombre digno de confianza y más temeroso de Dios que muchas personas. Les dije que no debían abrirse las puertas de Jerusalén hasta bien entrado el día, y que debían cerrarse y asegurarse estando en sus puestos los de la guardia. También nombré vigilantes entre los mismos habitantes de Jerusalén, para que vigilaran, unos en sus puestos y otros frente a su propia casa. La ciudad era grande y extensa, pero había en ella poca gente porque las casas no se habían reconstruido. Entonces Dios me impulsó a reunir a las personas importantes, las autoridades y el pueblo, para hacer un registro familiar, y encontré el libro del registro familiar de los que habían llegado antes. En él estaba escrito lo siguiente: «Esta es la lista de los israelitas nacidos en Judá que fueron desterrados a Babilonia por el rey Nabucodonosor, y que después del destierro volvieron a Jerusalén y a otros lugares de Judá, cada cual a su población, encabezados por Zorobabel, Josué, Nehemías, Azarías, Raamías, Nahamaní, Mardoqueo, Bilsán, Mispéret, Bigvai, Nehúm y Baaná: »Los descendientes de Parós, dos mil ciento setenta y dos; los de Sefatías, trescientos setenta y dos; los de Árah, seiscientos cincuenta y dos; los de Pahat-moab, que eran descendientes de Josué y de Joab, dos mil ochocientos dieciocho; los de Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro; los de Zatú, ochocientos cuarenta y cinco; los de Zacai, setecientos sesenta; los de Binuy, seiscientos cuarenta y ocho; los de Bebai, seiscientos veintiocho; los de Azgad, dos mil trescientos veintidós; los de Adonicam, seiscientos sesenta y siete; los de Bigvai, dos mil sesenta y siete; los de Adín, seiscientos cincuenta y cinco; los de Ater, que eran descendientes de Ezequías, noventa y ocho; los de Hasum, trescientos veintiocho; los de Besai, trescientos veinticuatro; los de Harif, ciento doce; los de Gabaón, noventa y cinco. Los hombres de Belén y de Netofá, ciento ochenta y ocho; los de Anatot, ciento veintiocho; los de Bet-azmávet, cuarenta y dos; los de Quiriat-jearim, Quefirá y Beerot, setecientos cuarenta y tres; los de Ramá y de Gueba, seiscientos veintiuno; los de Micmás, ciento veintidós; los de Betel y de Ai, ciento veintitrés; los de Nebo, cincuenta y dos. Los descendientes del otro Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro; los de Harim, trescientos veinte; los de Jericó, trescientos cuarenta y cinco; los de Lod, Hadid y Onó, setecientos veintiuno; los de Senaá, tres mil novecientos treinta. Los sacerdotes descendientes de Jedaías, de la familia de Josué, novecientos setenta y tres; los descendientes de Imer, mil cincuenta y dos; los de Pashur, mil doscientos cuarenta y siete; los de Harim, mil diecisiete. »Los levitas descendientes de Josué y de Cadmiel, que a su vez eran descendientes de Hodavías, eran setenta y cuatro. »Los cantores descendientes de Asaf eran ciento cuarenta y ocho. »Los porteros eran los descendientes de Salum, los de Ater, los de Talmón, los de Acub, los de Hatitá y los de Sobai. En total, ciento treinta y ocho. »Los sirvientes del templo eran los descendientes de Sihá, los de Hasufá, los de Tabaot, los de Queros, los de Siahá, los de Padón, los de Lebaná, los de Hagabá, los de Salmai, los de Hanán, los de Guidel, los de Gáhar, los de Reaías, los de Resín, los de Necodá, los de Gazam, los de Uzá, los de Paséah, los de Besai, los de Meunim, los de Nefusim, los de Bacbuc, los de Hacufá, los de Harhur, los de Baslut, los de Mehidá, los de Harsá, los de Barcós, los de Sísara, los de Temá, los de Nesíah y los de Hatifá. »Los descendientes de los sirvientes de Salomón eran los descendientes de Sotai, los de Soféret, los de Perudá, los de Jaalá, los de Darcón, los de Guidel, los de Sefatías, los de Hatil, los de Poquéret-hasebaím y los de Amón. El total de los sirvientes del templo y de los descendientes de los sirvientes de Salomón era de trescientos noventa y dos. »Los que llegaron de Tel-mélah, Tel-harsá, Querub, Adón e Imer, y que no pudieron demostrar si eran israelitas de raza o por parentesco, fueron los siguientes: los descendientes de Delaías, los de Tobías y los de Necodá, que eran seiscientos cuarenta y dos. Y de los parientes de los sacerdotes: los descendientes de Hobaías, los de Cos y los de Barzilai, el cual se casó con una de las hijas de Barzilai, el de Galaad, y tomó el nombre de ellos. Estos buscaron su nombre en el registro familiar, pero como no lo encontraron allí, fueron eliminados del sacerdocio. Además, el gobernador les ordenó que no comieran de los alimentos consagrados hasta que un sacerdote decidiera la cuestión por medio del Urim y el Tumim. »La comunidad se componía de un total de cuarenta y dos mil trescientas sesenta personas, sin contar sus esclavos y esclavas, que eran siete mil trescientas treinta y siete personas. Tenían también doscientos cuarenta y cinco cantores y cantoras. Tenían además setecientos treinta y seis caballos, doscientas cuarenta y cinco mulas, 69 (68b) cuatrocientos treinta y cinco camellos y seis mil setecientos veinte asnos. 70 (69) »Algunos jefes de familia entregaron donativos para la obra; el gobernador dio para la tesorería ocho kilos de oro, cincuenta tazones y quinientas treinta túnicas sacerdotales. 71 (70) Los jefes de familia dieron para la tesorería de la obra ciento sesenta kilos de oro y mil doscientos diez kilos de plata; 72 (71) y el resto del pueblo dio ciento sesenta kilos de oro, mil cien kilos de plata y sesenta y siete túnicas sacerdotales. 73 (72) »Los sacerdotes, los levitas, los porteros, los cantores, la gente del pueblo, los sirvientes del templo y todo Israel se establecieron en sus poblaciones.»

Nehemías 7:1-73 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)

Luego que el muro fue edificado, y colocadas las puertas, y fueron señalados porteros y cantores y levitas, mandé a mi hermano Hanani, y a Hananías, jefe de la fortaleza de Jerusalén (porque este era varón de verdad y temeroso de Dios, más que muchos); y les dije: No se abran las puertas de Jerusalén hasta que caliente el sol; y aunque haya gente allí, cerrad las puertas y atrancadlas. Y señalé guardas de los moradores de Jerusalén, cada cual en su turno, y cada uno delante de su casa. Porque la ciudad era espaciosa y grande, pero poco pueblo dentro de ella, y no había casas reedificadas. Entonces puso Dios en mi corazón que reuniese a los nobles y oficiales y al pueblo, para que fuesen empadronados según sus genealogías. Y hallé el libro de la genealogía de los que habían subido antes, y encontré en él escrito así: Estos son los hijos de la provincia que subieron del cautiverio, de los que llevó cautivos Nabucodonosor rey de Babilonia, y que volvieron a Jerusalén y a Judá, cada uno a su ciudad, los cuales vinieron con Zorobabel, Jesúa, Nehemías, Azarías, Raamías, Nahamani, Mardoqueo, Bilsán, Misperet, Bigvai, Nehum y Baana. El número de los varones del pueblo de Israel: Los hijos de Paros, dos mil ciento setenta y dos. Los hijos de Sefatías, trescientos setenta y dos. Los hijos de Ara, seiscientos cincuenta y dos. Los hijos de Pahat-moab, de los hijos de Jesúa y de Joab, dos mil ochocientos dieciocho. Los hijos de Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro. Los hijos de Zatu, ochocientos cuarenta y cinco. Los hijos de Zacai, setecientos sesenta. Los hijos de Binúi, seiscientos cuarenta y ocho. Los hijos de Bebai, seiscientos veintiocho. Los hijos de Azgad, dos mil seiscientos veintidós. Los hijos de Adonicam, seiscientos sesenta y siete. Los hijos de Bigvai, dos mil sesenta y siete. Los hijos de Adín, seiscientos cincuenta y cinco. Los hijos de Ater, de Ezequías, noventa y ocho. Los hijos de Hasum, trescientos veintiocho. Los hijos de Bezai, trescientos veinticuatro. Los hijos de Harif, ciento doce. Los hijos de Gabaón, noventa y cinco. Los varones de Belén y de Netofa, ciento ochenta y ocho. Los varones de Anatot, ciento veintiocho. Los varones de Bet-azmavet, cuarenta y dos. Los varones de Quiriat-jearim, Cafira y Beerot, setecientos cuarenta y tres. Los varones de Ramá y de Geba, seiscientos veintiuno. Los varones de Micmas, ciento veintidós. Los varones de Bet-el y de Hai, ciento veintitrés. Los varones del otro Nebo, cincuenta y dos. Los hijos del otro Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro. Los hijos de Harim, trescientos veinte. Los hijos de Jericó, trescientos cuarenta y cinco. Los hijos de Lod, Hadid y Ono, setecientos veintiuno. Los hijos de Senaa, tres mil novecientos treinta. Sacerdotes: los hijos de Jedaías, de la casa de Jesúa, novecientos setenta y tres. Los hijos de Imer, mil cincuenta y dos. Los hijos de Pasur, mil doscientos cuarenta y siete. Los hijos de Harim, mil diecisiete. Levitas: los hijos de Jesúa, de Cadmiel, de los hijos de Hodavías, setenta y cuatro. Cantores: los hijos de Asaf, ciento cuarenta y ocho. Porteros: Los hijos de Salum, los hijos de Ater, los hijos de Talmón, los hijos de Acub, los hijos de Hatita y los hijos de Sobai, ciento treinta y ocho. Sirvientes del templo: los hijos de Ziha, los hijos de Hasufa, los hijos de Tabaot, los hijos de Queros, los hijos de Siaha, los hijos de Padón, los hijos de Lebana, los hijos de Hagaba, los hijos de Salmai, los hijos de Hanán, los hijos de Gidel, los hijos de Gahar, los hijos de Reaía, los hijos de Rezín, los hijos de Necoda, los hijos de Gazam, los hijos de Uza, los hijos de Paseah, los hijos de Besai, los hijos de Mehunim, los hijos de Nefisesim, los hijos de Bacbuc, los hijos de Hacufa, los hijos de Harhur, los hijos de Bazlut, los hijos de Mehída, los hijos de Harsa, los hijos de Barcos, los hijos de Sísara, los hijos de Tema, los hijos de Nezía, y los hijos de Hatifa. Los hijos de los siervos de Salomón: los hijos de Sotai, los hijos de Soferet, los hijos de Perida, los hijos de Jaala, los hijos de Darcón, los hijos de Gidel, los hijos de Sefatías, los hijos de Hatil, los hijos de Poqueret-hazebaim, los hijos de Amón. Todos los sirvientes del templo e hijos de los siervos de Salomón, trescientos noventa y dos. Y estos son los que subieron de Tel-mela, Tel-harsa, Querub, Adón e Imer, los cuales no pudieron mostrar la casa de sus padres, ni su genealogía, si eran de Israel: los hijos de Delaía, los hijos de Tobías y los hijos de Necoda, seiscientos cuarenta y dos. Y de los sacerdotes: los hijos de Habaía, los hijos de Cos y los hijos de Barzilai, el cual tomó mujer de las hijas de Barzilai galaadita, y se llamó del nombre de ellas. Estos buscaron su registro de genealogías, y no se halló; y fueron excluidos del sacerdocio, y les dijo el gobernador que no comiesen de las cosas más santas, hasta que hubiese sacerdote con Urim y Tumim. Toda la congregación junta era de cuarenta y dos mil trescientos sesenta, sin sus siervos y siervas, que eran siete mil trescientos treinta y siete; y entre ellos había doscientos cuarenta y cinco cantores y cantoras. Sus caballos, setecientos treinta y seis; sus mulos, doscientos cuarenta y cinco; camellos, cuatrocientos treinta y cinco; asnos, seis mil setecientos veinte. Y algunos de los cabezas de familias dieron ofrendas para la obra. El gobernador dio para el tesoro mil dracmas de oro, cincuenta tazones, y quinientas treinta vestiduras sacerdotales. Los cabezas de familias dieron para el tesoro de la obra veinte mil dracmas de oro y dos mil doscientas libras de plata. Y el resto del pueblo dio veinte mil dracmas de oro, dos mil libras de plata, y sesenta y siete vestiduras sacerdotales. Y habitaron los sacerdotes, los levitas, los porteros, los cantores, los del pueblo, los sirvientes del templo y todo Israel, en sus ciudades.

Nehemías 7:1-73 La Biblia de las Américas (LBLA)

Aconteció que cuando la muralla fue reedificada y había yo asentado las puertas y habían sido designados los porteros, los cantores y los levitas, puse al frente de Jerusalén a mi hermano Hananí y a Hananías, comandante de la fortaleza, porque este era hombre fiel y temeroso de Dios más que muchos; y les dije: No se abrirán las puertas de Jerusalén hasta que caliente el sol; y estando todavía los porteros en sus puestos, se cerrarán y atrancarán las puertas. Designad también guardias de los habitantes de Jerusalén, unos en su puesto de guardia, y otros delante de su casa. Y la ciudad era espaciosa y grande, pero el pueblo dentro de ella era poco y no había casas reedificadas. Entonces mi Dios puso en mi corazón reunir a los nobles, a los oficiales y al pueblo para que fueran inscritos por genealogías. Y encontré el libro de la genealogía de los que habían subido primero, y hallé escrito en él: Estos son los hijos de la provincia que subieron de la cautividad, aquellos que Nabucodonosor, rey de Babilonia, había llevado cautivos y que volvieron a Jerusalén y a Judá, cada uno a su ciudad, los cuales vinieron con Zorobabel, Jesúa, Nehemías, Azarías, Raamías, Nahamaní, Mardoqueo, Bilsán, Misperet, Bigvai, Nehum y Baana. E l número de hombres del pueblo de Israel: los hijos de Paros, dos mil ciento setenta y dos; los hijos de Sefatías, trescientos setenta y dos; los hijos de Ara, seiscientos cincuenta y dos; los hijos de Pahat-moab, de los hijos de Jesúa y de Joab, dos mil ochocientos dieciocho; los hijos de Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro; los hijos de Zatu, ochocientos cuarenta y cinco; los hijos de Zacai, setecientos sesenta; los hijos de Binúi, seiscientos cuarenta y ocho; los hijos de Bebai, seiscientos veintiocho; los hijos de Azgad, dos mil trescientos veintidós; los hijos de Adonicam, seiscientos sesenta y siete; los hijos de Bigvai, dos mil sesenta y siete; los hijos de Adín, seiscientos cincuenta y cinco; los hijos de Ater, de Ezequías, noventa y ocho; los hijos de Hasum, trescientos veintiocho; los hijos de Bezai, trescientos veinticuatro; los hijos de Harif, ciento doce; los hijos de Gabaón, noventa y cinco; los hombres de Belén y Netofa, ciento ochenta y ocho; los hombres de Anatot, ciento veintiocho; los hombres de Bet-azmavet, cuarenta y dos; los hombres de Quiriat-jearim, Cafira y Beerot, setecientos cuarenta y tres; los hombres de Ramá y Geba, seiscientos veintiuno; los hombres de Micmas, ciento veintidós; los hombres de Betel y Hai, ciento veintitrés; los hombres del otro Nebo, cincuenta y dos; los hijos del otro Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro; los hijos de Harim, trescientos veinte; los hombres de Jericó, trescientos cuarenta y cinco; los hijos de Lod, Hadid y Ono, setecientos veintiuno; los hijos de Senaa, tres mil novecientos treinta. Los sacerdotes: los hijos de Jedaías de la casa de Jesúa, novecientos setenta y tres; los hijos de Imer, mil cincuenta y dos; los hijos de Pasur, mil doscientos cuarenta y siete; los hijos de Harim, mil diecisiete. Los levitas: los hijos de Jesúa y de Cadmiel, de los hijos de Hodavías, setenta y cuatro. Los cantores: los hijos de Asaf, ciento cuarenta y ocho. Los porteros: los hijos de Salum, los hijos de Ater, los hijos de Talmón, los hijos de Acub, los hijos de Hatita, los hijos de Sobai, ciento treinta y ocho. Los sirvientes del templo: los hijos de Ziha, los hijos de Hasufa, los hijos de Tabaot, los hijos de Queros, los hijos de Siaha, los hijos de Padón, los hijos de Lebana, los hijos de Hagaba, los hijos de Salmai, los hijos de Hanán, los hijos de Gidel, los hijos de Gahar, los hijos de Reaía, los hijos de Rezín, los hijos de Necoda, los hijos de Gazam, los hijos de Uza, los hijos de Paseah, los hijos de Besai, los hijos de Mehunim, los hijos de Nefisesim, los hijos de Bacbuc, los hijos de Hacufa, los hijos de Harhur, los hijos de Bazlut, los hijos de Mehída, los hijos de Harsa, los hijos de Barcos, los hijos de Sísara, los hijos de Tema, los hijos de Nezía, los hijos de Hatifa. Los hijos de los siervos de Salomón: los hijos de Sotai, los hijos de Soferet, los hijos de Perida, los hijos de Jaala, los hijos de Darcón, los hijos de Gidel, los hijos de Sefatías, los hijos de Hatil, los hijos de Poqueret-hazebaim, los hijos de Amón. El total de los sirvientes del templo y de los hijos de los siervos de Salomón, era de trescientos noventa y dos. Y estos fueron los que subieron de Tel-mela, Tel-harsa, Querub, Adón e Imer, aunque no pudieron demostrar si sus casas paternas o su descendencia eran de Israel: los hijos de Delaía, los hijos de Tobías, los hijos de Necoda, seiscientos cuarenta y dos; y de los sacerdotes: los hijos de Habaía, los hijos de Cos, los hijos de Barzilai, que había tomado por mujer a una de las hijas de Barzilai galaadita, con cuyo nombre fue llamado. Estos buscaron en su registro de genealogías pero no se hallaron, y fueron considerados inmundos y excluidos del sacerdocio. Y el gobernador les dijo que no comieran de las cosas santísimas hasta que un sacerdote se levantara con Urim y Tumim. Toda la asamblea reunida era de cuarenta y dos mil trescientos sesenta, sin contar sus siervos y siervas, que eran siete mil trescientos treinta y siete; y tenían doscientos cuarenta y cinco cantores y cantoras. Sus caballos eran setecientos treinta y seis; sus mulos, doscientos cuarenta y cinco; sus camellos, cuatrocientos treinta y cinco; sus asnos, seis mil setecientos veinte. Algunos de los jefes de casas paternas contribuyeron para la obra. El gobernador dio para el tesoro mil dracmas de oro, cincuenta tazones y quinientas treinta túnicas sacerdotales. Los jefes de casas paternas dieron para el tesoro de la obra veinte mil dracmas de oro y dos mil doscientas minas de plata. Lo que dio el resto del pueblo fue veinte mil dracmas de oro, dos mil minas de plata y sesenta y siete túnicas sacerdotales. Y habitaron en sus ciudades, los sacerdotes, los levitas, los porteros, los cantores, algunos del pueblo, los sirvientes del templo y el resto de Israel. C uando llegó el mes séptimo, los hijos de Israel ya estaban en sus ciudades.

Nehemías 7:1-73 Nueva Traducción Viviente (NTV)

Cuando quedó terminada la muralla e instalé las puertas en sus sitios, se nombraron porteros, cantores y levitas. A mi hermano Hananí le entregué la responsabilidad de gobernar Jerusalén junto con Hananías, el comandante de la fortaleza, porque era un hombre fiel que temía a Dios más que la mayoría. Les dije: «No dejen abiertas las puertas durante las horas más calurosas del día; y aun mientras los porteros estén de guardia, mantengan las puertas cerradas con las barras puestas. Asignen a los residentes de Jerusalén para que hagan guardia cada uno con un turno regular. Algunos servirán en puestos de centinela y otros frente a su propia casa». En ese tiempo, la ciudad era grande y espaciosa, pero poco poblada y ninguna de las casas se había reconstruido. Entonces mi Dios me dio la idea de reunir a todos los nobles y dirigentes de la ciudad, junto con los ciudadanos comunes, para que se registraran. Yo había encontrado el registro genealógico de los primeros que habían regresado a Judá. Allí estaba escrito lo siguiente: Esta es la lista de los desterrados judíos de las provincias que regresaron de su cautiverio. El rey Nabucodonosor los había desterrado a Babilonia, pero ahora regresaron a Jerusalén y a las otras ciudades de Judá donde vivían originalmente. Sus líderes fueron Zorobabel, Jesúa, Nehemías, Seraías, Reelaías, Nahamaní, Mardoqueo, Bilsán, Mispar, Bigvai, Rehum y Baana. Este es el total de los hombres de Israel que regresó del destierro: la familia de Paros 2172 la familia de Sefatías 372 la familia de Ara 652 la familia de Pahat-moab (descendientes de Jesúa y Joab) 2818 la familia de Elam 1254 la familia de Zatu 845 la familia de Zacai 760 la familia de Bani 648 la familia de Bebai 628 la familia de Azgad 2322 la familia de Adonicam 667 la familia de Bigvai 2067 la familia de Adín 655 la familia de Ater (descendientes de Ezequías) 98 la familia de Hasum 328 la familia de Bezai 324 la familia de Jora 112 la familia de Gibar 95 la gente de Belén y Netofa 188 la gente de Anatot 128 la gente de Bet-azmavet 42 la gente de Quiriat-jearim, Cafira y Beerot 743 la gente de Ramá y Geba 621 la gente de Micmas 122 la gente de Betel y Hai 123 la gente de Nebo occidental 52 los ciudadanos de Elam occidental 1254 los ciudadanos de Harim 320 los ciudadanos de Jericó 345 los ciudadanos de Lod, Hadid y Ono 721 los ciudadanos de Senaa 3930 Estos son los sacerdotes que regresaron del destierro: la familia de Jedaías (por la línea genealógica de Jesúa) 973 la familia de Imer 1052 la familia de Pasur 1247 la familia de Harim 1017 Estos son los levitas que regresaron del destierro: la familia de Jesúa y la de Cadmiel (descendientes de Hodavías ) 74 los cantores de la familia de Asaf 148 los porteros de las familias de Salum, Ater, Talmón, Acub, Hatita y Sobai 138 Regresaron del destierro los descendientes de estos sirvientes del templo: Ziha, Hasufa, Tabaot, Queros, Siaha, Padón, Lebana, Hagaba, Salmai, Hanán, Gidel, Gahar, Reaía, Rezín, Necoda, Gazam, Uza, Paseah, Besai, Mehunim, Nefusim, Bacbuc, Hacufa, Harhur, Bazlut, Mehída, Harsa, Barcos, Sísara, Tema, Nezía y Hatifa. Regresaron del destierro los descendientes de estos sirvientes del rey Salomón: Sotai, Hasoferet, Peruda, Jaala, Darcón, Gidel, Sefatías, Hatil, Poqueret-hazebaim y Ami. En total, los sirvientes del templo y los descendientes de los sirvientes de Salomón fueron trescientas noventa y dos personas. Otro grupo regresó en esos días de las ciudades de Tel-mela, Tel-harsa, Querub, Addán e Imer. Sin embargo, ni ellos ni sus familias pudieron demostrar que eran descendientes de Israel. Ese grupo incluía a las familias de Delaía, Tobías y Necoda: un total de seiscientas cuarenta y dos personas. También regresaron tres familias de sacerdotes: Habaía, Cos y Barzilai. (Este Barzilai se había casado con una mujer que era descendiente de Barzilai de Galaad y había tomado el nombre de la familia de ella). Buscaron sus nombres en los registros genealógicos pero no los encontraron, así que no calificaron para servir como sacerdotes. El gobernador les dijo que no comieran de la porción de los sacrificios que correspondía a los sacerdotes hasta que un sacerdote pudiera consultar al SEÑOR sobre ese asunto por medio del Urim y el Tumim, o sea, el sorteo sagrado. Así que un total de 42.360 personas regresaron a Judá, además de 7337 sirvientes y 245 cantores, tanto hombres como mujeres. Llevaron consigo 736 caballos, 245 mulas, 435 camellos y 6720 burros. Algunos de los jefes de familia dieron ofrendas para la obra. El gobernador entregó a la tesorería 1000 monedas de oro, 50 tazones de oro y 530 túnicas para los sacerdotes. Los otros jefes dieron al tesoro 20.000 monedas de oro y unos 1300 kilos de plata para la obra. El resto del pueblo entregó 20.000 monedas de oro, alrededor de 1200 kilos de plata y 67 túnicas para los sacerdotes. Entonces los sacerdotes, los levitas, los porteros, los cantores, los sirvientes del templo y algunos miembros del pueblo se establecieron cerca de Jerusalén. El resto de la gente regresó a sus respectivas ciudades por todo el territorio de Israel.

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