Nehemías 2:2-5
Nehemías 2:2-5 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
me preguntó: —¿Por qué estás triste? No me parece que estés enfermo, así que debe haber algo que te está causando dolor. Yo sentí mucho miedo y respondí al rey: —¡Que viva Su Majestad para siempre! ¿Cómo no he de estar triste si la ciudad donde están los sepulcros de mis antepasados se halla en ruinas, con sus puertas consumidas por el fuego? —¿Qué quieres que haga? —preguntó el rey. Así que oré al Dios del cielo y respondí: —Si a Su Majestad le parece bien y si este siervo suyo es digno de su favor, le ruego que me envíe a Judá para reedificar la ciudad donde están los sepulcros de mis antepasados.
Nehemías 2:2-5 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
el rey me preguntó: —¿Qué te pasa? No te ves enfermo. Esa cara triste me dice que debes estar preocupado. Sentí mucho miedo en ese momento, y le dije al rey: —¡Deseo que Su Majestad viva muchos años! La verdad, sí estoy triste, y es que la ciudad donde están las tumbas de mis antepasados está en ruinas. Sus portones han sido destruidos por el fuego. El rey me preguntó: —¿Hay algo que pueda hacer por ti? Yo le pedí ayuda a Dios, y le contesté al rey
Nehemías 2:2-5 Reina Valera Contemporánea (RVC)
me preguntó: “¿Por qué estás triste, Nehemías? Enfermo no estás. Lo que reflejas es un profundo pesar.” »Yo sentí mucho miedo, y le respondí: “¡Larga vida a Su Majestad! ¿Cómo no estar triste, si la ciudad donde mis padres están sepultados se encuentra en ruinas, y sus puertas han sido consumidas por el fuego?” »El rey me preguntó entonces: “¿Y qué es lo que pides?” Yo oré al Dios de los cielos, y le respondí al rey: “Si es la voluntad de Su Majestad, y este siervo suyo es digno de su bondad, permítame Su Majestad ir a Judá, a la ciudad donde están sepultados mis padres, para reedificarla.”
Nehemías 2:2-5 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
que me preguntó: —Te veo muy triste. ¿Qué te pasa? No pareces estar enfermo, así que has de tener algún problema. En ese momento sentí un gran temor, y le dije al rey: —¡Viva siempre Su Majestad! ¿Y cómo no he de verme triste, si la ciudad donde están las tumbas de mis padres se halla en ruinas y sus puertas han sido quemadas? —¿Qué puedo hacer por ti? —preguntó el rey. Entonces me encomendé al Dios del cielo, y respondí al rey: —Si a Su Majestad le parece bien, y si he alcanzado su favor, pido a Su Majestad que me mande a Judá, a la ciudad donde están enterrados mis padres, para que yo la reconstruya.
Nehemías 2:2-5 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
me dijo el rey: ¿Por qué está triste tu rostro? pues no estás enfermo. No es esto sino quebranto de corazón. Entonces temí en gran manera. Y dije al rey: Para siempre viva el rey. ¿Cómo no estará triste mi rostro, cuando la ciudad, casa de los sepulcros de mis padres, está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego? Me dijo el rey: ¿Qué cosa pides? Entonces oré al Dios de los cielos, y dije al rey: Si le place al rey, y tu siervo ha hallado gracia delante de ti, envíame a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, y la reedificaré.
Nehemías 2:2-5 La Biblia de las Américas (LBLA)
y el rey me dijo: ¿Por qué está triste tu rostro? Tú no estás enfermo; eso no es más que tristeza de corazón. Entonces tuve mucho temor, y dije al rey: Viva para siempre el rey. ¿Cómo no ha de estar triste mi rostro cuando la ciudad, lugar de los sepulcros de mis padres, está desolada y sus puertas han sido consumidas por el fuego? El rey me dijo: ¿Qué es lo que pides? Entonces oré al Dios del cielo, y respondí al rey: Si le place al rey, y si tu siervo ha hallado gracia delante de ti, envíame a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, para que yo la reedifique.
Nehemías 2:2-5 Nueva Traducción Viviente (NTV)
me preguntó: —¿Por qué te ves tan triste? No me parece que estés enfermo; debes estar profundamente angustiado. Entonces quedé aterrado, pero le contesté: —Viva el rey para siempre. ¿Cómo no voy a estar triste cuando la ciudad donde están enterrados mis antepasados está en ruinas, y sus puertas han sido consumidas por el fuego? El rey preguntó: —Bueno, ¿cómo te puedo ayudar? Después de orar al Dios del cielo, contesté: —Si al rey le agrada, y si está contento conmigo, su servidor, envíeme a Judá para reconstruir la ciudad donde están enterrados mis antepasados.